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jueves, 9 de febrero de 2012

Te explicamos por qué evadir el Transantiago está lejos de ser un delito.



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Un problema que ha estado en boca de varios sectores sociales de la capital de nuestro país en los últimos días ha sido el alza del pasaje en el transporte público, problema que ha detonado un malestar social notable.
Ahora, hay un punto, el cual intentará abordar el siguiente artículo, que lo más probable es que no se tome en cuenta por la naturalización constante del movimiento tautológico de la cotidianeidad en la metrópolis -que no es sino el escenario de la sociedad capitalista-, que corresponde al papel que cumple el transporte público dentro de nuestra sociedad el cual consiste en contribuir al desarrollo normal de ella, ayudando en su reproducción: la reproducción del trabajo alienado, o en términos más simples, de la explotación del hombre por el hombre, elemento que es base de nuestra sociedad.
Ahora, si bien es necesario hacer esta crítica a la coyuntura, entendiendo que significa una merma aún mayor a las condiciones de vida de las clases trabajadoras, se hace necesario ligarla a una crítica a la totalidad del capitalismo, entendiendo que es él el que genera toda esta problemática. Se trata entonces de preguntarse lo siguiente:
¿Cual es el rol que cumple el Transporte Público en nuestra sociedad?
Como dice su nombre, su rol es transportar a las personas de un lado a otro, y también, a toda la sociedad, es un transporte abierto y pagado.
¿Pero para qué se transporta a la gente?
Se transporta a la gente por que esta necesita llegar a los distintos lugares. Ahora bien sabemos que los que pagan este transporte no son las clases dominantes -puesto que estos andan en autos de grandes marcas, último modelo- sino que son los dominados de nuestra sociedad: Los trabajadores y sus hijos.
¿Hacia adonde van estos?
Hacia el trabajo, hacia el colegio, hacia la Universidad (aunque claramente a esta última no entra sino una fracción pequeña de los hijos de la clase trabajadora). Entonces, podemos sacar de lo anterior la siguiente conclusión: La circulación del hombre en el sistema de Transporte Público no es sino la correa de producción de la separación en la Sociedad Capitalista.
El estudiante viaja hacia el momento de su ideologización, hacia la enseñanza de la mentira generalizada en la que se disocia y se separa la teoría de la práctica, por ejemplo, al enseñársele a los niños y jóvenes en general que el trabajo dignifica al hombre y que deben sacar buenas notas por que o sino no llegarán a ningún lado, obligándosele a estudiar por lo mismo, cuando, en realidad, en nuestra sociedad el trabajo (asalariado) esclaviza al hombre a un sistema económico que lo lleva a la miseria, lo endeuda, le ofrece créditos, le ofrece casa nueva (que por lo general es una basura como ya hemos visto), y después se la quita por seguir endeudado, y así se produce un ciclo vicioso de la miseria, lo cual muestra que el estudio lleva, de una forma u otra, a nuestra esclavitud.
Así también en la educación (la cual se lleva a cabo en Colegios y Universidades) se produce el momento de la naturalización de la división social del trabajo, es decir, nos parece a todos normal que existan ingenieros comerciales, abogados, médicos, técnicos, pescadores, y el sinfín de actividades que se han dividido por el desarrollo de las fuerzas productivas de nuestra sociedad, lo cual a su vez tiene origen en la producción y acumulación histórica de Capital, o sea, en la relación de dominación que existe entre empresarios y trabajadores, en la que los primeros dominan a los segundos. Estas dos cuestiones se generan solo para una cosa: para generar futuros trabajadores.
El que ya es un trabajador, por su parte, viaja hacia el momento justo de la enajenación, hacia el momento de la separación entre él y su trabajo, hacia el momento de su explotación, es decir, al momento en que él, como persona que no posee más que su capacidad para trabajar (o fuerza de trabajo), esta obligado (o condenado), si quiere sobrevivir, a vender esta capacidad a un empresario, el cual la utiliza para generar ganancias amparado en instituciones como el Estado y el Derecho, para, posteriormente, devolverle al trabajador, a través del salario, solo una parte de lo que produjo, y por lo mismo, apropiándose de parte importante del producto del trabajo que este último generó.
En este sentido, el Transporte Público no es sino el transporte de la mercancía que significa la “fuerza de trabajo”, así como también de los que están en formación para en el futuro formar parte de este ejército de trabajadores, transformándose así en uno de los ejes centrales de la reproducción de la sociedad capitalista. De ahí que cobra sentido el hecho de que el Transporte Público sea una de las preocupaciones del Estado Burgués, puesto que sin él no se puede asegurar la reproducción del Capitalismo.
Tomando esto en cuenta se pueden problematizar una serie de cuestiones que se han presentado ante esta coyuntura:
• La obligación de pagar el pasaje se vuelve un absurdo, lo cual demuestra el punto de ideologización en el que vive nuestra sociedad ¡Estamos pagando para llegar de forma oportuna a nuestra explotación! ¡Estamos corriendo para llegar al momento en que nos mienten de forma más obscena!
• Por lo mismo, debemos de cuestionar estas lógicas del capital, a través de la práctica misma. Hay gente que realmente no puede pagar este pasaje, siendo ejemplo claro de esto el trabajador que gana sueldo mínimo, es decir $165.000: él tiene que pagar casi el 15% de su sueldo mensual en el transporte público, tomando en cuenta que gasta alrededor de 20 mil pesos mensuales, y esto sin sumar los gastos de sus hijos, que es probable que estén estudiando.
Por lo mismo, no hay que seguir la línea propagandística al Capital, es decir, no hay que culpar a quienes no pueden pagar la tarifa. Hay que tratar de hacer lo contrario, ayudar a que nadie pague la tarifa y dejar en claro que no son sino las clases dominantes los ladrones. Así también, y si se es posible, no pague usted también la tarifa, aunque no tome el riesgo de que los pacos le pasen un parte, puesto que le saldrá salado (Partes llegan a los 184 mil pesos).
• Entonces, si bien en lo inmediato impulsar movilizaciones en torno a este tema se hace necesario, también se hace una necesidad la vinculación de esta crítica a la coyuntura, que es parcial, a la crítica a la esencia del transporte público, para así entender que la cuestión del transporte público tiene origen en el devenir del Capital.
Esto sirve a su vez para dejar en claro que no existen mayores ladrones en relación al Transporte Público que las clases dominantes y sus instrumentos de dominación: Empresarios, Burócratas, Estado, Sistema Educacional; los cuales nos obligan a pagar para viajar de forma deplorable e inhumana, casi como sardinas en una lata, mermando más nuestras condiciones de vida, para llegar a los espacios y momentos precisos en los que estos nos dominan, para colmo de nuestras vidas.
Y por lo mismo, hay que sumar esta crítica al alza del pasaje del transporte público a la crítica al Capital, pues si queremos plantear la superación de este, si queremos eliminar la reducción del hombre a una mercancía que es transportada para ser utilizada por las clases dominantes de nuestra sociedad, debemos plantearnos a su vez la superación de lo que produce este fenómeno:La superación radical de la Sociedad Capitalista.




http://www.gamba.cl/?p=18359

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