Primera Parte http://terrorismodeestadoenchile.blogspot.com/2011/10/quienes-fueron-los-responsables-del_1220.html
Las Estrategias de los partidos. Una polémica con algunos de sus protagonistas.
El Frentepopulismo del PC: De rodillas ante la DC. La estrategia que condujo a la derrota de la revolución chilena.
Luis Corvalán en su libro "De lo vivido y lo peleado. Memorias", en su capítulo tres "El
gobierno del pueblo", referido al período del gobierno de Allende y la UP, no nombra ni
siquiera en un renglón la formación de los Cordones Industriales. No se trata de una
casualidad. Veremos aquí cuál fue la estrategia que guió al Partido Comunista. No
pretende ser una crítica acabada, sino en función de lo visto en el artículo precedente.
Ya vimos su definición estratégica de revolución por etapas: "... un gobierno distinto,
dentro del cual la clase obrera, los trabajadores, deberían ser los actores principales, las
fuerzas fundamentales en la lucha por los cambios de fondo, anti-imperialistas y anti-
oligárquicos, que desbrozaran el camino al socialismo". El socialismo, o más bien, la
dictadura del proletariado, es decir, el gobierno de una República Obrera, en transición al
socialismo, se dejaba para un futuro incierto. La cuestión del poder, que la realidad
misma había planteado como vimos, no era de la incumbencia de este partido.
Más todavía, el Partido Comunista reafirmaba, en los primeros meses de 1972, el camino
que comenzaba a mostrarse impotente y que culminaría unos meses después en la
formación de los Cordones Industriales: "En esa oportunidad abordamos también otro
problema en torno al cual había opiniones discrepantes en la izquierda. ¿Se puede
avanzar en el cumplimiento del Programa actuando dentro de la legalidad? 'Los
comunistas pensamos- fue nuestra respuesta- que la institucionalidad, la legalidad
prevaleciente no nos ayuda. Estimamos que es un freno, que es un obstáculo al desarrollo
del proceso revolucionario, pero no un obstáculo insalvable, porque hasta ahora se ha
demostrado que se pueden hacer cosas en los marcos de la legalidad y que lo que se
puede hacer no depende tanto de la ley como de la lucha, de la organización, de la
movilización de las masas, de la correlación de fuerzas en un momento determinado. De
otro lado, pensamos que en el presente no hay ninguna posibilidad para modificar esta
legalidad, esta institucionalidad, por ningún camino, ni a través del camino legal, ni a
través de un camino extralegal".
El Partido Comunista, en la dirección de la CUT, primero ignoró olímpicamente a los
nacientes Cordones Industriales, y luego pretendió subordinarlos a esa organización
tradicional del movimiento obrero, construída en años de luchas y con enormes esfuerzos
de la clase obrera, pero que se mostraba como una organización insuficiente ante el
vértigo revolucionario de los acontecimientos. Más que insuficiente, que continuaba
asumiendo las tradicionales, y necesarias, funciones de la defensa de los intereses
económicos de la clase obrera. Pero lo que ahora estaba en juego era la cuestión del
poder. La cuestión del poder era la frontera que el Partido Comunista no se atrevía a
franquear. Frente al paro patronal de 1972, en lugar de llamar a extender, profundizar y
desarrollar la actividad revolucionaria de los Cordones, el gobierno de la UP decidió la
conformación del primer gabinete cívico-militar. En este libro, editado en 1997, Corvalán
defiende esa decisión: "El otro factor que llevó al fracaso el propósito reaccionario de
poner fin al gobierno popular en ese año 1972 fue la decisión del Presidente Allende de
constituir un nuevo Ministerio con el General Prats en la cartera de Interior, el
Contraalmirante Ismael Huerta en Obras Públicas y el General de Brigada Aérea Claudio
Sepúlveda en Minería, más Luis Figueroa en Trabajo y Rolando Calderón en Agricultura,
Presidente y Vice-Presidente de la CUT respectivamente". De esta forma se materializó
la política frentepopulista de los llamados al diálogo a la DC, que solo por la negativa de
esta no pudo materializarse. El Frente Popular se conformó con los uniformados, que
"constitucionalistas y profesionales" o no, son FFAA del Estado burgués.
Esta estrategia de colaboración de clases impidió la acción y organización independientes
de la clase obrera, impidió su avance hacia la estrategia del enfrentamiento a todas las
alas de la burguesía, democráticas o reaccionarias, y de la dictadura del proletariado, del
poder de la clase obrera, que era la cuestión que estaba planteada. La falta de resolución
de esta tarea histórica por parte de la clase obrera permitió que la resolviera, en forma
sangrienta, la burguesía y el imperialismo. El Partido Comunista, con esta estrategia,
puso de rodillas y condenó a la impotencia a la clase obrera, frente a la burguesía y el
imperialismo.
La estrategia de subordinar a la clase obrera a la burguesía y el imperialismo se dio desde
el primer minuto, a través de subordinarla a la política de la DC. No hace falta que
volvamos a decir qué rol jugó este partido burgués ni sus políticas. Pero veamos lo que
24 años más tarde relata Corvalán: "El Partido Comunista contribuyó, de manera eficaz, a
superar las dificultades, primero desplegando los máximos esfuerzos en mantener
movilizado y alerta al pueblo y, luego, participando activamente en la búsqueda de
acuerdos y soluciones políticas. A través de Orlando Millas tuvo una actuación relevante
en la redacción del Estatuto de Garantías que facilitó el apoyo del Partido Demócrata
Cristiano a Salvador Allende en el Congreso Pleno, y antes por intermedio de Volodia
Teitelboim, sirvió de puente entre el Ejército y el nuevo mandatario".
Más todavía, Corvalán le lava la cara a la DC: "Se puede decir que en los primeros
tiempos del Gobierno Popular, al menos hasta las elecciones municipales de 1971, la
abrumadora mayoría de los chilenos le entregaron su reconocimiento y su respaldo y
entre la UP y la DC existieron buenas relaciones, basadas en la aspiración común de
modificar las cosas a favor del pueblo, en las coincidencias programáticas y en la acción
conjunta en torno a una serie de problemas en las que ellas se daban". Por supuesto que
de la estrategia imperialista de la Alianza para el Progreso, no dice ni una palabra...
Menos va a decir de los ya públicos acontecimientos que describimos en la primera parte
de este trabajo, que muestran el verdadero rostro del "demócrata" Frei.
Lo más grave es que 24 años más tarde, ya conocidos todos estos hechos públicamente,
pero permanentemente ocultados a los ojos de la vanguardia obrera y popular y las
masas, por el mismo Partido Comunista entre otros, Corvalán reafirma la estrategia y la
política que llevaron a la derrota a la revolución chilena: la subordinación de la clase
obrera a los partidos de la burguesía y el imperialismo, la estrategia frentepopulista de
colaboración de clases, en primer lugar, a la Democracia Cristiana y al supuesto sector
constitucionalista de las FFAA.
Así es que reafirma: "De ahí que, a casi un cuarto de siglo del derrocamiento del gobierno
del Presidente Allende, se pueda concluir en que, entre tantos factores que facilitaron
nuestra derrota, el principal estuvo en la falta de una Dirección única y amplia en la UP y
en el gobierno, capaz de concebir, programar y aplicar, con audacia y sin sectarismo, una
política que permitiera agrupar a la mayoría nacional en la lucha por transformaciones
democráticas. Una tal Dirección tenía que haberse orientado a lograr un gran acuerdo con
la DC e incluso gobernar juntos, de manera de haber contado con una correlación de
fuerzas favorable a los cambios".
El agrupamiento de la "mayoría nacional" puede hacerse en forma revolucionaria o no.
Los Cordones Industriales eran la única posibilidad de ganarse a las amplias masas para
resolver el problema del poder en forma revolucionaria. Extender esta experiencia
reducida a un sector de la vanguardia obrera y popular, que estaba planteado por ellos
mismos con el llamado a formar una Coordinadora de Cordones Industriales y en la
acción coordinada con la CUT después del tanquetazo, hubiera sido la base del poder
obrero necesario para poder avanzar en medidas socialistas que permitieran terminar de
ganar para la revolución al conjunto del pueblo, estableciendo una banca nacional única
que permitiera otorgar crédito baratos a los pequeños productores, estableciendo el
monopolio del comercio exterior que permitiera a nuestra producción no estar sometida
íntegramente a los vaivenes del mercado mundial, es decir, de los grandes monopolios
imperialistas, estableciendo la planificación de la economía que impidieran el descalabro
económico que provocaban la burguesía y el imperialismo por ejemplo con el
desabastecimiento, y que los trabajadores y el pueblo pobre habían comenzado a resolver
con las JAP pero en forma espontánea. Hubiera permitido constituir las milicias obreras
capaces de enfrentar y derrotar la reacción burguesa e imperialista de sus bandas fascistas
y su ejército de ocupación. Pero no, el Partido Comunista optó por subordinar a la clase
obrera al principal partido de la burguesía y el imperialismo, la DC.
A esto el PC respondió históricamente con la afirmación falsa de toda falsedad de los
"enemigos principales": "para avanzar en el cumplimiento del programa de la UP, era
indispensable, junto con impulsar la movilización de las masas, acrecentar la
participación de la clase obrera y del pueblo en la administración estatal y en la dirección
de las empresas del área social, desarrollar los más diversos organismos de poder popular
que fortalecieran y no debilitaran al gobierno, buscar el aislamiento de los enemigos
principales de los cambios, y eventualmente, llegar a acuerdos con la DC" (las negritas
son nuestras). Ya vimos más abajo que poco "principal" que fue el rol de este partido, la
DC, enemigo de los trabajadores y el pueblo. Ya sabemos que actuaron en común,
coordinadamente, el imperialismo, la DC, las FFAA, las instituciones del Estado, la
derecha tradicional y reaccionaria y ciertos medios de comunicación. La burguesía
llamada nacional y el imperialismo, la burguesía industrial y los terratenientes, los
"democratas" y los "autoritarios", todos están coludidos en una Santa Alianza contra los
trabajadores y el pueblo pobre. No quiere decir que no haya roces, diferencias e incluso
enfrentamiento entre ellos, pero todos se acaban a la hora de enfrentar a su enemigo de
clase; la tarea de un partido revolucionario es mantener la independencia de la clase
obrera de cualquiera de las alas de la burguesía y el imperialismo, combatir su influencia
en el seno de la clase obrera y el pueblo pobre. Lo contrario, arrodillarse ante alguna de
ellas, como lo ha hecho el PC en estos momentos decisivos, es condenar, en momentos
revolucionarios, al fracaso de la revolución, y en las vísperas de la revolución, impedir la
forja de un partido revolucionario que combata a la burguesía y a sus agentes en el seno
de la clase obrera para que pueda dirigirla en los momentos decisivos con la única
estrategia que puede darle el triunfo e impedir nuevos golpes genocidas: la dictadura del
proletariado, la constitución de una República Obrera basada en organismos de
autodeterminación de las masas, de democracia directa.
El gran drama es que el Partido Comunista ocultó y oculta a los ojos de la vanguardia y
las masas que lo que estaba pendiente y por resolverse era la cuestión del poder. "Con la
constitución del gobierno antiimperialista, antioligárquico y prosocialista del Presidente
Allende, integrado por los partidos más representativos de la clase obrera y por
importantes colectividades de las capas medias, se conquistó una parte, la parte principal
del poder, y con ello se produjo un relevo de clases en la dirección del país". El resto del
poder que faltaba conquistar sería a través de... °reformas constitucionales! Sí, crealo o
no: "que la UP se propone 'transformar las actuales instituciones para instaurar un nuevo
Estado donde los trabajadores y el pueblo tengan el ejercicio real del poder', lo cual
quedaría establecido en una nueva Constitución. Esta contemplaría un Parlamento
unicameral, la Asamblea del Pueblo y un poder judicial de generación democrática". Sin
embargo, se sabe que en estas condiciones del período revolucionario esto no es más que
una utopía reformista reaccionaria. La burguesía a través de la DC había establecido el
lugar que ocupaban las FFAA en la defensa del Estado burgués en caso de que fallaran
los diques de contención del frentepopulismo, y estos, como vimos, con los Cordones
Industriales, comenzaron a fallar. Inclusive tras el tanquetazo de Souper, y a pesar del
discurso de Allende, la burguesía lo tenía más que claro: "El viernes 29 de junio de 1973
quedaron demostrados dos hechos fundamentales: el primero de ellos es que la unidad y
la disciplina interna de las FFAA les permite sofocar cualquier sublevación, y que sus
mandos son capaces de restaurar en pocas horas la cohesión debilitada; el segundo hecho
fundamental es que las FFAA son hoy día el poder más efectivo que queda en el país,
tanto por su espíritu como por su fuerza" . Parecerá cínico, el conato de golpe lo habían
preparado ellos mismo. Pero no hay cinismo en lo esencial.
Sin embargo, Corvalán insiste en la existencia de un sector democrático en las FFAA:
"Para hacer realidad esas transformaciones se requería, además de vencer la resistencia
del imperialismo y de la oligarquía, tener en cuenta que el Ejército y demás instituciones
castrenses se hallaban , desde hacía ya varias décadas, en permanente contacto con sus
congéneres estadounidenses y habían sido catequizados en las doctrinas de la defensa
hemisférica y de la seguridad nacional, de acuerdo a los intereses y afanes de dominación
continental y mundial del imperialismo yanqui. La doctrina Schneider las inducía a
respetar la Constitución y al gobierno generado de acuerdo a esa constitución. El General
Prats y el Almirante Montero fueron los más destacados, aunque no los únicos altos
oficiales ciento por ciento adictos a esa doctrina".
En primer lugar Corvalán no puede desconocer, ya que a través de Millas coadyuvó en la
firma del Estatuto de Garantías y las posterior reforma constitucional, que bajo el mando
de la Constitución, las FFAA tenían autonomía para defender una Constitución que
viesen amenazada. Fue uno de los argumentos que esgrimieron, y que esta "trampa" les
facilitó. Tenían el camino allanado.
En segundo lugar, así como la DC pasó del discurso antioligárquico de Tomic a la
conspiración de Frei con el imperialismo, casi sin convulsiones para la DC, salvo dos
rupturas menores, la "doctrina Schneider", el "profesionalismo" y "constitucionalismo"
de las FFAA (además de ser un mito ) es funcional a una situación política. Es decir, los
discursos de la burguesía y sus instituciones pueden hasta teñirse de rojo si hace falta
para engañar al pueblo. Lo esencial es que la estructura y la cadena de mandos de las
FFAA no había sido quebradas. A través de ellas la burguesía mantenía el monopolio de
las armas, última barrera de defensa del Estado burgués contra la arremetida
revolucionaria de la clase obrera y las masas. Lo único que podía quebrar la estructura de
las FFAA, partirlas en dos, ganar para la revolución a un sector de las mismas, es la
misma acción revolucionaria de las masas en las calles, que con sus milicias obreras y sus
guardias rojas les muestren que están dispuestas a pelear y morir por la República Obrera.
Este riesgo estaba también presente en la revolución chilena. Como lo reconoce el mismo
Gonzalo Vial: "El tercer motivo de intervención de las FFAA en septiembre de 1973 fue
el peligro que intuyeron en cuanto a su posible división. Hasta ese momento se mantenían
incólumes tanto la unidad interna de cada rama- con la posible excepción de Carabineros-
como la cohesión de las diversas ramas entre sí... Pero la marea de la presión política iba
subiendo, y si llegaba a comprometer en definitiva a todos los chilenos, como ya estaba
sucediendo, inevitablemente este apasionamiento político entraría a los cuarteles y
entonces sí que se dividirían las FFAA". Se conoce de la lucha de los marinos de
Valparaíso y Talcahuano en junio de 1973. La política de los militares profesionales y
democráticos es otro aspecto más de la estrategia frentepopulista que impidió la
resolución revolucionaria del problema del poder. La recomposición del movimiento
obrero y la construcción de un partido revolucionario deberán saldar cuentas con esta
estrategia que condujo a la revolución chilena a la derrota.
BIBLIOGRAFÍA
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Trotsky, León. "¿A dónde va Francia?". Juan Pablo Editor. 1975
Trotsky, León. "Resultados y perspectivas". Juan Pablo Editor. 1979
Trotsky, León. "La Revolución Permanente". Editorial Osiris. 1939
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Vitale, Luis. "Interpretación marxista de la historia de Chile", tomo V y VI. Ediciones
LOM.
Documento completo para descargar: http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/vitalel/6lvc/06lvctextpol0006.pdf
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