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viernes, 30 de marzo de 2012

El camino es la unidad, la movilización y la autodefensa


Debemos ponernos a la altura del período histórico que vivimos
Las experiencias de un año de lucha muestran que el movimiento estudiantil ha logrado avanzar en las tres “A”: Autonomía, autogestión y autoeducación, pilares para seguir profundizando la movilización de todo el pueblo.
Es complejo intentar un balance de las luchas de un año cuando se hace en el trayecto de la coyuntura misma, como es difícil hacer un análisis de lo ocurrido pues éste se enmarca dentro de un período de hechos que obliga a construir una mirada popular del período que recientemente dejamos atrás. El objetivo de un balance aproximado es, entonces, alimentar de forma escueta y con algunos elementos que construimos colectivamente en laAsamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios, de la que fui vocero durante el 2011.
Como organización partimos el año con un potencial revolucionario tremendo, pero con la principal necesidad (y obligación) de toda organización estudiantil de acumular un número importante de liceos, estudiantes de base y dirigentes (que por cierto representan la denominada por nosotros fuerza social revolucionaria) con disponibilidad a movilizarse; y mucho más que eso, con disponibilidad de combate, de lucha y de motivación hacia más estudiantes que pudieran traducirse en la apertura a nuevos liceos y asambleas de estudiantes dispuestos a movilizarse.
Esto estuvo precedido, primero, por un arduo trabajo de bases realizado sobre todo durante el año 2010 ,y segundo, por un temprano trabajo que realizamos en los meses de diciembre, enero y febrero del 2011, durante el período de vacaciones escolares. Un grupo de no más de cincuenta compañeros y compañeras trabajamos esos meses para construir organización estudiantil y autoeducación, mientras paralelamente también reconstruimos lazos con algunos actuales dirigentes, sobre todo del sur del país que fueron, sumados a la Región Metropolitana, los más movilizados durante el año anterior.
Con todo este trabajo avanzado nos encaminamos a empezar el 2011, pues sabemos que el “mambo” (1) empieza paralelamente al inicio del año escolar. Comenzamos a mediados de marzo con un número cercano a los veinte liceos, para ir escalando progresivamente, hasta que ya en la segunda quincena de abril teníamos a unos 35 liceos coordinados, y con una muy relevante participación de estudiantes independientes. Tras una amplia y democrática discusión llamamos a la primera movilización del año (a la que, por cierto, los universitarios nos respondieron con una contra-movilización en disputa de la conducción del movimiento).
Es muy inusual que en la primera movilización del movimiento estudiantil se presenten cuatro mil estudiantes, y además de manera espontánea se realice la toma de una radio emisora, sumado a las cerca de cuatro horas de combate que los estudiantes libraron contra la policía antimotines o fuerzas especiales. Fueron estos tres elementos los que nos ayudaron de forma muy rápida a construir un análisis de la coyuntura y también pregonar como se veían venir las siguientes jornadas. No nos equivocamos, porque fueron esos tres elementos los que caracterizaron al movimiento social o popular, como lo llamamos a los que no creemos en los términos postmodernistas como “la ciudadanía o el movimiento ciudadano”.
LAS TRES A
Por el lado político, lo más destacable fueron, las que como perfectamente las caracterizó la Opech (2), las tres A del movimiento estudiantil: Autonomía, autogestión y autoorganización. Autonomía, pues ante la ausencia y necesidad de un referente político representativo y popular, los estudiantes han sido enfáticos en no plegarse en masa a ninguna organización política tradicional. La autogestión es un proceso que se construyó -y se sigue construyendo- ante la necesidad de organizarse en cualquier espacio, y preponderantemente ante la necesidad de hacer sustentable una toma, por ejemplo, un espacio de construcción político y social que en un principio se sustentó exclusivamente con el apoyo del pueblo, pero que gracias a la iniciativa del estudiantado, se autogestionó por medio de ventas, actividades culturales con aportes voluntarios, trueques, etc.
La autogestión se desarrolló a tal grado que algunos colegios, como el Liceo Manuel Barros Borgoño o elA-90 de San Miguel (3), llegaron inclusive a efectuar actividades académicas con profesores que decidieron considerar éstas dentro del año académico de los respectivos establecimientos educacionales.
Las experiencias anteriores van estrechamente ligadas con la última “A”, la autoeducación; se trata de un proceso en el que los estudiantes y el pueblo movilizado experimentaron de manera muy fehaciente dentro de diversos espacios (los estudiantes secundarios dentro de sus tomas lo experimentaron mejor que nadie) que tiene que ver con la convivencia entre compañeros, con una comunidad autoformada y no impuesta por nadie, con la necesidad de aprender diversas técnicas para sustentar una toma, la creación de colectivos estudiantiles, de grupos de estudio, la formación de un criterio político-social, y hasta el estudio personal o grupal de la filosofía política y económica dentro de las tomas; todo esto formó parte del importante proceso de autoeducación que experimentamos como secundarios.
Estas vivencias, experiencias y análisis político son parte sustancial de cualquier balance que se haga de las luchas del 2011.
NUESTRAS PERSPECTIVAS
Quedan aún tareas pendientes y un largo camino por recorrer. Vemos diferentes tácticas y diferentes maniobras para hacer frente el año que se viene por delante. Como secundarios tenemos una misión clara: una de las tareas fundamentales que se nos plantea, es avanzar hacia la unidad de nuestro sector.
Para concretar la unión real del campo popular la primera tarea es superar nuestras diferencias entre estudiantes secundarios, tarea que se facilita mucho más cuando los partidos políticos tradicionales quedan al margen de la discusión. Otra tarea pendiente, en la que podemos tener incidencia, tanto en nuestro rol de estudiantes como desde nuestro rol de hijos es, sin duda alguna, la de promover activamente la organización de los trabajadores.
El año pasado, con una visión muy reducida de lo que sería el movimiento popular en las calles, instamos a nuestros padres a movilizarse, como apoderados y como pobladores; hoy urge más que nunca que los trabajadores paralicen sus labores productivas, tal como lo han hecho los trabajadores portuarios (4), advirtiéndole al Gobierno sobre la reducción salarial que sufriría su gremio.
Tarea crucial y pendiente también es la unidad de la izquierda revolucionaria existente. Conocida es la división que ha sufrido la tan vapuleada izquierda, que luego de la separación, fragmentación o disolución de los partidos revolucionarios, se volcó por completo a buscar una estrategia para superar el reflujo, primero como sectores aislados y marginados numéricamente, y luego exclusivamente con los militantes y sin escuchar la voz del resto de los explotados, el pueblo común y corriente.
Urge reformar nuestra visión de la política, abandonar las maquinarias políticas y seguir avanzando en la estrategia que se ha mostrado sobre todo en el último tiempo como la más efectiva para la organización entre los explotados, el uso y la promoción del modelo asambleísta para organizarnos con la gente en cualquier rol social, en los sindicatos, en federaciones, en las poblaciones, o en los liceos. Es hora de abandonar el viejo modelo electoral y supuestamente representativo que reproducen organizaciones trascendentales para la lucha social, como la CUT o el Colegio de Profesores (que por cierto desde la palestra política que poseen sus principales rostros y dirigentes critican el sistema binominal y lo reproducen dentro de sus organizaciones). Los cargos de representación deben seguir siendo revocables durante este año, debe ser la demanda y soberanía popular la que en cualquier momento elija a sus voceros, pues el conjunto del pueblo posee una madurez política que le permite tener voceros y no dirigentes.
Debemos seguir promoviendo la organización territorial y poblacional, aprovechar las únicas oportunidades organizativas que nos van quedando. En los últimos días hemos visto una fuerte e insaciable rebelión popular en Aysén que muestra el camino que debemos seguir: la movilización popular, la unidad incondicional y la autodefensa, pues resultan indispensables para enfrentar los nuevos procesos sociales que se aproximan.
Este período histórico de rearme y reorganización de los explotados debe ser enfrentado con la más alta cantidad de unidad posible, pues no serán grupúsculos pequeños que pregonan la representación del pueblo los que triunfen en la lucha por una sociedad más justa. Todos los explotados, en conjunto, seremos los que alcancemos nuestros objetivos en las luchas sociales del porvenir.
NOTAS
1. Mambo es un término juvenil que hace referencia a la movilización o a la confrontación directa contra carabineros y la represión.
2. Observatorio de Políticas Educativas de Chile www.opech.cl
3. Para interiorizarse más acerca de estas experiencias consultar el libro ‘’Trazas de utopía’’, Editorial Quimantú, enero 2012
4. En relación al paro de la Unión Portuaria de Chile y en énfasis a la experiencia a la Unión Portuaria del Bío Bío.
Por Alfredo Vielma
Vocero nacional de Aces Chile 2011.
Marzo 2012

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