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sábado, 4 de febrero de 2012

DESDE 1974 SE SABE QUE PINOCHET ES NARCOTRAFICANTE


Contreras (el de la DINA) insiste en que el coronel Gerardo Huber no solo fue asesinado por saber demasiado de los contrabandos de armas del ex dictador, si no también por conocer la producción de cocaína negra en Talagante.

Por Orlando Silva Lagos

Las acusaciones del asesino Manuel Contreras Sepúlveda, quien fue jefe del escuadrón de la muerte institucional llamado DINA, quien sostiene que la dictadura y el tráfico de drogas fueron yuntas, son acusaciones ciertas y esta colusión delictiva datan del año 1974, afirma el abogado Eduardo Contreras, uno de los principales querellantes en contra de Augusto Pinochet.

Agrega que esto no es extraño “porque estamos en presencia de un delincuente que no es menor….Hacia fines de 1974 ya en la prensa de Panamá se publicaron artículos relativos a la vinculación” de Pinochet con el tráfico de cocaína. Los hechos posteriores son de dominio público, como que en instalaciones químicas del Ejército, se destilaron drogas, la participación del asesinado químico de la DINA, Eugenio Berríos en esta actividad criminal y el establecimiento de redes de distribución por canales cuasi oficiales”.

El abogado no tiene dudas de que “la fortuna de Pinochet se amasa con la venta de drogas”, por lo que estamos ante “un delincuente que no sólo cometió violaciones a los derechos humanos, si no que también mantuvo cuentas secretas en bancos extranjeros”, sin embargo en conversación con ClariNet, aclara que este ingente patrimonio tuvo “su origen en el robo de los bienes de los presos políticos y de los detenidos desaparecidos, en el uso para su enriquecimiento de los fondos reservados y luego, acude al tráfico de armas y al tráfico de drogas. Es decir, Pinochet es un delincuente de tomo y lomo”.

En tanto, el fiscal contra el narcotráfico, Héctor Barros, interrogó el martes a Contreras Sepúlveda, en el penal Cordillera, donde este cumple condena, en el marco de la “denuncia calumniosa” interpuesta por Marco Antonio Pinochet, hijo del ex dictador, contra de quien fue jefe de los servicios secretos dictatoriales entre 1974 y 1978.

Contreras se vio involucrado en esta intrincada y sórdida madeja judicial, la que comenzó con afirmaciones de un ex espía del Ejército, el antiguo mayor Abel Sepúlveda Gutiérrez, quien aseguró que el ex general era amigo y confidente del coronel Gerardo Huber Olivares, ultimado en 1992, cuando Pinochet aún era comandante en jefe del Ejército, para evitar que declarara a raíz del contrabando de armas a Croacia que en ese momento estaba en guerra con Serbia.

Por esta razón, el magistrado encargado del caso, Claudio Pavez decidió tomar una declaración a Contreras en la cárcel de lujo donde cumple condena por la desaparición del militante del MIR, Miguel Ángel Sandoval.

El ex jefe de la DINA habló tanto, que el juez le pidió un informe por escrito. Allí el asesino en uniforme, dijo que el caso de Huber era similar al de quien fue químico de la DINA, Eugenio Berríos Sagrado, muerto para silenciarlo por saber demasiado, como los planes para envenenar el agua potable de Buenos Aires en 1978 o el homicidio del ex presidente Eduardo Frei padre. Contreras testificó por escrito que Berríos era quien fabricaba la llamada cocaína negra, difícil de detectar, en el Complejo Químico del Ejército en el suburbio capitalino de Talagante, indicando que la droga era vendida por el hijo menor, Marco Antonio y por el empresario de origen sirio Edgardo Bathich, y distribuida en Europa por el tío político de éste, el traficante de armas y drogas Monser al Kassar. Toda la operación, según Contreras, contó con la autorización de Pinochet y con el silencio que se le impuso a Huber, quien habría sido asesinado no sólo por estar vinculado al tráfico de armas antes mencionado, sino por el conocimiento que tenía de las operaciones de droga que hacía Marco Antonio Pinochet.

El fiscal Barros debe investigar si la denuncia hecha por Contreras es verídica y sobre esa base resolver si continúa adelante con la indagatoria. Pero, la cosa es más tenebrosa aún, porque Contreras se ha reservado su papel en todo el embrollo.

Los datos que van saliendo a luz, indican que a fines de 1973, 19 supuestos traficantes de cocaína, en realidad delincuentes comunes con un relieve muy doméstico, fueron entregados a la DEA estadounidense en un montaje publicitario para dar la impresión que el gobierno de Salvador Allende había protegido el narcotráfico, que en realidad estaba en pañales. Sin embargo, en 1974, la DINA aprovecha esas detenciones, toma contacto con los pocos de los 19 supuestos narcos chilenos que habían sido encarcelados en Miami y establece sus propias redes de distribución de droga, tanto es así que en pocos años la DEA encuentra cocaina en un avión de guerra enviado a Estados Unidos para reparaciones, en un barco de la Marina que tomó parte en maniobras en el Pacífico frente a California y en un avión comercial de LAN, en ese tiempo empresa estatal, que volaba entre Santiago y Miami.

Esto acaba con el papel de la DINA en el tráfico de alcaloides y tal vez, por el enojo que le produjo haber sido sacado del negocio, según se especula, Contreras denuncia que el tema quedó en manos de Pinochet Hiriart y de su socio Batich, quien ya estuvo procesado por importar camionetas y camiones usados desde Brasil, en cuyos motores se encontró coca.

En el interrogatorio del martes, Contreras ratificó ante el fiscal Héctor Barros, que la familia Pinochet se enriqueció mediante el narcotráfico. "Efectivamente, ratificó sus dichos", dijo el funcionario del Ministerio Público. El abogado explicó que el ex jefe de la criminal Dirección de Inteligencia Nacional fue interrogado “en su calidad de imputado” por la querella del hijo menor del ex dictador. Contreras reiteró todo lo que había dicho por escrito al juez Pavez.

El jueves el fiscal Barros se constituyó nuevamente en el penal Cordillera para interrogar a Contreras y recibir un disco compacto con información que prometió el pasado martes el ex director de la DINA.
De acuerdo con los antecedentes obtenidos, el CD contiene la entrevista que prestó el narcotraficante estadounidense Iván Baramdyka a Televisión Nacional a mediados de los ’90. Este último fue extraditado a EEUU, debido a las actividades de tráfico de drogas en las que estaba involucrado. Fue el mismo que vinculó a Bathich y los Pinochet con la cocaína y el tráfico internacional de armas.
Baramdyka llegó a Chile en 1985 con un pasaporte falso a nombre de Trinidad Moreno. Su contacto en nuestro país era un funcionario del consulado chileno en Los Ángeles, Federico Silva Pizarro. Ex marine, Baramdyka fue extraditado de Chile en 1993, pero antes de que el FBI se lo llevara, se preocupó de dejar su historia grabada en video que, entre otras acusaciones, asegura que los colombianos compraban éter y acetona producidos en el Complejo Químico del Ejército (CQE) en Talagante.
Manuel Contreras, asimismo, contraatacó y le indicó al fiscal Barros que debiera citar al mayor (R) Carlos Herrera Jiménez, autor material del asesinato del líder sindical Tucapel Jiménez, para obtener más información sobre las drogas y los Pinochet.
Herrera Jiménez estuvo clandestino en Uruguay entre 1991 y 1992, al igual que el químico de la DINA Eugenio Berríos, a quien Contreras sindica como el fabricante de la cocaína que traficaban Bathich y Marco Antonio en el CQE.
Pero no es todo, el ex jefe de la DINA aseguró que otro de los que sabe de su denuncia es Augusto Pinochet Hiriart, quien a mediados e los ’80 estuvo como agregado consular en Los Ángeles, donde Baramdyka, el narco estadounidense, inició sus relaciones para entrar a Chile e iniciar su negocio ilícito.
ClariNet     


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