La semana pasada viaje a Carahue en medio de miles de hectáreas forestales. El paisaje era seco, los terrenos agrestes, erosionados, no había flora ni fauna, no habían lagunas, pozos de agua ni personas disfrutando el paisaje. Era como transitar por un barrio industrial.
Esta semana viaje a Vilcun y el paisaje era lo contrario. Ríos y canales en el camino, bosques nativos guiando la carretera y muchas personas trabajando sus campos. Nuestro destino era un Lodge turístico de 10 hectáreas ubicados a 4km interior en el cruce Ventrenco camino Vilcun-Cherquenco. Esas 10 hectáreas parecían 100 y digo 100 porque era tan abundante la flora y la fauna nativa que parecíamos estar en medio de una gran reserva nativa.
Pozones de agua, vertientes, laguna, coigues, lingue, radal, quila, arrayan, maitén, mitre eran parte del paisaje. El propietario con mucho esfuerzo ha logrado mantener su parcela, ir construyendo instalaciones con la misma naturaleza: pozones de barro, piscinas naturales, senderos de trakking. Nos cuenta que no ha sido fácil pero tampoco imposible y que esta cierto que si hubiese explotado sus bosques tendría ingresos para uno o dos años, pero mantenerlos le ha generado ingresos todos los años.
Sin embargo, apreciamos la irrupción nuevamente en terrenos aledaños de plantaciones forestales: eucalipto. En ellas no había agua ni flora ni fauna y la verdad, los vecinos de esta plantación mapuche y no mapuche ven con temor su llegada.
La cultura mapuche no permitía cercos, explotación forestal ni contaminación de las aguas. Eso iba contra la naturaleza y Dios. El equilibrio era el respeto y en la naturaleza estaba la seguridad del futuro.
Los bosques nativos son un bien productivo y social. Generan empleo a familias y comunidades permanentemente. Son un patrimonio y los mapuches que llevan en su ADN esa sabia luchan por ese derecho.
A este ritmo de plantaciones forestales arrasando reservas de bosques nativos en cordillera y mar, valle y cercanías ponen en limbo la cosmovisión mapuche, el trabajo sustentable, el turismo, la vida en la ruralidad, el futuro de nuestros hijos. Es inverosímil que las autoridades no pongan límites a la destrucción de tierras, al término de napas, vertientes y norias de agua, fuentes de trabajo locales, estilos de vida por parte de conglomerados forestales que no les interesa el desarrollo regional. La calidad de vida de sus habitantes ni el futuro de nuestros hijos.
La región de la Araucanía no puede ser como la octava región. No podemos perder nuestra identidad, nuestra geografía, nuestra calidad de vida, nuestros ingresos ni el derecho a un desarrollo sustentable.
Los mapuche y no mapuche somos nativo, necesitamos de la naturaleza y la están arrasando incluso los terrenos agrícolas y ganaderos. ¿Acaso las forestales nos pagarán el costo de importación de nuestros alimentos y agua cuando no los tengamos?
Invito a un voto de castigo a los parlamentarios locales que no hacen nada por proteger nuestra región, nuestros bosques nativos, nuestros terrenos agrícolas y ganaderos, nuestro turismo, nuestra calidad de vida.
Víctor Melinao
Director
Mapuchenews.com
http://www.mapuchenews.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2200:iaraucania-forestal-o-nativa
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