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lunes, 30 de enero de 2012

Sistema Binominal en Chile

02/09/2005 a las 17:30

Las tensiones electorales y las distorsiones en el quehacer político observadas en las últimas semanas en nuestro país, han impulsado a distintos sectores políticos a cuestionar sistemáticamente el sistema electoral binominal heredado de la dictadura ya que éste, además de no ser democrático en su origen, es poco democrático en susresultados.

por Katerin Barrales Guzmán flacso.cl 

El panorama político institucional que la ciudadanía ha observado en las últimas semanas en nuestro país ha dejado ver una serie de colisiones entre personajes y colectividades políticas en razón de sus interesesparlamentarios. Estos acontecimientos han evidenciado -con mayor radicalidad que otras veces- una de las tensiones eleccionarias propias del sistema binominal chileno; esto es: la disputa que se da entre los partidos de un mismo conglomerado político por conseguir los cupos para llevar en las listas de candidatos a diputados y senadores a representantes de su propia colectividad.Dichas tensiones electorales, y las distorsiones en el quehacer político que se generan como consecuencia, han llevado a algunos sectores políticos a cuestionar sistemáticamente la pertinencia y sustentabilidad del sistema electoral binominal de nuestro país. Pero, más allá de querer aminorar las tensiones partidarias, el cuestionamiento al actual sistema electoral y la búsqueda de alternativas debiera estar motivado por una real voluntad de profundizar nuestra democracia, en tanto ésta exige una mayor representación de la diversidad política y ciudadana y la remoción de las leyes constitucionales heredadas de la dictadura militar. Los sistemas electorales merecen un análisis de gran complejidad, al cual no atenderé acá, simplemente me bastará con reconocer que -en lo que a elecciones parlamentarias se refiere- dicho análisis involucra tres factores: el sistema de conversión de votos a escaños, según sea el criterio proporcional o mayoritario; la conformación y el tamaño de los distritos o circunscripciones electorales; y finalmente el sistema de candidaturas, según sean listas abiertas o cerradas. La conformación de los sistemas electorales en cada uno de los países presenta gran diversidad y multiplicidad, por lo que se calculan unos 150 sistemas en todo el mundo. En el caso de Chile, el sistema electoral es heredado de la dictadura militar y se encuentra contenido en la Ley Orgánica Constitucional N° 18.700 sobre Votaciones Populares y Escrutinios, que consta en la Constitución de 1980. He aquí uno de los principales puntos por el cual se ha venido a cuestionar de manera sistemática. Sin embargo, el sistema electoral chileno no sólo admite críticas en cuanto a su origen no democrático, sino también en cuanto a sus resultados o consecuencias prácticas poco democráticas, ya que excluye de la competencia a sectores políticos que no representan a las dos grandes coaliciones de partidos: Concertación (DC, PS, PPD y PRSD) Alianza por Chile (UDI y RN). En efecto, para el caso de las elecciones parlamentarias, en que se eligen 2 diputados por cada uno de los 60 distritos diputacionales y 2 senadores por cada una de las 19 circunscripciones senatoriales, el carácter binominal y mayoritario de nuestro sistema estipula que ???el Tribunal proclamará elegidos Senadores o Diputados a los candidatos de una misma lista, cuando ésta alcanzare el mayor número de sufragios y tuviere un total que excediere el doble de los que alcanzare la lista o nómina que le siguiere en número de sufragios. Si ninguna lista obtuviere los dos cargos elegirá un cargo cada una de las listas o nóminas que obtengan las dos más altas mayorías de votos totales de la lista o nómina, debiendo el Tribunal proclamar elegidos Senadores o Diputados a aquellos candidatos que, dentro de cada lista o nómina, hubieren obtenido las más altas mayorías???. En términos prácticos o de resultados electorales, lo que se observa es que el carácter binominal y mayoritario del sistema chileno presenta claras garantías a que exista una representación política equivalente entre la primera y la segunda mayoría, las que corresponden a las dos grandes coaliciones de partidos: Concertación y Alianza por Chile, de modo tal que se equiparan las fuerzas de los dos mayores conglomerados políticos del país. En términos estrictos, la binominalidad garantiza la elección de un candidato de cada coalición política, ya que sólo en situaciones excepcionales los 2 candidatos de una misma lista logran doblar en votación a los 2 candidatos de la otra, por lo cual la lucha verdaderamente se da al interior de los partidos, entre uno y otro candidato de una misma colectividad y no entre las coaliciones en competencia. De esta forma, cada época de elecciones ha venido a radicalizar las tensiones partidarias y a poner en cuestión el propio sistema de elecciones. Por otra parte, y a propósito de la calidad de nuestra democracia, también se puede cuestionar al actual sistema electoral por dejar fuera de la carrera política a los partidos más pequeños, que sin embargo han obtenido de manera sostenida el apoyo total de alrededor de un 7% del electorado. En la normativa actual, estos partidos no tienen ninguna posibilidad de estar representados en igual proporción en el Parlamento.Según Araujo, el mecanismo electoral chileno amenaza el principio de representatividad que orienta políticamente a las sociedades democráticas. En efecto, el sistema electoral chileno no persigue la representatividad de todos los sectores políticos y partidos del país, sino la estabilidad de la institucionalidad política y la distribución del poder entre las dos mayores fuerzas políticas. En este sentido, la lógica de distribución del poder que constituye al sistema electoral chileno, posee un carácter cerrado, por cuanto asegura la reproducción del poder en manos de las dos mayores fuerzas políticas y no presenta posibilidades de representación popular a fuerzas políticas de carácter minoritario existentes en la sociedad. También, pone obstáculos a la emergencia de actores/as nuevos/as en el espacio político, ya que presenta una resistencia a la renovación, que hace que lo central esté en ser incorporada/o en la lista de la coalición y no en el voto popular. Las propuestas alternativas o de candidaturas independientes tienen poca o escasa posibilidad de ser exitosas por las condiciones del propio sistema. ??ste contribuye además, a la exclusión de las mujeres en la nominación de las candidaturas políticas, en tanto la cultura político partidaria que existe en nuestro país, no las reconoce con posibilidades reales de ser elegidas, aún cuando las encuestas y los votos demuestran lo contrario. Ahora bien, si uno de los principios fundamentales de la democracia es que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de elegir a sus representantes en el poder político, así como de ser elegidos, cabe preguntarse -a 15 años del retorno del sistema democrático- acerca de la calidad de nuestra democracia y los avances necesarios para su profundización. Corresponde, entonces, sostener un debate sustancial y con verdadera voluntad política para eliminar los obstáculos que frenan la profundización de nuestra democracia. Uno de ellos, ha quedado de manifiesto, es el sistema electoral binominal. Los expertos coinciden en señalar que un sistema electoral proporcional sería un mecanismo apropiado y necesario para avanzar en la profundización y calidad de la democracia, ya que éste persigue una representatividad más balanceada en beneficio de la diversidad de expresiones políticas de nuestra ciudadanía. Esto daría mayor oportunidad a jóvenes, mujeres y otros tradicionalmente excluidos de la carrera política. En fin, la reforma constitucional aprobada recientemente, y que llevará la firma del Presidente Ricardo Lagos, proveerá a nuestro país de una renovada Carta Magna, que puede interpretarse como el puntapié inicial para la remoción de una serie de leyes constitucionales heredadas de la dictadura militar. Al menos, el Presidente ha enunciado una serie de proyectos de ley en los que destaca la modificación del sistema electoral binominal. Resta, entonces, observar las discusiones político parlamentarias que se sucederán hasta antes de las próximas elecciones, ya que, al decir de Line Barreiro, todo mecanismo electoral es un mecanismo que se pacta y se pacta conforme a la situación, a la disputa, al pacto político que se establece en una sociedad determinada o en una institucionalidad determinada. 




Fuentes 2000. Joignant, Alfredo. Intervención en Mesa Técnico Política Intersectorial realizada el 31 de octubre de 2003. Documento de Sistematización II, Instituto de la Mujer, pág. 75. Araujo K., Kathya. Partidos Políticos y Oportunidades Para las Mujeres en el Escenario Electoral, Documento de Trabajo. Ponencia presentada en el seminario-debate: "Escenarios electorales y liderazgos políticos: elecciones para mujeres". Mayo, 2001 Barreiro, Line. Intervención en Mesa Técnico Política Intersectorial realizada el 31 de octubre de 2003. Documento de Sistematización Instituto de la Mujer, pág. 12. Veloso, Paulina; Hola, Eugenia; Ruz, Carolina. Percepción de los líderes Políticos y Sociales sobre la Ley de Cuotas: Contenidos y Factibilidad, Centro de Estudios de la Mujer, Santiago, Diciembre 2000, pág. 46. 

Fuente: www.flacso.cl

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