La conflictiva relación entre los Mapuche y los herederos de Adán Luchsinger, quien llegó a Chile en 1883 se inicia con la compra de terrenos que habían sido arrebatados a los indígenas. En este proceso se modificaron los deslindes y se cobraron en suelos las deudas que los comuneros adquirían en la pulpería de la familia.
Un trabajo desarrollado por el historiador, Martín Correa, investigador del Observatorio de los Derechos Indígenas, detalla la historia de la llegada de los Luchsinger a la Araucanía, y la sucesión de conflictos que han tenido con algunas comunidades mapuche y que derivaron en una serie de atentados a sus propiedades. Antesala del asesinato de Werner Luchsinger y su esposa Vivianne McKay ocurrido en la madrugada de este viernes.
Según el registro de Correa, recogido por La Nación Domingo en 2008, el patriarca de la familia, el inmigrante suizo Adán Luchsinger Martí llegó a Chile en 1883, luego de ser tentado por una Agencia de Colonización. Se casó en 1893 con la inmigrante alemana Margaretha Rüff Studer. Primero se asentó en Quechereguas, a 70 kilómetros al norte de Temuco, gracias a una concesión que recibió del Fisco chileno y que incluía 60 hectáreas, más una yunta de bueyes, una vaca parida, semillas y madera, entre otros bienes. En esta sencilla hijuela nacieron sus hijos Conrado, Enrique, Carlos y Melchor. Fue en 1906, cuando la familia Luchsinger se trasladó a Vilcún, tras comprar 60 hectáreas al colono alemán Emilio Quepe.
Paralelamente a principios del siglo XX diez comunidades Mapuche de Vilcún recibieron títulos de merced que los transformaron en dueños precisamente de los terrenos que rodeaban a los Luchsinger. Estas familias han denunciado una serie de abusos y usurpaciones primero a manos del Gobierno chileno, y luego de parte de los Luchsinger.
A partir de 1909 que el agricultor comenzó a adquirir múltiples terrenos hasta llegar a superar las mil héctareas. A su muerte, en 1936, la herencia se dividió entre los cuatro hijos.
Hoy la familia posee 5 fundos que abarcan 1.200 hectáreas, que son reclamadas por las comunidades Mapuche vecinas.
Tras la “pacificación”, el fisco consideró que los terrenos de los mapuche sin trabajar eran sitios baldíos y los requisó. Y es que las familias debían acreditar la posesión de los tierras por un tiempo estipulado por Ley para acceder a una “reducción” o “reserva”.
En la otra cara de la moneda, los colonos europeos recibían dinero, salud, apoyo material del estado e hijuelas de 70 cuadras, más otras 30 por cada hijo varón mayor de 10 años. Esta notoria diferencia de trato, a juicio de Correa, marca el origen de los problemas.
“Mientras a los Mapuche se les castiga y reduce por carecer de medios de trabajo, a los colonos el Estado chileno los apoya, subvenciona y les entrega medios de trabajo”, señala el historiador
Los colonos optaron por demarcar sus terrenos con líneas rectas, cuestión que chocó con los lindes de los terrenos mapuche que limitan en accidentes naturales como ríos, quebradas y alturas máximas. Los planos no coincidían con la ocupación real por parte de los indígenas y allí surgieron las primeras denuncias sobre deslindes corridos.
El comunero Moisés Quidel además aseguró al historiador que Conrado Luchsinger instaló una pulpería en la que vendía a los mapuche productos de primera necesidad a cambio de animales y también de tierras. Así se originaron las primeras protestas entre los indígenas disconformes con el trato. Eran los tiempos de la reforma agraria, entre 1964 y 1970, entonces el gobierno de Eduardo Frei Montalva, expropió algunos territorios a la familia, igualmente Jorge Luchsinger devolvió otros de manera voluntaria a los mapuche.
Luego, durante el Gobierno de la Unidad Popular las demandas territoriales tuvieron eco. En 1971, después de cuatro juicios, Jorge Luchsinger debió restituir 56 hectáreas a las comunidades Pedro Tori, Juan Cuyanao, Antonio Canío y Santos Marihueque.
Tras el golpe de Estado de 1973 las cosas se calmaron para los Luchsinger. Recién en 1999 la organización Ayjarewe Wenteche, de Truf Truf, sector ubicado al sur del fundo Santa Margarita, protagonizó la primera ocupación permanente del predio. En el año 2000, se iniciaron los atentados incendiarios, y a partir de 2005, el predio cuenta con vigilancia permanente de carabineros.
Por su parte, los Mapuche denuncian que Jorge Luchsinger construyó en parte del perímetro de su predio un canal de tres metros de ancho por tres de profundidad. Tiene casi cinco kilómetros de largo y, según el agricultor, lo hizo para defenderse, porque “no me quedó otra alternativa”, dijo. Sin embargo los comuneros replican que sus animales terminan cayendo en este canal y los pierden, además denuncian que se ha depredado el bosque nativo, que la veta de agua que poseían se ha secado debido a la construcción y que un vecino también pereció en el lugar.
http://www.eldinamo.cl/2013/01/04/la-historia-de-conflictos-que-ha-marcado-la-vida-de-los-luchsinger-en-la-araucania/