Tomado de:http://www.nuevagenda.cl
En agosto de 2009, en circunstancias que se efectuaba el funeral del comunero mapuche asesinado por Carabineros Jaime Mendoza Collío. En medio de los incidentes que se produjeron en la ocasión, Vania Queipul de 15 años, hija del Lonko de la Comunidad Autonoma de Temukuikui de Ercilla, fue acusada de lanzar una piedra y romper un vidrio de un edificio público.En agosto de 2009, en circunstancias que se efectuaba el funeral del comunero mapuche asesinado por Carabineros Jaime Mendoza Collío. En medio de los incidentes que se produjeron en la ocasión, Vania Queipul de 15 años, hija del Lonko de la Comunidad Autonoma de Temukuikui de Ercilla, fue acusada de lanzar una piedra y romper un vidrio de un edificio público.
Los testimonios de lo ocurrido hablan de una violenta represión policial, Matías un niño de 10 años relata cómo sus padres y abuela fueron golpeados por la policía, mientras a él se encañonó con un arma de fuego.
Por su parte Vania Queipul cuenta cómo, agentes de civil llegaron al hogar mapuche, donde reside, mientras estudiaba, para detenerla, con insultos y violencia, delante de todas sus compañeras es detenida, lo que sintió, dice, como una humillación. Ya en el cuartel policial, cuatro individuos procedieron a interrogarla, denuncia a un detective que identifica como “Romero” quien “me trató mal”, “me insultaba y decía que por culpa de mi padre y de la comunidad yo estaba pasando por esto”. No hace falta ser muy perspicaz para imaginarse la sensación que ha de sentir una menor, indefensa, rodeada por estos individuos con actitudes amenazantes y prepotentes, en sus manos en un lugar símbolo del poder estatal, como es un cuartel policial.
A consecuencia de esto, para Vania la vida ha cambiado, relata que ahora en su liceo, se le sindica como la culpable de todo lo que ocurre, aíslan a las demás estudiantes y otros grupos la hostigan, tildándola de terrorista.
Afirma, que quiso ir a juicio para demostrar su inocencia, que se trató de un montaje y una persecución hacia ella, su familia y su gente. No acepta la salida alternativa, por que señala ser inocente y no va declararse culpable de algo que no hizo.
La quebrazón de vidrios ocurrió en medio de mucha gente, y como no encontraron un culpable han tratado de inculparme a mí y a otras niñas, que prefirieron acordar una salida alternativa.
En junio de 2010, el juez de Collipulli, la absuelve de todo cargo, fallo que fue confirmado por la Corte de Apelaciones de Temuco, a pesar de la apelación presentada por la fiscalía. En esa oportunidad Vania no pudo ocultar su felicidad por que los tribunales le dieron razón y quedó demostrada su inocencia.
Esta historia sirve para reflejar hoy en día la superficialidad y falta de rigor con que actúan los órganos del Estado en La Araucanía. Como vulgares fuerzas de ocupación, persiguen sin mayor fundamento a quien se les ocurre y luego tratan de inventar las pruebas que se requieren para sostener los casos.
Agravado esto, en este caso, por la persecución implacable contra una niña, que fue despojada de su tranquilidad y de su vida cotidiana, a la que le conculcaron sus derechos, desconociendo todos los tratados internacionales y convenciones que hablan de la protección de la infancia.
Esta es una de las tantas causas del enrarecido clima que se vive en el territorio mapuche, sin dios ni ley, los poderosos abusan del poder estatal para acallar las exigencias del pueblo mapuche por reconocimiento, derechos ancestrales y autonomía.
El origen de la violencia está en el Estado, en los gobiernos, que actúan como si la historia y el sentido común no existieran. Los Mapuche han resistido toda clase de intentos por desaparecerlos, por extinguirlos, por negarlos. Allí permanecen altivos luchando por lo que consideran justo y lo seguirán haciendo, hasta que Chile los reconozca como un pueblo que existe con derecho a la autodeterminación y la autonomía, mientras ello no ocurra, seguiremos conociendo los testimonios de una lucha ejemplar por lo consecuente y decidida.
Fuente: SIC Noticias
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