Por Jorge Escalante

Eran unos papeles viejos, rutinarios, de esos que se ven cuando se reconstruye lo que pasó hace treinta años. De golpe, la sorpresa. Ahí estaba su nombre registrado, con la prueba de lo que hasta ahora casi nadie sabe en Chile: Raúl Hasbún Zaror, el Cura Hasbún, fue funcionario de la dictadura de Augusto Pinochet. Y fue el mismo Pinochet quien firmó el decreto que lo nombró su representante.
“Adicto Civil Honorario” fue el cargo para el cual Pinochet lo nombró el 5 de junio de 1974, a través del Decreto Nº 358 de la Dirección General Administrativa del Ministerio de Relaciones Exteriores. Su destino: la embajada de Chile en Bonn, Alemania. El nombramiento, lacónico como todo lo burocrático, consignaba que el sacerdote “tendrá derecho a Pasaporte Diplomático”. El decreto siguió el curso regular, hasta la “toma de razón” de la Contraloría General de la República el 28 de junio de 1974 y pasó también por la Tesorería, el 1 de julio de ese mismo año.
El decreto reza, textual: “Vistos los Decretos Leyes Nº 1 y 9 de 1973, la Ley 15.266 y las necesidades del Servicio, Decreto: 1.- Desígnase al señor RAUL HASBUN ZAROR, RUN (no figura), a contar desde el 10 de Mayo y hasta el 10 de Septiembre de 1974, como Adicto Civil Honorario en la Embajada de Chile en Bonn, República Federal de Alemania, con sede en la ciudad de Bonn. 2.- Se deja constancia que el señor RAUL HASBUN ZAROR, Adicto Civil Honorario de Chile en Bonn, tendrá derecho a Pasaporte Diplomático.
Regístrese, tómese razón y comuníquese. Por la Junta de Gobierno (la firma de Augusto Pinochet Ugarte, Presidente de la Junta)”.

SU PASO POR ALEMANIA

¿Qué fue a hacer Hasbún como Adicto Civil a Alemania? Quien entonces era el embajador de Chile en Alemania, Raúl Irarrázaval Lecaros, ya falleció. Pero el entonces Primer Secretario de la embajada en Bonn, Mario Lizana Steinfort, confirmó a The Clinic que “efectivamente era el cura Hasbún el que llegó por allá ese año, el mismo de la tele”. Sobre sus tareas dijo “mire, las funciones de los Agregados Civiles son muy variadas, no son determinadas, según lo que sea necesario, y no necesariamente el Agregado Civil tiene que estar detrás del escritorio. El salía mucho, a distintas ciudades, nunca supe qué hacía, pero yo lo vi allá”.
-¿Iba a los consulados de las ciudades alemanas? -le consultamos.
-No necesariamente, yo fui cónsul y los cónsules casi no se reúnen con los agregados civiles- respondió.
Agregado militar era entonces en Bonn el coronel Carlos Derpsch.
La salida de Hasbún a cumplir su misión quedó registrada en Policía Internacional en el aeropuerto de Pudahuel el 7 de junio de 1974 con el pasaporte diplomático Nº 756. Su Cédula de Identidad es la 3. 128.596-8. El regreso fue el 19 de agosto de ese año.
Hasbún ha manifestado desde siempre su cercanía con la dictadura, pero nunca admitió ser funcionario del régimen.

LOS OTROS ADICTOS CIVILES

El régimen de Pinochet tuvo otros “Adictos Civiles Honorarios”. Pero estos no necesariamente eran civiles. Entre ellos figuran los entonces mayores de Ejército Pedro Espinoza Bravo y Marcelo Moren Brito, enviados por Pinochet a la embajada de Chile en Brasil, y el coronel Víctor Hugo Barría Barría, instalado en la embajada de Buenos Aires. O sea, la flor y nata de la DINA.
Mediante los cargos de agregados civiles, el aparato de la DINA copó el servicio diplomático exterior. Espinoza, ex jefe de la Brigada de Inteligencia Metropolitana y Villa Grimaldi y ex segundo hombre de la DINA, fue nombrado mediante un decreto igual al de Hasbún. El suyo fue el Nº 172 del 5 de marzo de 1975.
A Espinoza lo sucedió “El Ronco” Moren Brito, temido en los centros clandestinos de detención por, entre otros métodos, sacarle los dientes a los detenidos con un alicate, como está establecido en el proceso por los desaparecidos desde Villa Grimaldi que instruye el juez Alejandro Solís. A Moren lo designó Pinochet en ese cargo con fecha 23 de enero de 1976, mediante el decreto Nº 47.
Al coronel Víctor Barría Barría el dictador lo nombró también el 5 de marzo de 1975 a través del decreto Nº 171 del Ministerio de Relaciones Exteriores. Barría llegó a Buenos Aires a “montar una agencia de la DINA en la embajada”, como lo reconoce en una declaración policial de 1993 quien fue su chofer, el comando de Ejército y agente Carlos Labarca Sanhueza. De los tres decretos, The Clinic tiene copia.
El pasado 20 de diciembre el ministro Solís interrogó en calidad de inculpado (“exhortado a decir verdad”), para que respondiera los dichos de la ex agente DINA Luz Arce. Esta afirmó en una declaración procesal el pasado 29 de octubre de 2004, que Hasbún “iba periódicamente, una o dos veces al mes, al cuartel general de la DINA y entraba directamente a la oficina de la dirección”. O sea a ver al “Mamo” Contreras. Lo que el cura, por cierto, negó.
Agradecido de la DINA y la CNI, Hasbún dijo en 1981 “son instituciones profesionales que la sociedad necesita absolutamente y merecen nuestro respeto y gratitud”.

La Prueba del diablo