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jueves, 22 de agosto de 2013

Toxinas, el arma de Pinochet para matar a miles de personas

Reveló la ex directora del Instituto de Salud Pública de Chile, Ingrid Heitmann


22 agosto 2013

Los químicos, que permanecieron en secreto por 27 años en un subterráneo del ISP junto al Estadio Nacional de Santiago, fueron descubiertos e incinerados en 2008, sin informar al gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) o a la Justicia, admitió este jueves Heitmann
El régimen militar del dictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990) dispuso de toxinas botulínicas capaces de eliminar a miles de personas, según reveló la ex directora del Instituto de Salud Pública (ISP) de Chile, Ingrid Heitmann, en declaraciones exclusivas a la agencia de noticias DPA.
Los químicos, que permanecieron en secreto por 27 años en un subterráneo del ISP junto al Estadio Nacional de Santiago, fueron descubiertos e incinerados en 2008, sin informar al gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) o a la Justicia, admitió este jueves Heitmann, que estuvo al frente del ISP entre 2007 y 2010.
“Eran dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica, suficientes para matar a la mitad de Santiago”, dijo la profesional, quien luego matizó su afirmación. “Se podía matar a muchísimos, pero no sé cuántos”.
De hecho, un adulto de 70 kilos muere si se le inyecta 0,15 picogramos de la toxina. Cada picogramo equivale a apenas la billonésima parte de un gramo. La toxina también puede ser suministrada oralmente.
La botulina, que desde hace pocos años tiene usos cosméticos, es una neurotoxina elaborada por una bacteria denominada Clostridium botulinum que provoca parálisis muscular progresiva y que como arma de destrucción masiva está prohibida por las Convención de Ginebra y la Convención sobre Armas Químicas.
Investigaciones judiciales en curso, ligadas al envenenamiento de presos políticos y a la muerte del ex presidente demócrata Eduardo Frei en 1982, durante la dictadura militar, detectaron documentos que corroboraron el ingreso de las toxinas desde Brasil.
Frei, al igual que el premio Nobel de Literatura Pablo Neruda, falleció en el cuarto piso de la Clínica Santa María de Santiago. La Justicia chilena investiga actualmente sus decesos, ante la sospecha de que ambos fueron envenenados.
Hasta ahora el destino de las sustancias químicas era desconocido. “La Policía de Investigaciones fue muchas veces al ISP, pero no las encontró”, recordó Heitmann. “No revisaron nunca el subterráneo”, ahondó.
La doctora, quien en los albores de la dictadura (1973-1990) fue detenida y torturada dos veces por los equipos represivos, dijo a DPA que quedó impactada cuando sus subalternos encontraron estas armas químicas.
“Me espanté”, evocó. “No pensé que pudieran ser importantes para un proceso judicial, no se sabía lo de Frei”, explicó sobre la decisión de incinerarlas en silencio junto a todos los demás materiales, pese a que faltaban algunas ampollas en el par de cajas encontrado, lo que hacía presumir su uso contra opositores de la dictadura.
Diversos juicios por violaciones a los derechos humanos recogen, de hecho, testimonios y evidencias de que los equipos represivos utilizaron toxina botulínica, gas sarín y talio. Un caso ampliamente documentado y fallado ya por la Justicia es el asesinato del diplomático español Carmelo Soria, ultimado en 1976 con gas sarín luego de ser torturado.
Otro es el de los miembros del MIR envenenados justamente con toxina botulínica el 7 de diciembre de 1981 en la Cárcel Pública de Santiago de Chile. Este último crimen ocurrió justo un día antes que el ex presidente Frei sufriera un shock séptico en la Clínica Santa María, tras ser operado por un equipo de médicos que resultaron ser agentes de inteligencia, como prueba el proceso judicial.
En los restos de Frei se halló, además, presencia de talio y gas sarín, como indican los exámenes histológicos realizados en el proceso que lleva el juez Alejandro Madrid y que está en etapa de secreto procesal.
Un hombre clave en la producción y aplicación de estos venenos fue el químico y agente represivo Eugenio Berrios, sacado de Chile por militares en 1991, cuando el país ya había recuperado la democracia, pero Pinochet seguía al mando del Ejército.
Berrios, buscado esos años por la Justicia, apareció muerto en Uruguay en 1995, luego de estar bajo vigilancia y secuestro de militares de ese país, como acreditaron los tribunales chilenos. “Efectivamente, hay testimonios, entre los funcionarios más antiguos, de que Berríos se paseaba por el ISP como si fuera su casa”, confirmó Ingrid Heitmann a DPA.
La llegada de los químicos a Chile, según la investigación por la muerte de Frei, fue gestionada ante las autoridades del ISP por el médico Eduardo Arriagada Rehren, quien era director del entonces secreto laboratorio de guerra bacteriológica del Ejército, ubicado en pleno centro de Santiago, según investigaciones judiciales.
Heitmann, una microbióloga con estudios en Canadá y Chile, insistió a DPA que las toxinas fueron encontradas bajo su mandato en el ISP por casualidad, cuando ella ordenó hacer una limpieza de los refrigeradores del subterráneo.
“Si no lo ordenaba, seguirían allí”. La doctora explicó a DPA que había otra gran cantidad de materiales en los refrigeradores del subterráneo del ISP, “como sangre y bacterias, además de las toxinas botulínicas”. A su juicio, la presencia de bacterias, como las de la difteria y el tétano, era entendible porque el ISP produjo vacunas contra esas enfermedades hasta 2002.
Heitmann añadió que Chile no poseía capacidad para producir la toxina botulínica y que ésta no tenía por qué estar almacenada en el ISP, un laboratorio civil con fines sanitarios. “Las toxinas botulínicas son armas químicas”, recordó, tras lo cual conjeturó que estas pudieron ser usadas en los crímenes de la Cárcel Pública y de Frei.
La dictadura de Pinochet, bajo la cual 38.000 personas fueron torturadas, desaparecidas o ejecutadas, según informes oficiales, utilizó diversas formas de exterminio. Asimismo, ejecutó asesinatos o intentos de homicidio en Buenos Aires, Roma y Washington, desplegando el uso de civiles, armas convencionales, bombas y químicos.

Fuente/Infobae
Fotos/Infobae
http://www.correodelorinoco.gob.ve/impacto/toxinas-arma-pinochet-para-matar-a-miles-personas/

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