León Vilarín Marín |
En su libro Las dos caras del golpe, el periodista Alfredo Barra ubica en el 25 de julio de 1973 la consolidación de “un nuevo líder que llevó a la Confederación de Sindicatos de Dueños de Camiones de Chile a decretar un paro nacional indefinido del transporte terrestre para inmovilizar al país. Este líder fue León Vilarín Marín, un transportista que si bien al principio también cayó en el embrujo socialista, a esas alturas se sentía más representado por el inconformismo ciudadano. Su afán esta vez era complicarle de tal manera la existencia a Allende que, asediado por todos los flancos, no le quedara otra salida que renunciar a la Presidencia” (página 14).
En cambio, en el artículo El paro que coronó el fin o la rebelión de los patrones, Susana Rojas se concentra en la “huelga de los transportistas” del 9 de octubre de 1972, y define a Vilarín como “uno de los dirigentes del grupo paramilitar de ultraderecha Patria y Libertad”. El presidente de la “Confederación Nacional del Transporte, (que) reunía a 165 sindicatos de camioneros, con 40 mil miembros y 56 mil vehículos, decretó un paro indefinido de actividades que comenzó a cumplirse con rigurosidad militar”.
“Tal y como consta en los documentos desclasificados sobre la acción de la CIA en Chile -prosigue esta otra periodista chilena- de los ocho millones de dólares que la agencia norteamericana destinó a la campaña de oposición al gobierno de Allende, más de dos financiaron el paro de los patrones, como se le denominó a la acción golpista de los transportistas. En opinión de quienes vivieron el hecho, la huelga de camioneros fue el detonante final”.
La huelga, financiada desde EEUU e inserta dentro del denominado "Plan Septiembre", buscaba, según documentos desclasificados de la CIA, "poner en práctica una técnica que, bajo un contenido de masas, se basa en el "gremialismo" de los patrones y en la "resistencia civil" de la burguesía". Fue tan planificada, que un día antes del paro, el entonces embajador estadounidense en Chile, Nathaniel Davis envió un cable secreto al presidente Nixon donde le informaba que "para proteger los intereses de la oposición, la confrontación puede resultar inevitable". Y así fue.
8 millones de dólares que la agencia EEUU destinó a la campaña de oposición al gobierno de Allende,mas de 2 financiaron el paro de los patrones, como se le llamo a la acción golpista de los transportistas.
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