Por Susana Frías y Alfredo Peña
En el semanario que apareció este miércoles, lo anunciamos: dimos a conocer detalles secretos de lo que ocurrió la madrugada del 27 de febrero. Conocimos "el raro" comportamiento de los tres jefes de las fuerzas armadas: dos que se quedaron en sus casas en Vitacura (Armada y Ejército) y otro que decía que estaba todo listo (Fach) para que un helicóptero despegara, siendo que la presidenta pidió una nave cerca de las 5 de la mañana y sólo apareció después de la nueve. Entérese de los pormenores de esta historia que causó gran impacto y que nuestro semanario Cambio21 la investigó en profundidad.
A las 3:34 horas del sábado 27 de febrero de 2010 la tierra se remeció y ya nada volvió a ser igual en Chile. Nadie sabía lo que posteriormente vendría logrando que el miedo se volviera a apoderar de los afectados: un tsunami que nadie pudo advertir y que con olas de hasta 8 metros de altura sepultó a 156 personas. Al igual que la catástrofe, una silenciosa y sorda agitación ocurría entre los mandos castrenses. Fue la noche más fatídica para miles de familias chilenas y, a dos años de aquel episodio, los afectados siguen pidiendo respuestas y la justicia continúa intentando resolver el rompecabezas de esta historia.
Tras lo ocurrido, las primeras autoridades en llegar a la Onemi, la ex directora de la Onemi, Carmen Fernández; el ex subsecretario del Interior Patricio Rosende y la ex Presidenta Michelle Bachelet. Posteriormente, hacen su arribo el ex ministro del Interior Edmundo Pérez Yoma, el ex ministro de Obras Públicas Sergio Bitar y el ex ministro de Defensa Francisco Vidal. Sin embargo, no estaban ni estuvieron los encargados de entregar ayuda y de dar las respuestas claras, específicas y necesarias para este tipo de emergencias. Los altos mandos de las Fuerzas Armadas de Chile simplemente no se presentaron.... Fue ahí cuando Bachelet, en medio de la confusión reinante, se preguntó: "¿dónde están los altos mandos?", o cuando a las 06.26 horas se cuestionó: "¿Cuál es mi dificultad, mi problema? Me gustaría que estuviera alguien de la Armada aquí".
Surgen las dudas de por qué esa noche nadie le informó a Bachelet que sí existía un plan de comunicación denominado "Red Torrente", perteneciente al Ejército y que funcionó normalmente. Los altos mandos prefirieron guardar silencio y decir que ellos sí estuvieron comunicados entre sus regimientos.
Surge la duda, entonces: ¿Qué hubiera pasado si Bachelet hubiera sabido que podía ir a un regimiento o a la comandancia en jefe del Ejército y se hubiera comunicado -por ejemplo- con el ex intendente Tohá en el regimiento Chacabuco de Concepción?
En diversos análisis sobre esa noche ronda una duda sobre cuán efectivo fue el rol de las Fuerzas Armadas en las primeras horas después del terremoto. La incertidumbre se alimenta por el ineficaz papel del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) al levantar la alerta de tsunami, en el hecho de que los buques y submarinos en Talcahuano alcanzaran a salir mar adentro, en el corte de las comunicaciones y en la demora de los helicópteros solicitados a las 5 de la madrugada por la entonces Presidenta, pero que sólo estuvieron listos para despegar pasadas las 9 de la mañana desde el Parque O´Higgins.
Luego de la difusión del video de la Onemi que registró las actividades en las horas posteriores al terremoto, quedaron al desnudo vulnerabilidades que se consideraban inimaginables -incontables y graves errores del SHOA- y el fracaso de los sistemas de comunicación, lo cual abrió un período de severa reflexión en sus mandos y en las autoridades de la Defensa.
Frente a esto, las palabras del ex ministro de Defensa de Piñera, Jaime Ravinet, calaron más hondo al plantear la interrogante de lo que habría ocurrido si en vez de una catástrofe natural hubiéramos sufrido un ataque desde el exterior.
La declaración de Carmen Fernández ante la Fiscalía
El 22 de octubre de 2010, la ex directora de la Onemi, Carmen Fernández declaró ante la Fiscalía Local de Talagante, donde relata lo ocurrido la madrugada del 27 de febrero. Cambio21 accedió de la manera exclusiva a este documento. Entre los dichos, Fernández deja entrever que los organismos presentes en la Onemi fueron los que dificultaron el acceso a la información, y que nunca existió un apoyo a la Presidenta.
"La Presidenta reiteraba la solicitud de información a los organismos, preguntando por medios alternativos de comunicación que pidiéramos usar, información sobre carreteras, puentes, entre otros aspectos. Quiero dejar expresa constancia sobre dos aspectos: ninguno de los organismos presentes, algunos representados por sus más altas autoridades, proporcionaron ni un mínimo de antecedentes sobre situaciones del mar, lo que me validaba lo informado por el segundo fax del Shoa, porque no puede ser que a nivel de autoridades que se encontraba en el COE a esas alturas de la madrugada, no hubiese un indicio de la ocurrencia de un tsunami, salvo Juan Fernández".
"El jefe del Estado Mayor Conjunto general Le Dantec, en ningún momento indicó que se mantenía operativo su plan de comunicación "Torrente", el que habría constituido una importante alternativa si lo hubiese informado. El general Le Dantec me informó el domingo 7 de marzo de 2010 que la "Red Torrente" siempre funcionó y que habría bastado con que la Presidenta se hubiese constituido en algún regimiento la madrugada del 27 de febrero de 2010 para que hubiese contado con buenas comunicaciones. Por otra parte, la madrugada del 27 de febrero la Presidenta también le solicitó al general Le Dantec que pusiera al máximo de su gente en la calle a trabajar". Luego de conocer esta información inédita de Le Dantec, Carmen Fernández se enojó y puso la información en manos del ex ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, que a su vez también reaccionó indignado citando de urgencia a Francisco Vidal, a quien le enrostró delante de otros ministros si tenía conocimiento del Plan Torrente del Ejército. Ratificado por el propio ex ministro de Defensa, la existencia del sistema, Pérez Yoma le informó a la Presidenta Bachelet.
El decreto de la discordia
Fue 48 horas antes del terremoto que el gobierno firmó un decreto que establece que la actuación de las FFAA. en caso de catástrofe quedaría sometida a los requerimientos de la Onemi y la circunscribía a labores de "transporte".
El decreto exento número 760 fue firmado el 25 de febrero por los ministros de Defensa, Francisco Vidal, de Interior, Edmundo Pérez Yoma, y el entonces subsecretario del Interior, Patricio Rosende. En él -tomando en cuenta dos oficios anteriores enviados por la directora de la Onemi, Carmen Fernández- se establece un detallado protocolo que delimita funciones en el caso de catástrofe.
La norma -que causó impacto y sorpresa en las instituciones castrenses- establece que el trabajo de las Fuerzas Armadas queda sometido a la Oficina Nacional de Emergencia. Además, puntualiza la "obligación" del Estado Mayor Conjunto que, "en su rol de coordinador de los medios de transporte de las FF.AA., se compromete a agotar los esfuerzos necesarios para el cumplimiento de los requerimientos efectuados por la Onemi".
El decreto indignó a los altos mandos militares, no sólo porque los subordinaba a una oficina dependiente del ministerio del Interior, sino también porque les quitaba el control de sus recursos. De ahí la teoría de que quisieron demostrarle con fuerza a la Onemi y al gobierno su molestia.
El texto legal fue derogado y nunca tuvo ningún efecto, salvo el de poner a Carmen Fernández en un inesperado candelero.
En su declaración, a la que tuvo acceso exclusivo Cambio21, ante la Fiscalía de Talagante el 22 de octubre de 2010, la ex directora de la Onemi precisó que "este decreto y su protocolo se referían precisamente a las facilitaciones y apoyos que debían brindar las Fuerzas Armadas a Onemi, a través del Estado Mayor, tales como provisión de personal, medios de transporte y otros elementos, estableciendo incluso tiempos de reacción. Debo precisar que este decreto no cambiaba los mandos propios de las Fuerzas Armadas, sólo era la prestación de medios y apoyo. Este decreto es producto de un largo proceso entre la Onemi y oficiales del Estado Mayor, particularmente el Coronel Jorge Verdugo, y a partir de un análisis efectuado por mí presentado ante el ministerio de Defensa, respecto a las debilidades advertidas en múltiples emergencias en cuanto a la oportunidad y agilidad con que las Fuerzas Armadas iniciaban sus operaciones de apoyo en emergencia. Este decreto fue derogado a los días de asumir el gobierno de Sebastián Piñera, sin estar fundada su derogación".
El "relajo" del jefe de la Armada: Estaba en Santiago y no en Valparaíso
Las declaraciones que más impactaron fueron las del jefe de la Armada, almirante Edmundo González, quien debía hacerse presente la madrugada del 27 de febrero en la Onemi, ya que estaba en Santiago y no en Valparaíso. Sin embargo, nunca llegó. Ante la consulta sobre dónde estaba, admitió frente a los diputados de la comisión investigadora del caso terremoto que permaneció en su hogar de la comuna de Vitacura, cerca de Américo Vespucio.
"Yo me mantuve en mi casa. Tenía energía, un generador propio, entre comillas, porque al final no tuve ningún celular, ningún teléfono satelital, hasta que al final, a las 5:10 AM fui informado de que la escuadra no había zarpado, que no había maremoto porque la alerta había sido cancelada hacía cinco minutos y, obviamente, me relajé un poco. Por eso, cuando yo llegué a la coordinación a mí también me afectó la falta de asesoría que afectó a lo mejor a la Presidenta y a otras personas", argumentó González.
¿Y dónde está el piloto?
Tras el terremoto hubo una demora de cinco horas para poner helicóptero a disposición de la ex Presidenta Bachelet para ir a la zona de la catástrofe. Según le explicaron, fue porque no había piloto para las máquinas. Sin embargo, el ex jefe de la Fuerza Aérea, general Ricardo Ortega, reconoció que dos horas después de la catástrofe (5:30) "todo estaba listo para que me dijeran dónde llevar y qué llevar (...) el problema es que no llegó la orden".
En este punto, todos los actores políticos señalan que el militar falta a la verdad, que queda absolutamente demostrado en el video de la Onemi, donde cerca de las 8.30 horas del día del terremoto, la mandataria ya enojada (a su manera) de tanta ineficiencia, dice en un tono irónico: "¿Y dónde está el piloto?".
A esa hora, Bachelet -con un grado de indignación mayor- le espeta al ministro Vidal esta ineficiencia señalando que pidió un helicóptero hace más de tres horas y el ministro le señala hacia el lado, donde está un oficial de la Fach.
¿Y el Ejército?
Cuando se produjo el terremoto, el entonces comandante en jefe del Ejército, Oscar Izurieta, se encontraba a días de entregar el mando y ya se había trasladado a su departamento de calle Las Tranqueras en Vitacura. "Estaba armando todo, con cajas y cuadros en el suelo. Había dejado la casa del comandante en jefe, donde hay grupo electrógeno, respaldo telefónico. Aquí estaba sin teléfono fijo y me quedé sin celular y además sin luz", explicó Izurieta, quien dejó el cargo el 9 de marzo de 2010 y por eso tuvo que hacer la mudanza.
El actual subsecretario de Defensa, cargo que asumió 16 días después de dejar el Ejército, aseguró que "nunca se ocultó información" a la Presidenta Bachelet tras el 27 de febrero y advirtió que "el Ejército no se equivocó".
Los grandes ausentes
En las próximas semanas serán formalizados por la fiscalía pública ocho funcionarios bajo la calificación de "cuasidelito de homicidio" por las consecuencias del terremoto. Los acusados son la ex directora de la Onemi, Carmen Fernández, y el ex subsecretario del Interior Patricio Rosende. Entre los otros imputados figuran los directivos del Shoa, el organismo de emergencias de la Armada, y del Instituto de Sismología de la Universidad de Chile.
El columnista Ascanio Cavallo, sentencia en el diario La Tercera, que "no es injusto, per se, que la ex Presidenta sea indagada por sus actuaciones en esa noche infame. Pero si es así, entonces hay que indagar también a los mandos responsables de los otros organismos que debían responder: el Shoa, el Instituto de Sismología, los encargados de las telecomunicaciones y las instituciones que denegaron el auxilio. De otro modo se podría llegar a la aporía de que sólo sean indagados quienes se hicieron cargo de la catástrofe, mientras que no lo son aquellos que se omitieron".
"(...) ¿Por qué ni Rosende, ni Fernández, ni Bachelet pudieron disponer de los sistemas de comunicaciones de las Fuerzas Armadas que estaban en funcionamiento (si es verdad que así era)? Muy simple: porque no estaban allí los comandantes en jefe que podían autorizarlos (...) ninguno de ellos fue investigado por el gobierno saliente, ni por el entrante, ni por ninguno de sus ministros de Defensa", recalcó.
Las interrogantes que quedan en el aire
Tras analizar lo sucedido, surgen una serie de preguntas que apuntan a las FF.AA. como las instituciones responsables, al menos de negligencia culpable. Un artículo de Ascanio Cavallo, recuerda que en la grabación el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general de Ejército Cristián Le Dantec, declara que no tiene información y parece creer que nadie la tendrá ("no vamos a ganar mucho llamando a la Armada, señora Presidenta").
Sin embargo, el nuevo comandante en jefe del Ejército, el general Juan Miguel Fuente-Alba, dijo que el Ejército nunca perdió sus comunicaciones esa madrugada. Una gran incongruencia entre uno y otro general de la principal arma de la Defensa Nacional.
Al respecto, ¿quién es entonces responsable de que ese sistema no haya sido puesto a disposición del gobierno y de la propia Mandataria, como lo pide la Presidenta en la grabación del video al general Le Dantec?
El columnista Ascanio Cavallo habla "del extraño comportamiento de las Fuerzas Armadas después del terremoto". Y añade una frase lapidaria: "La parálisis de los militares durante las primeras horas (de la tragedia) ha sido objeto de explicaciones pueriles o inconvincentes".
¿Hubo boicot en contra de la Presidenta Bachelet?
Varias interrogantes apuntan a la tesis de que existió un posible boicot contra la ex Presidenta Bachelet por parte de las fuerzas armadas o de algunos de sus miembros en las horas posteriores a la catástrofe.
En conversación con Cambio21, el ex cadete de la escuela Militar, diputado y miembro de la comisión de Defensa, Patricio Hales, aseguró que pensar en algo así es horrible, "por mucha aversión política que tengan contra Bachelet o contra la Concertación. No se me puede pasar por la cabeza que ellos sean capaces de traicionar al país de una manera como esta. Sería criminal, aparte de ilegal e inconstitucional".
El ex ministro del Interior Edmundo Pérez Yoma, en un artículo publicado por El Mercurio, hizo un juicio sobre el 27 de febrero y aseguró que "aunque no la comparta, debo reconocer como válida la crítica sobre el momento en que debió decretarse el estado de excepción y haber entregado el control a los militares. Hay quienes sostienen que en caso de una catástrofe, de inmediato debe entregarse el control a los militares. Esto es una materia opinable (...) Al efecto de ello, me remito a las declaraciones de los comandantes en jefe quienes, sin excepción, apuntaban a que estaban escasos de personal principalmente por el período de vacaciones y que el contingente disponible en Concepción ese día era claramente insuficiente. Incluso, dado que algunas instalaciones militares -como la de Talcahuano- habían sufrido graves daños, se argumentó que el personal era requerido para resguardar la base naval".
Respecto a las comunicaciones sentencia que "algunas redes institucionales (Ejército) funcionaron parcialmente, pero tampoco estuvieron en ese momento a disposición de las autoridades civiles, como quedó determinado días después de la tragedia y hoy es parte de la controversia pública y legal que, imagino, deberá quedar resuelta por quienes corresponda".
El plan que nunca se informó
El Plan Torrente es un mecanismo de telecomunicaciones simple, no de combate. Son radios VHF y UHF. Se compraron 1.100 equipos y 60 centrales. Cada unidad posee una central y un número determinado de equipos, según su tamaño. Requiere operadores para cada central y para cada radio. Se diseñó para enlazar a militares con militares y a unidades con unidades, para propósitos institucionales.
Según justificó Izurieta: "Este sistema era exclusivamente entre unidades militares... Y si la Onemi no tenía la capacidad para comunicarse, era un problema de ese organismo". Es decir, parece ser que para Izurieta el quinto cataclismo más grande de la historia del mundo no es un problema que ataña al Ejército. Ahí es cuando surge la duda: ¿por qué la Presidenta no supo que el Ejército sí tuvo comunicación con todo el país durante la fatídica madrugada del 27 de febrero?
Carmen Fernández aseguró que "el plan Torrente siempre funcionó y que habría bastado con que la Presidenta se hubiese constituido en algún regimiento la madrugada del 27 de febrero para que hubiese contado con buenas comunicaciones".
En su declaración ante la Fiscalía, Fernández, describe: " Yo menciono esto para dejar constancia de que estaba conciente de los déficit que Onemi tenía frente a esta emergencia, lo que advertí como más crítico al observar que no estaba contando con la suficiente cooperación de las Fuerzas Armadas a través del Estado Mayor. Hago presente que cuando llegó el ministro de Defensa, Francisco Vidal, le solicité que convocara al Jefe del Estado Mayor Conjunto, general Le Dantec, por estimar plenamente vigente el Decreto Exento 760, de fecha 25 de febrero de 2010, de acuerdo a lo indicado en la cláusula décima de dicho decreto".
La existencia del Plan Torrente y la supuesta omisión sobre la existencia del sistema de las autoridades de la época, lo que hubiera hipotéticamente servido para contactar Santiago con las zonas afectadas con el terremoto y tsunami, fue puesta en el tapete por el abogado de la ex directora de Onemi Carmen Fernández, Luciano Fouillioux, quien acusó que no se informó a la ex Presidenta Michelle Bachelet que el sistema estaba operativo el 27F.
El general (r) Izurieta, actual subsecretario de Defensa y ex jefe del Ejército, en tanto, aseguró que "de acuerdo con los registros del Comando de Telecomunicaciones del Ejército, las primeras unidades que se contactaron con Santiago mediante el Sistema Torrente fueron Valdivia y la Brigada de Operaciones Especiales a las 05.00 horas. Chillán se contactó a las 05.15 y Concepción a las 07.20".
La tensión con el Ejército que marcó los últimos días de la Presidenta
La primera semana de marzo del 2010, el entonces comandante en jefe del Ejército, general Oscar Izurieta, telefoneó y solicitó una serie de audiencias con el ministro de Defensa, Francisco Vidal. Aunque el propósito central de las conversaciones era monitorear el avance de las labores a raíz del terremoto y tsunami del 27 de febrero, un tema anexo inquietaba al jefe castrense: la incertidumbre que existía sobre la participación de la Presidenta a la ceremonia de cambio de mando del Ejército programada para el 9 de marzo.
Aunque el protocolo daba por descontada su presencia, la tensión que en la semana previa se había instalado entre La Moneda y el Ejército mantenían en duda la participación de la mandataria en el acto donde Izurieta le entregaría el mando a su sucesor, el general Juan Miguel Fuente-Alba.
A las quejas por la falta de apoyo logístico durante la madrugada del 27F se sumaría una información que llegó a manos de Bachelet faltando apenas días para dejar su mandato: en el marco de una reunión con sus ministros del comité político, la mandataria recibió un informe del ministro Vidal que señalaba que el Ejército mantuvo siempre operativas sus comunicaciones internas durante las horas posteriores al terremoto.
En esa línea, el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, planteó la necesidad de transmitir formalmente la molestia del gobierno, reprochando lo improcedente que, a su juicio, era haber guardado silencio frente a la vigencia de una herramienta como lo era el Plan Torrente.
A partir de entonces en el gobierno comenzó a tomar fuerza la tesis de que si hubiese conocido desde un principio que estaba en funcionamiento el mencionado sistema, las consecuencias podrían haber sido distintas.
Otro de los puntos que indignó a la ex Presidenta fue que el jefe del Ejército había sido contactado para asumir una subsecretaría política en el gobierno de Piñera desde antes de terminar su cargo en el Ejército.
Luego de ello, y al ver las labores de los militares en terreno, Bachelet optó por no seguir escalando la polémica con Izurieta. Fue así que terminó asistiendo al cambio de mando del 9 de marzo.
En conversación con Cambio21 el ex ministro de Defensa y ex asesor del Comandante en jefe del Ejército, Francisco Vidal, declaró que "los errores cometidos fueron de la Armada en el funcionamiento del Shoa; están acreditados en el proceso penal los errores. En el caso de la Fuerza Aérea hubo un error menor, que los helicópteros estaban pero no estaba la tripulación en la base aérea".
En cuanto al plan Torrente, aseguró que "era un sistema que yo conocía pero que no servía para la emergencia y que solamente interconecta a regimientos, no se amplía al resto de la población".
Respecto de las especulaciones de que Bachelet había pensado en desistir de ir al cambio de cambio del Ejército y estar enojada con los uniformados, Vidal aclaró que "todo eso es mentira, es un reality. Nunca ocurrió. La Presidenta no sólo asistió al cambio de mando el 9 de marzo, sino que además fue la única persona que habló ese día en la Escuela Militar y felicitó al Ejército por su labor. Yo te respondo con un hecho, frente a los que especulan, los mentirosos y gente que no cacha nada".
La conversación de Le Dantec con Piñera, Presidente electo
Un dato desconocido y que ocurrió esa madrugada del terremoto en las oficinas de la Onemi dice relación con las secretas llamadas que recibía y que hacía el ex jefe del Estado Mayor Conjunto, el general de Ejército Cristián Le Dantec, a Sebastián Piñera -entonces Presidente electo- , informándole todo lo que estaba ocurriendo en ese recinto. Ello, pese a que la Presidenta aún estaba en ejercicio. Así lo informaron tres ex altas autoridades de la Onemi y dos ex funcionarios del gobierno saliente.
Le Dantec, según la versión a la que tuvo acceso Cambio21, salía al patio exterior de Onemi, donde estaban estacionados los vehículos de la entidad de emergencia.
"Nosotros fumábamos en el patio y escuchamos decir al general: "Sí, señor Presidente, me parece, señor Presidente, ¿Usted va a venir?", relataron los testigos.
"Vimos entrar al ayudante de Le Dantec -otro militar- tres veces a la sala donde estaba la Presidenta Bachelet, indicándole que tenía una llamada, y él salía a hablar al estacionamiento, donde nosotros estábamos. Él no se dio cuenta de nuestra presencia", señala un ex funcionario del anterior gobierno que entregó este dato a las ex autoridades y que hoy desclasifica Cambio21.
"Obviamente, él bajaba el tono de voz cuando hablaba con el Señor Presidente, así es que no escuchábamos lo que le decía a su interlocutor, que nos imaginamos que era Piñera", señalan los testigos.
Al respecto, el ex ministro de Defensa de Bachelet, Francisco Vidal aseguró que, si bien "me habían dicho algo así", es "una especulación más, porque todas esas personas que dicen haber escuchado, díganlo con nombre, apellido y carnet de identidad y ahí empezamos a hablar".
Y añadió que "si eso se hizo, sería un error. Sin embargo, no me consta que lo haya hecho hasta que no me demuestren lo contrario".
Le Dantec salió de su cargo el año pasado, no por los errores del 27 de febrero, sino porque quiso comprar una casa avaluada en un millón de dólares para realzar su cargo de encargado del Estado Mayor.
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