No terminan las repercusiones de la más reciente desclasificación de documentos de la CIA y otras agencias del gobierno de Estados Unidos sobre Chile. Democristianos, derechistas, empresarios y militares -incluyendo a Pinochet- son mencionados. También el diario "El Mercurio", propiedad de la familia Edwards.
El matutino aparece recibiendo más de un millón y medio de dólares de la CIA, entre 1971 y 1973. Además, la CIA habría preparado editoriales e informaciones publicadas por "El Mercurio" para atizar la campaña de quiebre antidemocrático. La información molestó a Agustín Edwards cuya ira subió de grado luego del programa "Informe Especial" de Televisión Nacional que describió de manera franca la campaña de "El Mercurio" contra Allende y su manipulación por parte de Estados Unidos.
Fernando Léniz, ex gerente general y ex presidente del directorio de la empresa, antes de ser ministro de Economía de Pinochet, refutó las afirmaciones de la CIA. Señaló que el diario estaba en buena situación económica en septiembre de 1970 y ante la baja del avisaje había reducido costos, incluyendo la disminución del número de páginas . Desmintió que se hubiera recibido dinero norteamericano. No era posible -dijo- ingresar a la contabilidad esa enorme suma y, menos en un tiempo de estrecha vigilancia del Servicio de Impuestos Internos. Con todo, admitió, existía la posibilidad de que el avisaje recibido por "El Mercurio" hubiera sido una forma de financiamiento orientado por la CIA.
Arturo Fontaine Aldunate, subdirector durante el gobierno de la Unidad Popular, aseguró que nunca los editoriales fueron escritos por personas ajenas al diario. Más cauto fue en cuanto al financiamiento y la información fraguada. Era imposible saber si la gente que se contactaba con el medio era agente de la CIA, a menos que lo declarara. Agregó: "Hubo mucha información sobre Chile elaborada por United Press, por ejemplo, pero nosotros no teníamos un filtro para conocer si en su origen había alguien involucrado con la CIA" .
DIAS CON HUELLA
Durante el gobierno de Allende era un secreto a voces que los sectores de oposición recibían dinero de EE.UU. en sumas crecientes a medida que la situación se radicalizaba y se preparaba la sedición. Innumerables testimonios así lo han reconocido. No pocos en relación a "El Mercurio".
Pocas semanas después del golpe, en una reunión interna de la Democracia Cristiana, del 7 de noviembre de 1973, Radomiro Tomic decía que "El Mercurio" recibió una cuantiosa suma de dinero proveniente de EE.UU. para financiar su implacable campaña contra el gobierno de Allende.
"The New York Times", del 20 de septiembre de 1974 revelaba que una parte de los millones de dólares que -según se sabía entonces- habían sido destinados a la desestabilización de Allende por la CIA, había sido entregada a "El Mercurio". Se mencionaba a dos personas claves en la canalización de ese dinero: Enno Hobbing, agente de la CIA, que llegó a ser jefe ejecutivo del Consejo de las Américas, organización de corporaciones ligadas al gobierno norteamericano; Alvaro Puga (Alexis), periodista de la plantilla de "El Mercurio" que mantuvo conexiones con Claude Villarreal, agregado de prensa de la embajada de Estados Unidos y Paul L. Good y Dennis Allred, que integraban el equipo de medios de comunicación y operaciones sicológicas de la estación de la CIA en Santiago.
La confirmación lapidaria de esta información dispersa proviene del Informe Church del Senado norteamericano del año 1975, que analizó la "Acción encubierta (de Estados Unidos) en Chile 1963-1973":
"Con mucho, el mayor -y probablemente el más significativo apoyo a una organización periodística- fue el dinero proporcionado a ?El Mercurio?, el principal diario de Santiago sometido a la presión gubernamental durante el régimen de Allende. (....) En 1971, la estación estimó que ?El Mercurio? no sobreviviría a la presión del gobierno de Allende, incluyendo la intervención en el mercado del papel de imprenta y el retiro de los avisos del gobierno. El Comité 40 autorizó setecientos mil dólares para ?El Mercurio? el 9 de septiembre de 1971 y agregó otros 965 mil dólares a esa autorización el 11 de abril de 1972. Una evaluación hecha por la CIA concluyó que ?El Mercurio? y otros medios apoyados por la Agencia habían jugado un importante rol en la configuración del escenario adecuado para el golpe militar del 11 de septiembre de 1973".
Y en otra parte: "Otro proyecto financió a elementos individuales de la prensa. (...) Otras personas, todos empleados de ?El Mercurio?, permitieron que la estación generara más de un editorial diario de acuerdo a las orientaciones de la CIA. El acceso a ?El Mercurio? tenía un efecto multiplicador, ya que sus editoriales eran leídos en todo el país a través de varias cadenas de radio".
También en 1964, "El Mercurio" tomó partido claro en defensa de los intereses de la derecha y Estados Unidos en contra de Salvador Allende y la Izquierda. En el terreno empresarial, los buenos contactos de Agustín Edwards con hombres de negocios norteamericanos facilitaron las cosas. La CIA puso su parte. La campaña del terror fue el camino elegido para enfrentar las elecciones presidenciales de septiembre en que se enfrentaron Eduardo Frei y Salvador Allende. El país fue inundado por una propaganda millonaria que pintaba en forma apocalíptica lo que ocurriría con el triunfo de de la Izquierda.
El arma preferida fue la propaganda en sus más variados tipos. Once años después lo reconoció el Informe Church: "La propaganda fue en Chile la más socorrida de las acciones encubiertas. Era barata".
Cuando triunfó Frei, "El Mercurio" asumió una actitud crítica de las reformas sociales y vigilante del avance de la Izquierda. No temió acercarse a la sedición. El 13 de julio de 1967 publicó una carta que produjo revuelo. La firmaba "Coronel N.N., comandante de una unidad de las FF.AA.". La misiva hacía consideraciones sobre los bajos sueldos de los militares -en forma que anticipaba lo que ocurriría en 1969 con el "acuartelamiento" del general Roberto Viaux en el Regimiento de Artillería Tacna- y advertía de manera solemne que la política chilena se encaminaba "a una disyuntiva ideológica única en las próximas elecciones presidenciales: democracia o comunismo." Después del golpe se supo que el anónimo oficial había sido el coronel de Aviación, Orlando Gutiérrez, un fascista que ya comenzaba a conspirar.
ALLENDE Y LA VICTORIA POPULAR
"El Mercurio" se jugó con todo contra la candidatura de Allende. Se activaron los canales utilizados en la campaña del 64. Edwards se convirtió en lector asiduo de las encuestas electorales de la embajada de EE.UU., servida por Edward Korry. Faltaba menos de un mes y medio para la elección presidencial cuando salieron a la luz pública, engranajes siniestros. El asalto a la agencia publicitaria Andalién, nudo de la campaña "negra" anti allendista, dirigida por Salvador Fernández Zegers, ex oficial de la Armada, permitió descubrir planes y documentos comprometedores. En uno de ellos se describían redes económicas importantes de apoyo a la candidatura derechista. Una estaba formada por la Anaconda Copper (que controlaba los minerales de Chuquicamata, Exótica y El Salvador), por la empresa "El Mercurio" y un personaje mencionado solamente como "Charlie".
En la víspera de la elección, el 3 de septiembre, Agustín Edwards visitó a Korry en la embajada norteamericana. El diplomático le aseguró que las encuestas indicaban que Alessandri sería el triunfador. Recuerda que el empresario pareció contento y se fue no sin antes decirle que se arruinaría si ganaba Allende.
Tres o cuatro días después de la elección se reunió con Edward Korry en casa de un empleado de la empresa "El Mercurio". El embajador norteamericano le dijo que no creía en la posibilidad de un golpe militar y que la CIA tenía poco margen de acción en la coyuntura. Edwards le comunicó entonces que se iría inmediatamente de Chile porque Allende lo "aplastaría". Viajó a Estados Unidos, a reunirse con su amigo Donald Kendall, presidente de Pepsi Cola, que lo acogió en su mansión y le asignó un puesto como vicepresidente mundial de la empresa de las colas. El 14 de septiembre, Kendall, uno de los financistas del Partido Republicano, se reunió con el presidente Richard Nixon. Al día siguiente, una reunión en la Casa Blanca presidida por Nixon convocó al fiscal general, John Mitchell, a Henry Kissinger, Kendall y Agustín Edwards. Nixon quedó tan impresionado que ordenó una inmediata reunión de Richard Helms, director de la CIA, con Edwards. Helms recordaba que Edwards y Kendall, que también asistió, argumentaron calurosamente para que la CIA ayudara a cerrar el paso a Allende. Esa misma noche, el 15 de septiembre, Nixon se reunió con Helms, Mitchell y Kissinger y dio el "cheque en blanco" al jefe de la CIA para actuar por todos los medios contra Salvador Allende. Agustín Edwards se quedó en Estados Unidos y sólo regresó cuando ya estaba asentada la dictadura militar.
Son esos -y otros antecedentes y vinculaciones- los que hacen abrumadoras las evidencias entregadas por la CIA acerca de sus relaciones con "El Mercurio".
En la documentación desclasificada hay un documento de 1977 que hace una referencia al ex presidente Eduardo Frei Montalva como interesado en que el gobierno de Estados Unidos aclarara que él no había recibido dinero norteamericano para su campaña presidencial. El funcionario que firma el documento, Paul B. Henze, aconseja no acceder a la petición y dice: "El problema es que Frei sí ha sido beneficiario de ese apoyo en el pasado, si no personalmente sí a través de su partido". Hasta el momento y en más de 25 años tampoco ha habido una declaración que diga que "El Mercurio" no recibió dinero de la CIA y/o de otras agencias gubernamentales norteamericanas.
"El Mercurio" dirigido por Arturo Fontaine Aldunate -con amplio apoyo norteamericano- se erigió en intransigente opositor al gobierno de Allende, convirtiéndose en una máquina demoledora para abrir paso al derrocamiento del presidente. Poco antes del "tancazo", el 29 de junio de 1973, publicó un artículo ilustrativo: "El deber categórico de la gente -decía- es poner fin al saqueo y al desorden, estimulados y amparados por el gobierno enloquecido que nos aplasta (...) Para llevar a cabo esta empresa política salvadora no hay que recurrir a los partidos, a la mascarada electoral, a la propaganda mentirosa y envenenada y entregar a un corto número de militares escogidos la tarea de poner fin a la anarquía política".
"El Mercurio", "Las Ultimas Noticias" y "La Segunda" y su cadena de diarios de provincias prestaron apoyo entusiasta a la dictadura. Justificaron y ocultaron sus crímenes y no vacilaron en desinformar a la opinión pública y en agraviar a los opositores, en medio de una impunidad total. Sólo insinuaron críticas a Pinochet cuando lo hizo el gobierno de Estados Unidos.
La gratitud de la dictadura fue notable. Una de sus últimas medidas para con la empresa fue un ventajoso acuerdo de pago de su deuda con el Banco del Estado ascendente a cerca de 8 mil 500 millones de pesos. Presidente de la institución bancaria era Alvaro Bardón, columnista del diario de la familia Edwards.
FEDERICO LOPEZ
http://www.rebelion.org/hemeroteca/ddhh/mercurio_cia220101.htm
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