Luego de la crisis de Aysén y de ser excluido del acuerdo que puso término a las movilizaciones en la zona, Álvarez le mandó un correo electrónico a su jefe y se fue. En la emergencia, el Ejecutivo solucionó el problema con otro: el nombramiento de Del Campo a cargo de la cartera de energía traerá consigo conflictos de interés que están a la vista.
No solo por los temas que están en la agenda: proyectos polémicos y ampliamente rechazados por la ciudadanía como Castilla, Hidroaysén e Isla Riesco. Del Campo estaría inhabilitado para decidir sobre estos proyectos según la ley de inhabilidad e incompatibilidad para el ejercicio de cargos públicos.
El nuevo ministro es un viejo conocido de la industria energética, quien hasta hace poco era el gerente general de Empresa Eléctrica Guacolda S.A., termoeléctrica controlada mayoritariamente por AES Gener, donde también se desempeñó en los años noventa el titular estrella de la administración Piñera y ex Energía, Laurence Golborne.
En el mundo parlamentario también le recuerdan su pasado en dictadura, donde ocupó cargo de Superintendente de Educación al servicio de Pinochet entre 1989 y 1990.
La Empresa Eléctrica Guacolda S.A. es controlada en un 50% por AES Gener y dos paquetes de 25% cada una en manos de las poderosas familias Angelini y Von Appen, respectivamente, justo los mismos dos grupos inversores detrás de la explotación de Isla Riesco.
La legislación vigente (Ley nº 18.575) exige el principio de abstención en las decisiones a quienes hayan prestado en los últimos dos años “servicios profesionales de cualquier tipo” a cualquier persona natural o jurídica interesada directamente en una resolución determinada. Bajo esta premisa, Del Campo no puede opinar sobre estos temas.
Con esta designación, Del Campo se convierte en el quinto ministro de Energía en dos años de Gobierno. Por la estratégica cartera han pasado Ricardo Rainieri, Laurence Golborne, el fugaz Fernando Echeverría y Rodrigo Alvarez.