Por Bastián Garcés y Patricio Mery
El antiguo edificio conocido como la escuela Santa María de Iquique donde se supone que ocurrió la matanza (aunque muchos creen que la verdadera matanza sucedió en el lugar de la vega) y que es un patrimonio de las reivindicaciones y sobre todo un recordatorio de la brutalidad del Estado en contra de los movimientos sociales, se encuentra en abandono y transformado en un peladero. Este terreno, ubicado en el centro de la ciudad está resguardo por paredes de cholguán azules que no permiten ver su interior, sólo está en pie un humilde monolito realizado por la CUT regional y familiares de las víctimas. Además, este lugar es usado como baño público y basural dejando entrever la despreocupación de las autoridades del gobierno regional, entre ellos el Gobernador de Iquique Felipe Rojas, militante de la UDI y operador político de la ministra Matthei, que no tienen considerado ningún plan para el lugar. No es de extrañar que para este gobierno que entre sus miembros se encuentran defensores y fans del gobierno militar no sea una prioridad el mantener viva la memoria histórica de una de las matanzas más horribles realizadas en contra de la clase trabajadora. Por otra parte ni el senador socialista Fulvio Rossi ni el diputado comunista Hugo Gutiérrez se han mostrados muy activos en denunciar esta grave vulneración de la memoria histórica.
HISTORIA DE UN GENOCIDIO
El 21 de diciembre de 1907 la historia de nuestro país se tiñó de rojo por el derramamiento de sangre de miles de trabajadores ocurrido en la escuela Santa María de Iquique, la masacre obrera más terrible que ha presenciado nuestro país.
La actitud represiva del Gobierno del presidente Pedro Montt seguía en aumento llegando al punto máximo el día 21 de Diciembre en el que el Intendente de la región exige a los huelguistas abandonar la Escuela Santa María de Iquique, la cual ya llevaba una semana ocupada por los mineros, exigencia que no fue cumplida. A estas alturas la región estaba sitiada por numerosas fuerzas militares y tres buques de guerra.
El General Roberto Silva Renard junto al Coronel Ledesma fueron los encargados de perpetuar este acto cobarde, vil, en el cual las metralletas y los soldados rodearon la escuela ocupado por los huelguistas, no solamente hombres sino que familias completas, con niños pequeños, mujeres y ancianos, esperando la orden para abrir fuego contra gente indefensa. La orden se dio a las 15.30 y los soldados arremetieron contra la escuela sin miramientos, el objetivo era sofocar el movimiento social y darle una lección al resto de los trabajadores. Después de acometer la masacre, en lo que actualmente los tribunales internacionales califican como genocidio o crimen de lesa humanidad, se dedicaron a rematar a los moribundos. Los militares chilenos asesinaron a sus compatriotas dejando un saldo de 2000 muertos y 400 heridos. Este acto quedo impune, es más fue avalado por las autoridades de la época, quienes entregaron compensaciones a los autores del hecho, dejaron a un país de luto y una política de Estado represiva contra los movimientos sociales que perdura hasta nuestros días.
LA SANGRIENTA FIGURA DE ROBERTO SILVA RENARD
Benditas víctimas que bajaron
desde la pampa llenas de fe
y a su llegada lo que escucharon
voz de metralla tan solo fue
voz de metralla tan solo fue
Por Alejandro Lühr
Pese a que desde principios de 1907, Iquique se encontraba convulsionado por una serie de conflictos debido a la fuerte devaluación del peso y la consiguiente alza de precios, la huelga salitrera propiamente tal, estalló el 10 de diciembre en la oficina San Lorenzo, extendiéndose rápidamente a todo el cantón de San Antonio.
Es aquí donde aparece la triste y macabra figura del general Roberto Silva Renard quien en el movimiento obrero de 1907, sin mediar compasión, ordenó a sus tropas hacer fuego en contra de la multitud. La trayectoria del general Silva Renard no solo se remite a la matanza obrera de la Escuela Santa María. Su curriculum es mucho más agresivo. En 1903 actuó como fiscal militar en el proceso por la masacre que ese año perpetraron efectivos del ejército contra los obreros del puerto de Valparaíso, llegando a la conclusión que los militares acusados eran en realidad las víctimas. Igualmente, El 17 de septiembre de 1904 comandó las tropas que masacraron a los obreros en la huelga de la oficina salitrera Chile. Estos eventos dejaron como resultados la muerte de un número indeterminado de obreros.
Pero eso no es todo, el mencionado general también actuó en el mes de octubre de 1905 cuando en Santiago se produjeron masivas manifestaciones en protesta por el impuesto a la carne argentina en el llamado mitin de la carne. Para enfrentar a la multitud, se hizo regresar a las tropas, que al mando de Silva Renard perpetraron una nueva masacre. Unos 70 manifestantes murieron, 300 quedaron heridos y otros 530 fueron detenidos. Pero sin duda, su mayor matanza fue, como se dijo, perpetrada en la ciudad de Iquique. Según relatos de la época hacia las 3:30 de la tarde, el general a la usanza de Napoleón hizo tocar su clarín y dio la orden del crimen. Fríamente dio la orden de fuego. El ruido de los disparos fue ensordecedor. Uno de los tantos acribillados en la Escuela Santa María fue un ciudadano español de nombre Manuel Vaca, obrero de la oficina salitrera Jaspampa. Su medio hermano, el supuesto anarquista Antonio Ramón Ramón quiso hacer justicia con sus propias manos.
Antonio tardó 7 años en tener su encuentro con el general Silva Renard, años en que imaginó una y otra vez el poder cobrar venganza por la muerte de su hermano y toda la gente asesinada en la pampa salitrera. Su vida fue un reflejo de las enmarañadas vidas de principios de siglo, barbaries militares, trabajos abusivos, honor, venganza, ideales obreros, conversaciones revolucionarias, fraternidad y solidaridad.
http://www.pnews.cl/2012/03/21/total-abandono-de-monumento-a-matanza-de-escuela-santa-maria-de-iquique/
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