Documento dice que luego del plebiscito, el entonces jefe de gobierno se sintió “arrinconado y bramó con un toro furioso”, pero no es todo. Asegura que cayó en una depresión semejante a la que tuvo en 1984, por la cual debió –precisa el texto- recibir tratamiento con litio. El informe señala además que tenía rasgos de paranoia, lo califica como “el perfecto líder maquiavélico” e indica que en un discurso en CEMA se comparó con Cristo.
Por Carlos Basso
Un perfil sicológico según el cual Augusto Pinochet poseía rasgos propios de una “personalidad paranoica” figura en medio de una extenso documento desclasificado, enviado por la Embajada de Estados Unidos en Santiago al Departamento de Estado (en Washington) cuatro meses después de que Pinochet perdiera el plebiscito del 05 de octubre de 1988, texto confeccionado con motivo de la primera gira pública que el capitán general realizaba luego de su derrota.
El reporte, firmado por algún funcionario de apellido “Jones” fue enviado con copia, como era habitual, a las embajadas de EEUU en los países del vecindario (Brasil, Bolivia, Perú y Argentina), pero además fue remitido también a las misiones norteamericanas en las dos principales sedes de la ONU, en Ginebra y Nueva York , además de la base del comando sur del Ejército de EEUU en Panamá, Quarry Heights.
El documento, fechado en febrero de 1989 y redactado cuando el embajador era el fallecido Charles Gillespie, relata la gira que Pinochet efectuó por varias comunas de la Novena Región, en agradecimiento por haber sido una de las dos zonas de Chile donde ganó el “Sí”. El autor del escrito –que tenía carácter de confidencial- señalaba al respecto que “el paso de ser un dictador todopoderoso a uno cuyo contrato se termina pronto ha sido dificultoso, y él está determinado a demostrar que está al mando”.
El texto agrega que a futuro, la preocupación principal de Pinochet a nivel personal era “la seguridad para él mismo y su familia” y que en el plano político “mientras urge a la unidad de la derecha, él mismo hace complejo que surja algún liderazgo alternativo. El continúa declarando públicamente que no será candidato en 1989. Mientras él quizá no quiera cerrar esa opción completamente por temor a parecer un pato cojo, su apoyo político para correr de nuevo permanece mínimo”.
Buena forma y negación
El informe detalla que por esas fechas, el dictador se encontraba en un notable estado físico y relata una anécdota: “los que fueron a un asado para los agregados militares realizado en Bucalemu el 10 de febrero vieron un comandante en jefe en forma óptima. Relajado y sonriente, fácilmente se las arregló para dar una larga caminata por el cerro mientras hombres jóvenes resoplaban sin aliento”.
En su punto 4, el documento reseña que luego del plebiscito, Pinochet parecía un paciente con alguna enfermedad terminal, que pasó por todas las etapas: “su primera reacción fue la negación”… “luego vino la furia” detalla el texto, que recuerda que “en su discurso del 25 de octubre a las voluntarias de CEMA se comparó a sí mismo con Cristo, a quien la gente rechazó en favor de Barrabás. Unos días después dijo que sus oponentes habían salido a asesinarlo, y amenazó con anular los resultados de las elecciones si no dejaban tranquila su Constitución”.
Tres ello, se rememora una entrevista del 31 de diciembre de 1988 con Le Monde, donde finalmente parece ya haberse resignado, pero se agrega que en un discurso en la gira por provincias había hablado contra “las fuerzas oscuras que conspiran en su contra”.
Perfil sicológico
Así se denomina el punto 6 del reporte. Con más de un línea borrada, se lee que “…quien trabaja con un grupo de sicólogos y otros profesionales que analizan la conducta de Pinochet en el poder, encuentran estos ‘cambios de humor bipolares’ como típicos de ‘personalidades paranoicas’. De acuerdo a (borrado) ese tipo de personalidad puede funcionar muy bien, pero presenta profundos problemas y tiene poca tolerancia a la frustración. Viviendo en constantemente a la defensiva, es mesiánico en su sentido del deber, obsesionado con las lealtades personales y con su imagen de omnipotencia”.
Pese a que el punto 7 lleva por nombre “lecciones de realidad”, la misma fuente asevera que “la ola de protestas de marzo de 1984 llevó a Pinochet a una crisis depresiva, debido a la cual recibió tratamientos de litio. Nuevamente sufrió una depresión mayor después del 5 de octubre y alternaba entre periodos de retraimiento con una hiperactividad exaltada”. Asimismo, el redactor decía que “afortunadamente la Fuerza Aérea y la derecha responsable se movieron acertivamente, amenazando con producir un quiebre en el gobierno. Pinochet se sintió arrinconado y bramó como un toro enojado, pero no tenía opciones excepto aceptarlo”.
“Asuntos de tripas”
Y claro, ese es el título del punto 9: “gut issues”. Una fuente del redactor del documento dijo que de las dos cosas que más preocupaban a Pinochet en términos políticos, “una es la protección de los juicios por Derechos Humanos”. Y había más detalles: “el presidente está embrujado con el espectro de los crímenes de Derechos Humanos y temeroso de los juicios que pudieran hacerlo objeto de la misma suerte del general argentino Galtieri”.
Además de ello, se menciona como su segunda obsesión el ya mencionado asunto de la seguridad, pero con más antecedentes: “desde su intento de asesinato en 1986, incluso su nieto tiene guardaespaldas. Mantener una estrecha protección en el futuro será una gran preocupación (suya)”.
Asimismo, el informe señala que su principal línea de defensa sería la Constitución del 80 y se relata que si bien quiso dejar como vicecomandante en Jefe del Ejército a Santiago Sinclair, finalmente optó por Jorge Zincke, debido a que el primero tenía poco apoyo interno.
Citando a otro “pinochetólogo”, como quedó escrito, el redactor señalaba que los retiros de Sinclair y otros generales aseguraban a Pinochet un alto mando que le era totalmente leal en términos personales.
Se cuenta además (y con esto queda claro que al menos una de las fuentes del documento era alguien muy bien ubicado en el gobierno) que tras el plebiscito Pinochet comenzó a exhibir un fuerte interés por las encuestas, especialmente las del CEP, estando muy preocupado de cómo esta mostraba a Patricio Aylwin, a Ricardo Lagos, a Hernán Buchi y a Sergio Onofre Jarpa.
Luego de un recuento sobre los mensajes que enviaba a la Derecha política, el paper de EEUU califica a Pinochet como “el perfecto líder maquiavélico” que dejaba que “cada uno de sus asesores supiera sólo una parte de lo que piensa, y que demanda lealtad total”.
Se citan también palabras del director del Servicio Electoral, Juan Ignacio García, quien está próximo a dejar su cargo luego de 35 años en este, que dijo a los norteamericanos que Pinochet, quien lo había nombrado en el cargo, era como un gran roble, “que no deja que algo crezca a su sombra”.
El documento termina diciendo respecto de Pinochet que “no hay dudas que estará complotando hasta el final”.
Lee el documento. El informe sicológico está en la página 5:
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