El escandaloso desvalijamiento del desaparecido Instituto de Seguros del Estado (ISE) y como hasta un primo de Augusto Pinochet, sacaron espectaculares tajadas.
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Inés Lucía Pinochet Hiriart, se puede decir que resultó damnificada por la chuña de privatizaciones que realizó la dictadura, ya que ella fue durante varios años privilegiada comisionista del Instituto de Seguros del Estado (ISE) y sin tener que mover un dedo, menos pararse de su escritorio, ganó cientos de millones de pesos anualmente, es decir, aseguró una existencia cómoda y vitalicia. Esto, porque le pagaban las comisiones automáticamente y si se toma en cuenta que todas las instituciones fiscales, por ley, debían asegurarse en el ISE es cosa de sacar cuentas cuánta plata recibió.
Desgraciadamente lo bueno no es eterno y el chorro de dinero se le acabó cuando su padre, el dictador genocida Augusto Pinochet, privatizó el ISE.
Es una larga historia esta que figura en los anales de la sinvergüenzura nacional. Comenzó a gestarse cuando el afanoso Mario Gutiérrez Ugarte, coronel jubilado del ejército, pero afortunadamente (para él) primo de Augusto, también trabajaba en el ISE. Como era “avispado” Marito, como le decía su tía, mamá de Augusto, formó en 1982 una banda para saquear al Instituto, lo más discretamente posible.
Recordemos que fue en el segundo gobierno (1952-1958) de otro militar, Carlos Ibáñez del Campo cuando se creó el Instituto de Seguros del Estado, que centralizó las operaciones de aseguramiento del entonces vigoroso aparato estatal.
Era pues una mina de oro, cuando cayeron allí los Pinochet y sus allegados. Se calcula que entre 1982 y 1983, sentaron las bases para echarse al bolsillo, en moneda de hoy, unos 620.000 millones de pesos por concepto de comisiones literalmente regaladas y jamás merecidas.
En 1980, las autoridades militares permitieron al ISE operar a través de corredores independientes homologados, lo que aprovechó Marito Gutiérrez Ugarte para pasar de pobre, a rico.
Al constatar que, gracias al primo, pasaban desapercibidas las operaciones como la que le brindó un acogedor departamento de 140 metros en El Golf, Marito, como le decían en la familia, se subió por el chorro.
Como primer paso estableció una nómina de corredores exclusivos cuya misión no era captar clientes nuevos, sino explotar el mercado cautivo y obligado de las instituciones estatales. Los primeros afortunados fueron Carlos Hidalgo Rojas, domiciliado en Punta Arenas, y la intermediadora de seguros Pérez Artaso Ltda. Luego se sumó Patricio Mora Contreras, de Temuco, y a inicios de 1983 el club se sella con Storil Ltda. y Metrópoli Ltda. Storil, creada el 27 de diciembre de 1982, tenía dos socios de coherente currículum en materia de utilización de fondos estatales puestos a su alcance por mérito familiar: Inés Lucía Pinochet Hiriart (90%) y su consorte de la época, Jorge Aravena Vergara (10%).
Para estimularlos en su difícil tarea de acumular millones, Marito Gutiérrez les ofreció comisiones más de tres veces por encima del valor de mercado. Mientras las empresas privadas pagaban entonces el 10% a los corredores, Gutiérrez remuneraba entre 30 y 35% a parientes y amigos. Y en caso de seguros contra incendio, la comisión de los afortunados corredores que no corrían ni un metro, llegaba a 50% frente a 20% en el mercado. Y mientras seguros La Previsión, por ejemplo, pagaba 5,3% por la venta de seguros adicionales contra terremotos, el ISE le pagaba a su selecto club diez veces más.
El ISE además pagaba el arriendo de las oficinas de sus corredores exclusivos y destinó, a cargo fiscal, a 11 de sus funcionarios a trabajar para ellos sin recibir sueldo extra.
Y estos pobres eran los encargados de vigilar los seguros de empresas públicas como el Metro de Santiago, Corfo, Enacar, CAP, LAN-Chile, Ferrocarriles del Estado, la Asociación Nacional de Ahorros y Préstamos, y la Caja de Previsión de Empleados Particulares, entre otras muchas.
Por ejemplo, en un solo caso, el Metro, en 1983, los afortunados corredores comisionistas recibieron más de 40 millones de pesos (comprobantes de egreso 050806 y 050804 del ISE, ambos fechados el 18 de mayo de 1983). De ellos, poco más de 20 millones de pesos fueron para Carlos Hidalgo y Storil, es decir Lucía, la modesta Lucía, agarró su tajadita.
Días antes del pago, los esforzados corredores de Lucía habían protestado por los atrasos en estos pagos. Interrogado por la Contraloría, el director general del Metro, Ludolf Lausen Kuhlmann, dijo en oficio número 847, del 3 de agosto de 1983, que no sabía de intermediarios: “Los seguros contratados por esta dirección general durante el año 1983, con el Instituto de Seguros del Estado, fueron convenidos directamente con dicho instituto”.
Pero Lausen o no sabía o no quería saber que en esta creativa fórmula, el trabajo de los corredores consistía en cobrar limpias comisiones, no en andarse ensuciando las manos con mugrientas ventas. La empresa de la hija mayor de Pinochet lo hizo muy bien. Entre enero y julio de 1983 recibió del ISE el equivalente a 182.600 millones de pesos.
El entonces afortunado, segundo esposo de Lucia, Jorge Aravena, decidió agarrar lo suyo y el 26 de abril de 1983 agregó una nueva empresa al fabuloso negocio ofrecido por Marito, la firma Metrópoli Ltda., que ya en julio había recibido el equivalente en dinero actual por algo más de 231 millones de pesos.
Todo fue tan descarado, que funcionarios del ISE y de la Contraloría empezaron en mayo de ese año a filtrar datos sobre los espectaculares negocios que ofrecía el ISE. Tanto en la revista opositora Hoy como en la dictatorial “Qué Pasa”, aparecieron hechos y nombres. Pinochet, temiendo que el escándalo estallara, tomó dos decisiones simultáneas: Dictó una norma que obligaba, de nuevo, a que los contratos de los organismos públicos con el ISE se hicieran directamente, y prescindiendo de terceros, sacó a Marito Gutiérrez de ese trabajo. La Contraloría inició un juicio de cuentas contra Gutiérrez, que por supuesto no prosperó. Nadie, mucho menos el primo, sufrieron consecuencias alguna.
Veamos como hacía sus negocios el vicepresidente del ISE, el tan mentado Marito Gutiérrez Ugarte. Por ejemplo, le vendió un terreno de la institución a la sociedad constructora Molina Morel Treinta y Ocho Ltda., 4.366 metros cuadrados en la avenida Apoquindo N° 3.795. Dicho suelo se pagó con ocho departamentos, ocho bodegas y doce estacionamientos del mismo edificio que se iba a levantar allí.
Una vez recibidos por parte del ISE los ocho departamentos y las ocho bodegas, más los doce estacionamientos, Marito, en representación del ISE adquirió supuestamente para la institución. Apenas firmó las escrituras pertinentes, vendió estos magníficos lugares a precio de huevo. Los compradores, muy suertudos ellos, fueron Mario Gutiérrez Ugarte, Hernán Villarino, secretario general del Instituto, el fiscal Renato Strappa, su hermano Raúl Strappa Lombardi, sin dejar de mencionar la compraventa realizada entre Guillermo Martínez Spikin (cónyuge de Jacqueline Pinochet Hiriart) y el ISE, por el departamento 21, bodega N° 21 y por el estacionamiento N° 79 del bello edificio construido en Apoquindo 3795.
Según la Contraloría, el precio de venta del terreno fue de raquíticos cinco millones de pesos de la época. El ISE se pagó con los ocho departamentos y el noveno, lo hizo suyo con 300 dólares al contado y 274.880 kilos de fierro provenientes de una obra paralizada del Instituto, en Valparaíso.
Posteriormente, los nueve departamentos con sus respectivas bodegas y estacionamientos, se enajenaron bajo las siguientes condiciones:
a) 10% al contado;
b) Crédito directo hipotecario en pesos por el saldo de precio a un plazo de 10 a 15 años.
c) Interés del 12% sobre el saldo adeudado.
En el mercado financiero se ofrecían créditos hipotecarios con una cuota al contado del 25%; el resto del precio, con una hipoteca en UF a 12 y todo ellos con un 12 a un 18% anual de interés sobre el saldo de la deuda.
Los precios fueron de 72.000 a 79.000 dólares, con cuotas mensuales de 427 dólares, un poco más de 200.000 pesos mensuales de los actuales. Marito que se quedó con uno de los grandes, se cobró 97.500 dólares y se puso un canon mensual de 928,69 dólares.
Guillermo Martínez Spikin, el digámoslo bien “cafiche” de esos años que tenía Jacqueline Pinochet Hiriart, pagó 79.000 dólares con 168 cuotas mensuales.
En tanto, la Contraloría durante una auditoria integral de estados financieros efectuada al ISE durante 1983, comprobó diversas ilegalidades en el pago de comisiones por corretaje de seguros, negocios que hasta 1980 se hacían sin intermediarios, directamente, porque era obligación de las empresas estatales asegurarse con el ISE. Los clientes se entendían con el personal de planta que poseía el Instituto.
A raíz de todos estos negociados, durante el período en que fue ministro de Hacienda, Hernán Büchi Buc, se disminuyó el patrimonio del ISE de 4.600 millones de pesos aproximadamente al 1 de enero de 1985 a 1.432 millones de pesos al 30 de junio de 1988, tanto en seguros generales como en seguros de vida, con lo cual quedó reducido a un tercio de su capacidad.
Tras eso, vino la privatización tras un breve lapso en manos de CORFO. La Contraloría, dijo que al respecto del Instituto, “la rentabilidad y su situación patrimonial no muestra ningún resultado que permita una proyección o estimación futura, en atención a que el Fisco efectuó sucesivos retiros y traspasos de fondos a rentas generales en los últimos cinco ejercicios, disminuyendo el patrimonio del ISE y produciendo un efecto negativo en los resultados.”
Con el reciente e indignante cierre del caso Riggs, desligando a toda la familia Pinochet de toda responsabilidad, vale la pena recordar el pasado, en otra arista de robos de la hija mayor del dictador genocida, ladrón, y asesino Pinochet.
Una lápida que muestra como la DICTADURA le robó a todos los chilenos.
http://revoluciontrespuntocero.cl/como-lucia-pinochet-hiriart-aseguro-su-vida-robando-en-el-ex-instituto-de-seguros-del-estado-ise/