Miércoles 11 de marzo de 2009
El 7 de junio de 1990, "La Mujer Metralleta" se coló en el servicio de urgencia de Puente Alto vestida con delantal blanco. Instalada en la sala de espera del Hospital Sótero del Río, su misión era rescatar a punta de balazos y sangre a Marcos Ariel Antonioletti (21), su compañero de batalla en el Frente Mapu-Lautaro.
El hombre iba a ser atendido por un oftalmólogo mientras era procesado como autor de atentados extremistas, tales como el ataque a las tiendas Michaely de la calle San Diego, batahola en la que falleció un funcionario del OS-7 de Carabineros.
Era el momento de salvarle el pellejo, pero la seña que la guerrera dio a sus compañeros produjo una lluvia de disparos al interior del camión de Gendarmería que no hizo más que avivar el fuego. Protagonizando un tiroteo, la mujer de la metralla huyó dando tumbos por las calles, herida de bala en la cuarta vértebra cervical. Más tarde fue detenida por las fuerzas policiales y operada en el Instituto de Neurocirugía. Había quedado parapléjica.
DE ARMAS TOMAR
Estas son las imágenes que sedujeron a Francisco López Balló (35) cuando éste tenía 17 años. Pegado a la tele como muchos chilenos, conoció a la mujer que, como la versión femenina de Robin Hood, aparecía en La Victoria asaltando camiones de Superpollo para darle comida a la gente. "Fue una imagen impactante para todos, sobre todo cuando Iván Rojas tomó la foto de ella en el asalto a un banco de Vicuña Mackenna. No sólo era una mina que repartía panfletos en los 80, sino que agarraba las armas y era capaz de enfrentarse cuerpo a cuerpo con los milicos. Su valentía era asombrosa", recuerda desde Francia el director de "La Mujer Metralleta", la historia que llega a Chile para inaugurar el 8º Ciclo de Cine y Mujeres del Centro Arte Alameda, el 12 de marzo a las 19:30 horas (luego de esta función volvería a la cartelera el 9 de abril).
Condenada a cadena perpetua por acciones violentistas, la legendaria militante izquierdista permaneció detenida y postrada en el Hospital San José, establecimiento que abandonó para un extrañamiento en Italia, país donde continúa pagando su pena en un centro de rehabilitación que le concedió el gobierno de la bota.
En su salida del país fue clave el apoyo de la Iglesia Católica, la que gestionó su indulto a través del vicario de la Pastoral Social Alfonso Baeza.
Ella hoy tiene 58 años y explica que si su lucha persistió luego de la llegada de la democracia, es porque seguía viendo la cara de Pinochet en el sistema neoliberal.
Sin poder volver a su tierra, contó su historia a la cámara del director chileno radicado en Francia, Francisco López Balló. El filme dura una hora y cuarto y la muestra en el centro de rehabilitación que la hospeda en las afueras de Milán (en Lombardía, la región más rica de Italia). "Lo que vemos es la parte humana de ese fantasma del pasado dictatorial. Un viaje a la memoria que grabé en Italia y en Chile y que se cruza con el contexto socio-político actual, con Bachelet y con la muerte de Pinochet", cuenta Balló.
UN TÉ CON LA MEMORIA
En silla de ruedas y llevando una vida muy solitaria, Rodríguez y su marido lo recibieron con una "oncecita". "Tomamos tecito y conversamos, me mostró su radiografía y sus poemas, porque lo único que hace es escribir. Sin caer en la mirada lastimera Marcela Rodríguez es una mujer que llora, que se quiebra", revela el cineasta sobre su encuentro con "La Mujer Metralleta" en un espacio que describe bastante parecido a una cárcel, donde la militante izquierdista convive con otras personas, la mayoría víctimas de accidentes en moto. Desde ahí se mueve al supermercado o al parque, con la condición de no salir de Europa.
"Sigue siendo una mujer bonita, pero está muy demacrada", cuenta Balló, "y su testimonio se mezcla con las voces de sus "cercanos. Es una mujer pobladora que intentó luchar con un molino de viento, con una democracia votada y legislada por una ley antiterrorista de la que ella fue víctima, así que a pesar de que sigue conectada con el proceso chileno, tiene sentimientos encontrados", afirma.
La mirada de este filme es bien generacional. Realizado por Balló muestra un Chile consumido por el sistema neoliberal que tanto combatió Rodríguez. "A mí me preocupa porque viviendo en Francia me doy cuenta que estamos viviendo una crisis muy tremenda. Y eso ha hecho que el sistema sea muy cuestionado. No obstante, Chile está tan arriba de la pelota que me da miedo, porque podría perderlo todo como Argentina", confiesa.
"Yo soy un hijo de la dictadura y aunque volver allá siempre es maravilloso, encontré un Chile un poco pegado. Creo que las respuestas esenciales no han sido abordadas y que eso no lo deja despegar. Me parece impresionante lo que ha ocurrido con Elena Varela", dice.
"Creo que es necesario que se escuche más a la gente. Y que si bien la derecha no es una solución, el proceso de la concertación no ha sido correcto, sino lento y paupérrimo", remata pensando en la pistola, ya sin balas, de Marcela Rodríguez.
http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20090310/pags/20090310201335.html
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