Secciones

Buscamos Editores - Participa - Colabora

martes, 28 de agosto de 2012

Reclutamientos irregulares en Chile

Año 3, N°54, Viernes 30 de Enero de 2004

El gobierno de Chile no apoyó política ni militarmente la guerra en Irak. Y sin embargo en su territorio y en sus cuarteles la empresa de un ex oficial chileno reclutó, instruyó y entrenó mercenarios para la Coalición que ocupa la nación árabe. Y aún lo hace.


    La fugaz visita de una delegación hispano-norteamericana durante la semana antepasada apenas si dejó registro de su paso por Chile.
    La misión arribó en la madrugada, sin previo aviso, en silencio, en el secreto que suelen observar en sus materias los encargados de las operaciones de alto nivel. Los extranjeros venían por soldados chilenos; como por tropas paraguayas habían ido el día anterior a Asunción.
    El propósito de la avanzada en Chile era uno: convencer a las autoridades de enviar un proyecto de Ley al Congreso que permitiera enviar un contingente para apoyar a las fuerzas de ocupación emplazadas en Irak.
    Los antecedentes y consecuentes de este objetivo quedaron en el más absoluto de los misterios.
    Lo que nadie ignora, no obstante, es que durante los primeros veinte días de este nuevo año han sido derribados en Basora y Mosul dos helicópteros artillados, y que la tripulación de los mismos fue aniquilada por la metralla de la resistencia; que el jefe de la Guardia española emplazada en Irak, luego de ser alcanzado en la cabeza por un disparo, regresaba a la Península en estado de coma; que dos empleados de la CNN, que se desplazaban hacia Bagdad en un convoy, murieron acribillados en el camino. Y que el cotejo de los siempre inexactos o imprecisos reportes sobre las bajas de la coalición, revela que al menos 500 son los militares norteamericanos muertos desde que se iniciaran las operaciones bélicas en Irak; independientemente de los otros treinta que se han suicidado.
    Divulgada por el Washington Post hace pocos semanas, una encuesta informaba que la gran mayoría del pueblo norteamericano estaba dispuesta a aceptar cualquier alternativa política a fin de acabar pronto con la guerra.
    La administración Bush no está dispuesta a perder más hombres en Medio Oriente. Y para ello cuenta con los dólares suficientes para contratar Corporaciones Militares Privadas; con el dinero necesario para echar mano a los mercenarios, soldados siempre dispuestos a hacer el trabajo sucio en cualquier rincón del mundo.
    EL CLASIFICADO
    Un inserto, publicado en octubre del año pasado en La Tercera, ofrecía a ex oficiales de las FF.AA. -"preferentemente de fuerzas especiales, con salud compatible, y con dominio del inglés"- la oportunidad de un trabajo pagado a dos mil y tres mil dólares mensuales. Los interesados debían concurrir a la calle Barros Errázuriz Nº1954, oficina 1701, con sus antecedentes al día.
    Eran cientos los postulantes. La fila que conducía a las oficinas alquiladas por la empresa Ofichile a la Red Táctica Consulting Group aumentaba conforme se iban enterando de la oferta los comandos, boinas negras, paracaidistas, expertos en explosivos, buzos tácticos, especialistas en armamento, en retiro.
    El inusual acontecimiento despertó la atención de la prensa. Y a los pocos días las oficinas arrendadas quedaron vacías.

    José Miguel Pizarro
    José Miguel Pizarro
    José Miguel Pizarro no esperaba, y muchos menos requería de una difusión demasiado amplia. Bastaba tal vez con lo publicado acerca de él hasta entonces: chileno, 34 años, ex teniente de Artillería del Ejército chileno, miembro del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos, analista de CNN, presidente de la empresa Red Táctica Consulting Group con sede en Washington DC y, según algunas fuentes de la Armada, vinculado a la Central de Inteligencia Americana (CIA).
    Por cierto, un analista de la CCN no podía dejar que se le vinculase con tan oscuro referente. El hecho de que el Pentágono buscara empresas extranjeras para reclutar "guardias de seguridad" para instalaciones estratégicas en territorio iraquí, no era de su incumbencia. Por eso se encargó de desmentir cualquiera imputación de este orden.
    Pizarro es un empresario, y la Red Táctica es una empresa privada como cualquiera otra. Según el marine chileno, ésta sólo presta servicios de consultorías cuando no en seguridad portuaria, que es el trabajo que realizarían los seleccionados de octubre. Una empresa como cualquiera otra; con su encargado de asuntos comerciales por cierto: Herman Brady Maquiavello, hijo de Herman Brady Roche, ex jefe de Guarnición de Santiago y ex ministro de Defensa de Pinochet.
    Los contactos de Pizarro son múltiples. Incluso pudo publicitar las necesidades de su empresa en la Unidad Base de Movilización (UBM) del Fuerte Aguayo, en Concón. La Marina, en ese entonces, reconoció que la UBM había sobrepasado sus atribuciones e informaba que se realizaría un sumario interno.
    Pizarro dijo en esa ocasión: "Los funcionarios navales actuaron de mutuo propio, difundiendo la oferta de trabajo luego de ver el aviso en la prensa. Jamás en mi vida he puesto un pie en Concón. Pero creo que lo hicieron con buena intención".
    No hacía falta poner un pie en Concón. Habría bastado un número telefónico bien agendado y una llamada.
    El jefe de Relaciones Públicas de la Armada, Capitán de Navío Fernando Mingram señala que el sumario se efectuó conforme las reglas de la institución, pero "no se estima conveniente dar los nombres de los que participaron en este proceso". Para la Armada, afirma Mingram, "esta situación ya fue superada (...) Que existan empresas privadas que estén ofreciendo contratos para tareas de seguridad en Irak u otros países, es algo que está fuera del ámbito institucional".
    Consultado por los alcances de la Convención de Ginebra y por las resoluciones adoptadas por la ONU, el Capitán de Navío señaló que su institución las "respeta y aplica. La Armada sólo tiene fuerzas regulares, y en esa calidad participa de las misiones de Paz de Naciones Unidas".
    En este sentido la situación y condición de los militares retirados son distintas. Pero no dejan de estar contempladas en el artículo 47 de la Convención de Ginebra, que dice: "Se prohíbe el uso de personas reclutadas para un conflicto armado por un país distinto del suyo y motivado por la ganancia personal". Medida que refrenda y subraya la Resolución 48/92 del 20 de diciembre de 1993, acordada por la Asamblea General de la ONU: "Se condena el reclutamiento, financiación, entrenamiento, concentración, tránsito y utilización de mercenarios".
    Y además define a éstos muy claramente en el acápite a) de su primer artículo: "Toda persona que haya sido especialmente reclutada, localmente o en el extranjero, para combatir en un conflicto armado; que tome parte en las hostilidades, animada esencialmente por el deseo de obtener un provecho personal; que no sea nacional de una Parte en conflicto, ni residente en un territorio controlado por una Parte en conflicto".
    Los hombres de Pizarro no están demasiado lejos de esta definición, aun cuando se les sindique como trabajadores de seguridad en instalaciones portuarias. Eso es en el papel. En el terreno de operaciones, las Corporaciones Militares Privadas ha excedido en más de alguna ocasión sus teóricamente pacíficos propósitos.
    EL SALARIO DE LA MUERTE
    Las Corporaciones Militares Privadas tienen cerca de 20 mil hombres solamente en Irak; fuerzas que, en última instancia, responden a las líneas de acción diseñadas por el Pentágono.

    En términos formales estos contingentes se encargarían de labores paralelas a las del ejército regular estadounidense -instrucción militar, resguardo de instalaciones estratégicas, "consultorías" de todo orden. Pero en distintos puntos del planeta han cometido atrocidades que no se avienen con el concepto de "consultorías".
    Un completo y muy bien detallado reportaje del diario español El Mundo, informa que estas corporaciones actúan en más de 50 países, principalmente en Africa Central, Oriente Medio, Sureste Asiático, Sudamérica y los Balcanes. Y mueven, en conjunto y anualmente, cerca de 100 mil millones de dólares; más que el tráfico de armas o de drogas.
    El 4 de agosto de 1995 el Ejército croata recuperó la Krajina, tomada por los serbobosnios. Un año antes la empresa Recursos Militares Profesionales, con licencia del departamento de Estado norteamericano, había comenzado a entrenar a los croatas. La recuperación de la Krajina causó 170 mil refugiados, ejecuciones sumarias, bombardeos indiscriminados y "limpieza" étnica.
    Miembros de la DynCorp, otra de las empresas "líderes" en el rubro, se vieron implicados en tráfico sexual, prostitución de menores y tráfico ilegal de armas en Bosnia. Según Peter Singer, autor de "Corporate Warriors", el supervisor de DynCorp en Bosnia grabó un video de sí mismo violando a dos jóvenes. Nadie fue procesado.
    La Kellogg, Brown &Root, subsidiaria de la Halliburton -alguna vez dirigida por el actual vicepresidente de EE.UU. Dick Cheney ha perdido una buena cantidad de hombres en sus "consultorías". En agosto, en la ciudad iraquí de Tikrit, un "contratista" murió al estallar una mina; en noviembre, también en Tikrit, falleció otro. Nadie sabe los nombres. La Kellogg no los da, "por razones de seguridad".
    Global Risk, Vinell, Kellogg, Kroll, Cubic Corporation, DarmorGroup, están convirtiendo el territorio de Irak en un muy lucrativo campo de batalla, con sus particulares ejércitos paralelos. Se trata, dice Peter Singer, "de un sector tan profesional como cualquier otro, protegido por el escudo de las grandes corporaciones y amparado por un vacío legal que nadie parece interesado en subsanar". No hay ninguna agencia ni ningún organismo internacional -dice el autor de "Corporate Warriors"- que vigile estas empresas. Es imposible tener una idea exacta de ellas, saber cómo funcionan, cómo son los mecanismos de licitación, y cuáles son las condiciones impuestas a los contratistas militares.
    Lo que sí se sabe es de qué modo la Caja de Previsión de la Defensa Nacional (Capredena) debe atender los eventuales requerimientos médicos de los ex uniformados, en el caso de que vuelvan de las incursiones afectados por alguna enfermedad o por algún accidente.
    El doctor Patricio Silva, vicepresidente ejecutivo de la institución, señala que aproximadamente el 50 por ciento de los ex miembros de las Fuerzas Armadas -jubilados y montepiadas- reciben los servicios de salud en esta entidad. "Cualquier tipo de gasto ocasionado en el extranjero no es de la competencia de Capredena", dice, pero precisa: "Si hay alguna enfermedad o secuela - producto de un accidente- de cualquier índole, estando el afectado aquí en Chile, el Fondo de Salud de la institución lo asume. No hacemos discriminación en este ámbito, es decir no discriminamos según el origen de la enfermedad o afección".
    LA RESERVA
    Desde luego, un más que probable origen podría ser Irak.
    Hace pocos días partieron, en estricta reserva, rumbo a ese país, los primeros seleccionados de la Red Táctica; dejando algunos asuntos pendientes.
    Uno de éstos es el proceso que sigue la Fiscalía Militar por presunta violación a la Ley de Control de Armas. En diciembre, los primeros seleccionados tuvieron sus primeros entrenamientos en una parcela arrendada en Calera de Tango (después los harían en Rancagua y en el Cajón del Maipo).
    La Dirección Nacional de Movilización Nacional, al enterarse por las imágenes difundidas por la televisión, presentó una denuncia por el manejo de armas de grueso calibre. La empresa se ha defendido diciendo que las armas empleadas eran "maquetas". "Maquetas" que se enseñaban a utilizar ante la presencia de ex marines estadounidenses. "Nos preguntaron hombre por hombre cómo estaba el inglés y nos hicieron preguntas para saber la calidad de gente con la que trabajarían", dijo a La Tercera uno de los postulantes, que prefirió mantener en reserva su identidad.
    Parece que la primera condición para estos trabajos es el secreto. De otro modo no se explica el sigilo y prudencia con que ha actuado la Red Táctica en Chile.
    Y sigue actuando. La situación no está superada, como cree el capitán de navío y jefe de Relaciones Públicas de la Armada, Fernando Mingram. Hace poco más de una semana apareció otro inserto en La Tercera, muy similar al anterior salvo por un detalle: la dirección. En esta oportunidad se pedía que los antecedentes fueran enviados a la Casilla 107 de Valparaíso.
    José Miguel Pizarro no ceja en sus propósitos de emprendedor.


    http://www.elperiodista.cl/newtenberg/1579/printer-57884.html

    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

    La Historia Oculta del Régimen Militar

    Donde Están?

    Entradas populares

    ¡TERMAS DE POLLOQUERE Y SURIRE EN PELIGRO!