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martes, 22 de noviembre de 2011

En busca de la verdad , Asesinato de Allende, Neruda, Jose Toha,Frei


03-06-2011
Autopsia a restos del Presidente Salvador Allende puede desenmascarar a hechores pertenecientes a filas del ejército. Deceso del ex presidente Eduardo Frei, de José Tohá y de Neruda también son objeto de investigación.

Por Enrique Fernandez Moreno
Certeza jurídica es lo que se persigue con la autopsia a realizar al ex Presidente Salvador Allende, muerto en La Moneda el 11 de Septiembre de 1973, cuando tropas golpistas ocuparon violentamente, tras horas de heroica resistencia por parte del Mandatario y un grupo de leales, el símbolo republicano que ya ardía en llamas. Y también certeza histórica, pues hasta hoy, la familia del ex Jefe de Estado ha insistido en la tesis del suicidio.

Expertos nacionales y extranjeros participarán tanto de la exhumación del cuerpo del malogrado Presidente así como de la autopsia, para despejar cualquier duda, incluyendo la posibilidad de que Allende haya sido muerto o rematado por alguno de los militares que ingresaron a Palacio aquél martes de hace 37 años.
Paralelamente con lo anterior, también se ventila por estos días la versión de que el Premio Nóbel Pablo Neruda haya sido asesinado; y José Tohá, ex ministro de la Unidad Popular; padre de Carolina, ex ministra de Bachelet, líder del PPD. Y Eduardo Frei padre, quien pudo ser envenenado en la clínica donde fue intervenido quirúrgicamente. En definitiva, la sangre habla, y relata parte de la historia de Chile que, por un motivo u otro, ha sido distorsionada, tergiversada, invisibilizada.En el caso del doctor Allende, ya ha sido ampliamente difundido el Informe pericial analítico de informe de autopsia número 2449/73 del Instituto Médico Legal de Chile, elaborado por el doctor Luis Ravanal Zepeda, master en medicina legal, experto en medicina legal y forense, y que consta de 50 páginas, del 4 de septiembre de 2008.

Tal informe se elaboró a petición de los abogados Roberto Celedón Fernández y Matías Coll del Río quienes refieren haber tomado conocimiento que el informe de autopsia del Presidente de la República don Salvador Allende Gossens habría sido realizado por el facultativo José Luís Vásquez Fernández, respecto del cual en diversas causas judiciales que conocen han advertido serios problemas de verosimilitud en sus hallazgos y conclusiones periciales, estimando ellos que en dichas causas se ha afectado gravemente el derecho a la justicia.
Según se describe en esos documentos, “los abogados señores Celedón y Coll al tomar conocimiento, recientemente, del hecho que el ginecólogo del Hospital Militar don José Luis Vásquez Fernández suscribe el referido informe de Autopsia, junto al doctor Tomás Tobar Pinochet, estimaron de interés público someter a un análisis objetivo el referido documento oficial a fin de refrendar la autenticidad de las conclusiones expresadas, y que han sido asumidas por la sociedad chilena, en cuanto a que la causa de muerte directa del Presidente de la República Dr. Salvador Allende Gossens habría sido provocada por un disparo de carácter suicida. Es un hecho público y notorio, más allá de las intencionalidades que algunos podrían haber abrigado, que la hipótesis oficial de suicidio en nada ha empañado el prestigio moral del Presidente Allende. Sin embargo, no es menos cierto que una conclusión diversa a la oficial inevitablemente tendría consecuencias porque tanto la historia, como, eventualmente, la justicia, deben fundarse siempre sobre la verdad. La familia del destacado Presidente S.E. Eduardo Frei Montalva, en circunstancias diversas, también lucha por establecer la verdad sobre la efectiva causa de muerte de don Eduardo Frei, hecho que tendría hoy implicancias judiciales, pero también históricas”.

En lo estrictamente técnico respecto de la autopsia practicada en septiembre de 1973, se señala también que “el examen de los restos fue practicado en el pabellón de cirugía del Departamento de Otorrinolaringología del referido Hospital, en cuya mesa central, reposando sobre una camilla de lona de campaña y cubierto con una gruesa manta, yacía el cadáver en posición decúbito dorsal. La autopsia del cadáver fue presenciada por un reducido grupo de personalidades debidamente autorizadas por el señor Fiscal, instructor de la causa.”

En ese contexto, algunas partes destacables, en honor a la verdad jurídica pero también a la histórica, ya que Salvador Allende fue objeto de una campaña sostenida de desprestigio a cargo, entre otros, del diario El Mercurio, canales de televisión y medios de comunicación nacionales, que insistían en que Allende era un bebedor excesivo, y que probablemente, el día del golpe, habría estado ebrio. El informe lo descarta tajantemente. “EXAMENES DE LABORATORIO Informe Nº 2784 Muestra de sangre. Resultado: Grupo sanguíneo: A Alcoholemia: 0,00 g. Por mil Informe Nº 2782”.
Respecto de la causa de muerte, se afirma que “el disparo corresponde a los llamados “de corta distancia en medicina legal. El hallazgo de carbón y productos nitrados en los tejidos interiores del orificio de entrada, como la mucosa de la lengua y en una esquirla ósea de la base del cráneo; justifica la apreciación de que el disparo ha podido ser hecho con el cañón del arma directamente apoyado sobre los tegumentos. El disparo ha podido ser hecho por la propia persona”. Firman los doctores José L. Vásquez F. y doctor Tomás Tobar Pinochet, ya fallecido, y erróneamente a lo comentado en esferas periodísticas, éste último no tenía relación consanguínea alguna con el dictador Augusto Pinochet, sólo un alcance de apellidos, según aclaró a un diario una sobrina nieta del extinto galeno.Entre las muchas observaciones realizadas por el médico cirujano Master en Medicina Legal Experto en Medicina Legal y Forense, se incluyen las siguientes:

OBSERVACIONES PRELIMINARES.

 “Previo al análisis del Informe, debo dejar constancia de omisiones técnicas relevantes del Informe de autopsia que he analizado. De la lectura del Informe transcrito, llama especialmente la atención, en primer término, que el cadáver periciado no fue fotografiado, lo que constituye una grave omisión técnica por parte de los peritos responsables del procedimiento autópsico. La omisión de efectuar un registro fotográfico del cadáver, constituye además un hecho antirreglamentario 1, que adquiere especial relevancia en el presente caso, a la luz de la evidente trascendencia histórica de esta autopsia en particular, toda vez que la pericia involucraba al Presidente de la República entonces en ejercicio.
Desde un punto de vista técnico, la omisión fotográfica impide la confirmación diagnóstica de los hallazgos macroscópicos de las lesiones que se describen en el citado informe. Pero, en el presente caso, dado que el Informe de Autopsia omite, además, la descripción de varios segmentos corporales, como cuello, abdomen, genitales y extremidades, la falta de un registro fotográfico de esas zonas corporales, hace imposible verificar la existencia o ausencia de lesiones en esos segmentos. Un segundo elemento a considerar es que la autopsia del Presidente Allende se haya realizado en el pabellón de cirugía del Departamento de Otorrinolaringología de un recinto hospitalario castrense, lo que resulta improcedente de acuerdo a las disposiciones legales y reglamentarias vigentes a la época, que disponen que las autopsias deben realizarse en las sedes del Instituto Médico Legal 2 .

Al respecto, asimismo es dable observar que el uso de esta sede, que depende administrativamente del Ejército de Chile, evidentemente no podía garantizar a los peritos intervinientes la debida independencia y autonomía en el cumplimiento de su misión, más aún cuando de acuerdo al Informe la autopsia “fue presenciada por un reducido grupo de personalidades debidamente autorizadas por el señor Fiscal, instructor de la causa”, los que no se identifican.
Ello es más relevante aún si se considera que al momento de practicarse la autopsia todavía no podía descartarse ninguna hipótesis respecto de la naturaleza de la muerte, entre ellas que la muerte violenta hubiere sido causada por terceros, posiblemente por la acción de integrantes de alguna de las ramas castrenses que participaron del ataque armado al Palacio de La Moneda.

La decisión de realizar la autopsia fuera del Instituto Médico Legal, no encuentra justificación desde una perspectiva técnica, por cuanto, dicho servicio público, a diferencia del Departamento de Otorrinolaringología del Hospital Militar, contaba con la infraestructura y el equipamiento instrumental básico para una correcta y adecuada exploración médico forense de cadáveres, lo que incluye, mesas de autopsia, instrumental quirúrgico autópsico, y otras dependencias especializadas como laboratorios bioquímicos, de fotografía forense, de radiología, e identificación, entre otros”.

Y continúa: “Todo análisis descriptivo de un procedimiento autópsico debe incluir, en primera instancia, el examen de las vestimentas que acompañan al cadáver, que junto a los hallazgos y observaciones del examen externo constituyen elementos de importancia técnico pericial dentro del análisis del mecanismo y naturaleza de la muerte. En el Informe de Autopsia analizado, la descripción de las prendas de vestir, evidencia una falta de precisión en relación a sus características propias (color, composición, talla, dimensiones, textura, etc.), como también respecto a la descripción de las alteraciones debidas al depósito de sustancias y/o restos biológicos presuntamente provenientes del cadáver o del uso de armas de fuego.
DESCRIPCION DE LAS MANOS

“Respecto de las manos, segmento de especial interés en la evaluación de disparos por arma de fuego, el informe indica en forma genérica: “En ambas manos hay salpicaduras de sangre, especialmente en la derecha”. Esta descripción es ambigua, ya que no señala la localización y distribución de las manchas de sangre, de modo que no es posible saber si las mismas están presentes en la cara posterior o palmar, si es en la zona del carpo, del metacarpo, dedos o uñas, lo que tiene interés dentro del análisis respecto de la manipulación y utilización de armas de fuego y las lesiones provocadas por los disparos, en especial si se pretende confirmar la naturaleza suicida de un disparo”
  
También es importante la descripción del médico, quien cuestiona el procedimiento si se considera que “el Informe de autopsia revela la existencia de una herida contusa irregular en el dorso nasal y área palpebral derecha, descrito como “… un desgarro cutáneo que compromete el dorso de la nariz en su mitad superior y la región cilio- palpebral interna derecha. Esta herida en la mitad superior derecha del dorso de la nariz también es descrita en el Informe realizado por la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones en el sitio del suceso (Ver Anexo 7). En dicho Informe se identifican claramente tres heridas asociadas a proyectiles, a saber, una herida en la región mentoniana (asociada a entrada de proyectil); una superciliar derecha (asociada a salida de proyectil) y una parietal izquierda (también asociada a salida de proyectil), es decir tres heridas de proyectil”.

En lo relativo al examen interno, el experto indica que “de acuerdo al Informe de Autopsia, el orificio de salida, se reconstruyó con tal precisión que incluso se pudo establecer su forma, descrita como irregularmente redondeada y con un diámetro medido entre 2,5 y 3 cm. Esta descripción sin lugar a dudas constituye un hallazgo significativo, puesto que en definitiva permite presumir fundadamente la existencia de a lo menos de dos impactos de bala, basado en las siguientes consideraciones:


1) La existencia de un orificio de salida de aspecto redondeado de dimensiones más o menos precisas en el cuero cabelludo demuestra objetivamente, que ha sido ocasionado por un proyectil que no ha sufrido deformaciones, puesto que un proyectil deformado no podría formar un orificio redondeado. Un proyectil se deforma cuando es expuesto a grandes impactos y barreras óseas, como es el caso, del proyectil que penetró por el área submentoniana anterior.

Para poder formar un orificio de salida de aspecto redondeado y desgarrado secundariamente, el cuero cabelludo debió estar intacto al momento de su formación, o a lo menos no desgarrado en el punto de salida como hubiese ocurrido en caso de estallido del cráneo. En otras palabras, existiendo un estallido, con gran parte del tejido fragmentado, lacerado y disperso fuera del cráneo, es improbable que se forme un orificio redondeado sobre los colgajos.

2) La ocurrencia de un estallido de cráneo por un disparo subsiguiente, posterior a la formación de un orificio redondeado de salida, podría desgarrar un orificio de salida previamente existente, tal como el descrito en el informe de autopsia. Por lo tanto, el desgarro de un orificio de salida de bala redondeado en el cuero cabelludo, solo es posible si se produce en forma posterior a su formación, a través de un segundo disparo de alta energía.

3) Un estallido de cráneo es consecuencia del efecto conjunto de la energía liberada por el ingreso de un proyectil, sumado a la acción expansiva de los gases que penetran en gran volumen al interior del cráneo al deflagrarse la pólvora, expandiéndolo rápida y violentamente por un incremento súbito de la presión intracraneal, es decir, mediante un efecto explosivo provocado por las grandes ondas de presión que se generan. Por el contrario, es improbable que el cráneo estalle posterior a la salida de un proyectil balístico de alta velocidad”.

Las interrogantes surgen en la medida que uno se adentra en el informe, del cual se obvian párrafos que poco o nada aportan a la verdad histórica pero sí afectan, emocionalmente, en especial a la familia directa, pero también a millones de chilenos y chilenas que han hecho suya la muerte de Salvador Allende y su proyecto de un país más justo, humano, solidario e igualitario.

Las sospechas respecto de un segundo y hasta un tercer disparo, que difícilmente pudo haber sido obra del Presidente, se acentúan al leer detalles tales como que “en la descripción de los pulmones podemos constatar un hallazgo que no es concordante con una muerte instantánea, lo que ocurre cuando existe una destrucción cerebral masiva por estallido de cráneo, específicamente me refiero al hallazgo que describe en pulmones “…pequeñas hemorragias por aspiración sanguínea”.

Tal hallazgo solo sería posible de observar en caso de sobrevida, aún breve, pero suficiente para mantener la actividad de las funciones pulmonares respiratorias, que hubiesen permitido la aspiración de sangre al interior de los pulmones, hecho que no habría podido acontecer en el caso de una muerte fulminante por estallido de cráneo y encéfalo por disparo único. Por ello no se puede descartar la posibilidad de sobrevida a una lesión cerebral o en otra localización, distinta a la originada por un impacto de bala con estallido de cráneo, lo que refuerza la posibilidad de la ocurrencia de a lo menos dos impactos de bala, separados por un breve lapso de tiempo, suficiente para permitir la aspiración sanguínea pesquisada al interior del pulmón
Tampoco coincidirían las conclusiones del primer informe, de 1973, con el deceso del Mandatario, pues en el análisis posterior se indica que “de acuerdo a las descripciones precedentes, no habrían existido desgarros internos a nivel de ambos globos oculares, mientras que a nivel del párpado superior izquierdo en la zona de la cara, se describen dos extensos desgarros para el área del párpado de 1 y 3 cm, los cuales solo podrían haberse originado por algún elemento que incide desde adelante, es decir, desde afuera, ya que reitero, las estructuras posteriores al parpado son los globos oculares, los cuales no presentaban alteraciones de acuerdo a las descripciones. Por lo que se puede inferir que estas lesiones igualmente podrían haber sido originadas por proyectiles o esquirlas provenientes del exterior. Las lesiones existentes a nivel de cara, descritas en el Informe de Autopsia de Salvador Allende, son compatibles con aquellas originadas por proyectiles, en donde un orificio de bala de salida de aspecto redondeado, es altamente probable que haya sido originado por un proyectil de baja o mediana energía, y por lo tanto no coincidente con el disparo y proyectil de alta energía que provocó la lesión submentoniana.

El informe entregado por la Policía de Investigaciones de entonces también se pone en entredicho, el que señala “sobre su abdomen y antebrazo derecho, se encuentra colocada un arma automática, con el cañón dirigido hacia la derecha (ver anexos). Al lado izquierdo del cadáver y sobre el sofá se encontraba un cargador de arma automática sin munición y un casco con las iniciales J.M.F., en una de las cintas interiores de suspensión.” Y Sigue: “Proyectiles y vainillas. El croquis Nº 15.255 y foto S, señalan la posición en que los peritos ubicaron diversas vainillas y proyectiles. Además la foto R, muestra un cartucho para pistola. No se pueden proporcionar mayores antecedentes sobre estos elementos, por cuanto fueron entregados a personal militar a las órdenes del señor general Javier Palacios R., conjuntamente con el arma antes citada”.

El médico es consistente en sus dudas al afirmar que ”sumadas las descripciones autopsicas, con los antecedentes del sitio del suceso, se puede perfectamente establecer que el cuerpo ha sido impactado en distintas ocasiones por proyectiles de diferente calibre y velocidad, no siendo ninguna de las heridas faciales existentes compatibles con lesiones de tipo suicida”.

Y concluye: “Las consideraciones anteriores refuerzan la ocurrencia de a lo menos dos impactos de bala penetrantes en cráneo, en distintos lugares, pudiendo corresponder a armas de fuego diferentes”. A partir de las observaciones efectuadas se recomienda la realización de un segundo análisis forense de los restos a fin de establecer con precisión la causa y naturaleza de la muerte y los elementos que han originado las lesiones, en cuyo contexto se debieran realizar pruebas de vitalidad de lesiones; estudios de residuos de pólvora y reconstitución del cráneo a fin de evaluar las fracturas, orificio y trayectos balísticos, conjuntamente con los estudios genéticos de identificación de los restos. Asimismo sería del mayor interés pericial contar con la totalidad del material documental y fotográfico contenido en el expediente que contiene el sumario instruido por la Primera Fiscalía Militar, en cuyo contexto se ordenó la realización de la autopsia del Presidente Salvador Allende y la investigación llevada a cabo por la Policía de Investigaciones de Chile.

Las conclusiones médico legales también refuerzan la teoría de dos o más disparos: “de acuerdo a las descripciones y consideraciones precedentes se establece el siguiente dictamen médico legal:

1º Las lesiones descritas en el informe de autopsia del Presidente Salvador Allende Gossens, no son compatibles con un disparo de tipo suicida.

2º Se constata la existencia de a lo menos dos impactos de bala ocasionadas por armas de fuego diferentes, uno que provoca un orificio de salida redondeado en la zona posterior de la bóveda craneana y el otro que hace estallar el cráneo.

3º Dado que no se describen signos de vitalidad en la herida submentoniana, es posible concluir que se trata de una herida post-mortem.

4º Se confirma que el disparo en región submentoniana corresponde a los llamados de corta distancia, lo que demuestra que no ha sido un disparo efectuado a boca de jarro o con apoyo, y por tanto no corresponde a una lesión típica de tipo suicida.

5º Se recomienda altamente la realización de un segundo análisis forense de los restos por expertos a fin de establecer con precisión la causa y naturaleza de la muerte. Es cuanto tengo que manifestar, en descargo de la misión encomendada, en Santiago de Chile a los 4 días del mes de septiembre de 2008.

Una serie de anexos, que deberán ser considerados en la autopsia que se practicará al Presidente Allende, constan entre la documentación, y que incluye el Acta del Peritaje de la Policía de Investigaciones de Chile, de la sección Química y Física Forense del Laboratorio de Policía Técnica, citado en libro “Las muertes de Salvador Allende. Una investigación crítica de las principales versiones de sus últimos momentos, de Hermes H. Benítez, RIL editores, año 2006.

Las implicancias históricas y jurídicas, luego de la autopsia de los próximos días, analizará también lo señalado por el servicio de guardia de la Policía de Investigaciones en el turno del 11 al 12 de septiembre de 1973. “En la Cuarta Subcomisaría, dependiente de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones de Chile, en su servicio de guardia del día 11 al 12 de Septiembre de 1973, folio N°31, párrafo N°1 se puede leer la siguiente constancia: “16,20 hrs…

Suicidio del Presidente de la República Dr.Salvador Allende Gossen. A la hora marcaba el margen, personal de la Guardia de esta Unidad, Detective 1º Julio Navarro Labra, asesorado por el Inspector Pedro Espinosa Valdés de esta Brigada de Homicidios y peritos balísticos: Jorge Almazabal Mardones y Carlos Dávison Letelier , planimetrista: Alejandro Ossandón Carvajal, fotógrafo forense: Enrique Contreras Riquelme, todos del Laboratorio de Policía Técnica de Investigaciones y el experto en huellas Héctor Henríquez Carvajal, en cumplimiento de órdenes impartidas por el General Sergio Arellano, del Ejército de Chile, se trasladaron a la calle Morandé Nº 80, en cuyo segundo piso, en un salón que corresponde al llamado “La independencia, se constató el suicidio con arma de fuego del Presidente de la República, Excelentísimo Señor Doctor Salvador Allende Gossen.

Yacía sentado sobre un diván de terciopelo, de color rojo gránate, adosado al muro oriente del palacio, entre dos ventanales que miran hacia la calle e Morandé, con la cabeza y el tronco levemente inclinados hacia el lado derecho; miembros superiores ligeramente extendidos; extremidades inferiores, extendidas y un tanto separadas. Ropas en orden cuyas características son las siguientes: “Chaqueta de tweed color gris, abotonada en el botón inferior de dos que tiene la prenda; pulóver de cuello subido gris con figuras geométricas parduscas; camiseta sport blanca; pantalones color marengo; Al registro de sus vestimentas, en el bolsillo superior izquierdo de la chaqueta se encontró un pañuelo de seda de lunares rojos con fondo azul; en el bolsillo izquierdo del pantalón se encontró una llave marca “Fllod”; un papel en blanco con membrete que se lee “Presidencia de la República Edecán”, bajo esta leyenda un número escrito a mano de teléfono Nº 484209. En su muñeca izquierda, un reloj de metal blanco con pulsera del mismo color, marca “Galga Coultreh “, automático, Nº1.298.766, con dos calendarios en la pulsera metálica, del año 1973, de propaganda “Panamtur”. Se observó un fusil ametralladora Nº 1651, sin marca visible, extendido en la parte del cañón y el mecanismo de disparo apoyado en el sillón y el resto, culata abatible apoyadas en el antebrazo y en la región abdominal. En la culata de madera, en la tapa izquierda una placa de metal amarillo, de forma rectangular que se lee ” a Salvador de su compañero de armas. Fidel Castro.

Mitos en torno al caso

“El Arma encontrada en el sitio de suceso con su cargador puesto, quedó en poder del General de Ejército don Javier Palacios, para ser remitida a la Fiscalía Militar. Se deja constancia que esta arma no fue descargada por insinuación del perito balístico Sr. Carlos Dávison; de modo que se ignora el número de cartuchos que había en su cargador y si había algún cartucho en su recámara.

A éste fusil se le efectuó el peritaje correspondiente en huellas. “De las informaciones proporcionadas por el personal militar, ubicado en el lugar de los hechos, se logró establecer que el Médico de la Presidencia de la República, Dr. Patricio Guijón Klein, que en el momento de ocurrir los hechos, se encontraba en la sala próxima a la puerta, ubicada en el muro poniente, con la intención de salir del salón. Al sentir el estampido, se habría dado vuelta y percatado que el Presidente se había disparado con el arma anteriormente descrita; fusil que según propia declaración quedó entre las piernas del mandatario, con la culata apoyada en el piso y el cañón a la altura de la región abdominal. Por lo imprevisto de la acción y el nerviosismo lógico de la situación, tomó el fusil y lo dejó en la posición que en definitiva fue encontrado y fijado por funcionarios de esta brigada de Homicidios. No se le tomó declaración al Dr. Guijón por no entorpecer las averiguaciones del interrogatorio a que será sometido por la Fiscalía Militar. “El General de Ejército don Javier Palacios, manifestó que al ser informado del hecho y concurrir a constatarlo, había encontrado en el piso, sobre la alfombra, a los pies del cadáver, un par de lentes ópticos marca “Mustang”, Nº 52022, con marco plástico de color oscuro. Las especies descritas anteriormente que componen los efectos personales del Presidente Dr. Salvador Allende; el arma, instrumento del delito, el proyectil y las vainillas, fueron entregadas al General Sr. Palacios, el que haría remitirlos a la Fiscalía Militar”.

Evidentemente que la autopsia definitiva al ex Presidente Allende dilucidará una serie de dudas y mitos que, con los años, se entremezclan; entre ellas, que el fusil regalado por Fidel Castro nunca estuvo en la Moneda el día del golpe, sino en El Cañaveral. Que un capitán de apellido Gallardo o Gajardo, al igual que los comandos que ultimaron a Bin Laden recientemente, fue condecorado por Pinochet en forma secreta tras haber disparado a Salvador Allende; que uno de los mellizos de La Guardia, cubanos que vivían en Chile en aquella época, habría ultimado a Allende por órdenes de Castro si el mandatario chileno se veía acorralado o dispuesto a rendirse. Como sea, la figura de Salvador Allende Gossens se agiganta con el tiempo, y millones de personas alrededor del mundo sentimos un profundo respeto por su legado, su ejemplo y la consecuencia demostrada.

ClariNet

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