El Folclorista René Largo Farías fue golpeado salvajemente la madrugada del 12 de octubre de 1992
Por ximenateillier 16 de Octubre, 2007 07:10
Hasta hoy sigue impune el crimen de René Largo Farías ya
que la jueza Patricia González, del entonces 17º Juzgado, a cargo de
la investigación, dictó sentencia en 2005 –trece años después del
homicidio- condenando a 10 años y un día de prisión a Luís Bahamondes
Allende, como “autor único”.
Pese a ello, Bahamondes se encuentra en
libertad. No ha sido detenido y a la fecha ni siquiera se le ha
notificado de la sentencia dictada.
Existen muchos antecedentes que no dejan claro como fue asesinado. Su hermana Iris Largo Farías asevera que, esta situación es inaceptable y atroz y
que constituye una evidente denegación de justicia. Agrega que: “ el
caso no fue investigado en su totalidad y no se aclararon varias
contradicciones. La magistrada hizo suya la versión entregada
Carabineros, pese a sus incongruencias. El homicidio no pudo ser
cometido por un solo individuo de baja estatura, como el inculpado, y es
imposible que haya podido llevar en peso o arrastrar más de 200 metros
a una persona cuyo peso superaba los 100 kilos.”
“La jueza no investigó actos de encubrimiento de los hechos por parte de funcionarios de la entidad policial.
Tampoco tomó en cuenta declaraciones de testigos, que constan en el
expediente, sobre la presencia de carabineros dentro y fuera del local
de la peña folclórica donde, supuestamente, estuvo René Largo Farías la
noche del crimen”.
Para conocer quien era René Largo Farías nada mejor que saber de su vida a través de sus propias palabras:
En 1985 sostuvo una conversación
autobiográfica con su amigo Carlos Valladares, cantor y colaborador de
Chile Ríe y Canta. Carlos Valladares, exiliado en aquel tiempo en
Montreal, Canadá, registró en cinta magnética ese valioso relato
personal y así ha podido ser preservado hasta hoy.
Palabras textuales de René Largo Farías en esa grabación: “Yo nací en Puerto Huasco, junto a la desembocadura del río Huasco,
en el segundo de los valles transversales de Chile. Nací en un lugar
llamado La Conchería, un poco al sur del puerto mismo. Muchas conchas,
muchas rocas, mucha sal, mucha agua. Fue el 2 de febrero de 1928.
Qué puedo decir de esa primera etapa de la
vida. Es ya muy difícil anudar recuerdos que sean coherentes. Hay
visiones, imágenes. Algunas imborrables. Esa cosa terrible de la Pascua
Trágica, por ejemplo, justamente en la víspera de una Navidad. Fue una
persecución a los comunistas. Se habló de un complot en Copiapó y
llegaron a Vallenar buscando comunistas para matarlos, como liquidaron a
mucha gente en ese tiempo. Yo tenía tres años. Mi padre era un viejo
radical de la zona.
Y recuerdo… Esa es la visión más atrás en el
tiempo que tengo todavía metida en la cabeza. Y es la imagen de dos
carabineros que llegaron a nuestra casa de La Conchería, montados en
sendas cabalgaduras. Mi padre se metió en un rincón de la casa. No
tenía escapatoria si es que iban a buscarlo a él. (…) No se bajaron los
policías y no pasó nada más. Pero yo guardo ese momento de terrible
tensión como una de las cosas que marcó mi vida. Creo que desde entonces empecé a sentir que había persecuciones, que había justicia e injusticia, que había represión”.
Después de estudios primarios en una escuela
pública de Vallenar postuló a la Escuela Normal de Copiapó. Fue
aceptado con el más alto puntaje entre los postulantes. Siempre había
querido ser profesor. En la Normal de Copiapó despertó su inquietud por
la historia oculta de Chile, la historia del pueblo, y por la creación
popular en todas sus formas.
A los 15 años fue elegido presidente del
Centro de Alumnos. Y le tocó dirigir la primera huelga de los
estudiantes normalistas con toma del recinto. Motivo de la huelga: a
mediados de 1943 fue expulsado de la escuela, por comunista, el
profesor de Agricultura José Zuleta. Los estudiantes se levantaron para
defenderlo, por afán de justicia y porque lo consideraban un gran
maestro y un amigo.En verdad, no tenían idea de lo que era el
comunismo.
El movimiento no fue victorioso. Y una de sus
consecuencia fue la expulsión de René. Pudo continuar sus estudios en
la Normal de Chillán, de donde egresó en 1947. Al año siguiente comenzó a
trabajar como maestro en la Escuela Nº1 de la Población Oriente de
Antofagasta y dio sus primeros pasos como locutor y libretista de la
Radio Libertad. Semanas más tarde fue nombrado director y jefe de
programas. Casi al mismo tiempo se le designó director de la filial
Antofagasta de Radio-Escuela Experimental, una productora de programas
radiales educativos, dependiente del ministerio de Educación.
En 1949 se casó con la bella actriz uruguaya María Cristina Zayr.
En 1950 fue contratado como locutor y libretista de Radio Minería de
Santiago. Entre 1952 y 1959 dirigió el famoso Club del Tío Alejandro que
llegó a tener en sus registros 73 mil “sobrinos”. En la televisión
hizo el memorable programa Tribunal Infantil, en el que un jurado de
niños examinaba los problemas infantiles, a menudo en la relación con
los grandes, y daba su veredicto.
En 1958 fue elegido presidente de la
Asociación Interamericana de Locutores en un congreso celebrado en
Santiago. Al año siguiente viajó a México y fue invitado a quedarse en
ese país, dirigiendo una cadena de radioemisoras en Baja California, a
lo largo de la frontera con Estados Unidos.
De regreso en Chile realizó el programa Chile Ríe y Canta en Radio Minería.
Luego fue contratado por la Corporación de la Reforma Agraria (era el
gobierno de Eduardo Frei), para organizar espectáculos de música,
canción y baile popular en localidades campesinas y promover solistas y
conjuntos que cultivaran el canto tradicional. En el cumplimiento de
esta tarea René se convirtió en un gran conocedor del territorio. Llevó
a grupos artísticos hasta los más apartados rincones del país.
En 1965 fundó la famosa Peña Chile Ríe y
Canta de Alonso Ovalle 755. Cursos de cueca, de guitarra, de
artesanías, espectáculos. Empezaron a llegar visitantes de provincia,
sin otro caudal que sus canciones y sus guitarras. René los recibía,
los escuchaba, les daba consejos. A los mejores los presentaba en el
escenario de la Peña, por donde desfilaban todas las noches artistas
consagrados y principiantes. Estos visitantes solían quedarse a alojar,
dormían en el suelo sobre diarios viejos o, a lo más, sobre una
colchoneta en alguna de las numerosas habitaciones de la casa. Muchos
también comían allí por largos períodos, sin costo para ellos. Además
aparecían por la Peña cantores peruanos, argentinos, bolivianos,
ecuatorianos y todos recibían la misma hospitalidad, generosa y
prodigiosa. Y también ruinosa.
En torno de la Peña se fue constituyendo un
núcleo de autores e intérpretes innovadores, que querían expresar nuevos
contenidos a través de la canción, sin perder lo más valioso de las
formas autóctonas.
Actuaron muchas veces Víctor Jara,
Patricio Manns, el Indio Héctor Pavez, Rolando Alarcón, Margot Loyola,
la gran familia de los Parra, Silvia Urbina, Gabriela Pizarro, el dúo
Rey-Silva, el Piojo Salinas, conjuntos como Quilapayún, Inti Illimani,
las Voces Andinas, Mira y Poncho, Quelentaro, Aucamán, Manka Saya…
Su lucha por la Democracia
La victoria de Salvador Allende fue una de las mayores alegrías de su vida. René había participado en las cuatro campañas de Allende. En la última, movilizó a gran número de artistas y organizó grandes espectáculos de masas. Cuando el compañero Presidente lo llamó y le pidió hacerse cargo de la jefatura de radio de la OIR (Oficina de Informaciones y Radiodifusión de la Presidencia de la República) asumió el cargo con decisión, con orgullo y con ese hiper sentido de la responsabilidad que fue siempre su sello. Fue un duro trabajo. Luchó por elevar el porcentaje de música chilena en los programas radiales, desarrolló en gran escala la difusión cultural.
René Largo Farías estuvo en La Moneda el 11 de septiembre de 1973. El Presidente Allende le ordenó salir de la casa de gobierno, porque decidió que sólo debían permanecer aquellos que estuvieran dispuestos a usar las armas para defender el gobierno constitucional. René tuvo que reconocer que nunca había disparado un arma de fuego.
Después vino el exilio en México donde María
Cristina, su esposa, iba a fallecer pocos meses después. Trabajó
intensamente. Creó programas radiales y de televisión. Participó en las
más variadas formas en las acciones de solidaridad con Chile. Encontró
en Kira Díaz a su nueva compañera.
Invitado a trabajar en Escucha Chile de
Radio Moscú lanzó el programa rebautizado por él Chile Lucha y Canta.
Creó otro espacio de diálogo y comunicación, La Carta, y pronto
comenzó a recibir centenares de cartas de los chilenos esparcidos por
el mundo. Y también llegaban cartas desde Chile, directa o
indirectamente. La voz de René informaba y, sobre todo, animaba. Le
hacía volver el alma al cuerpo a tanto chileno náufrago por el mundo y
en su propia patria.
En 1988, René festejó sus 60 años en la Peña Chile Ríe y Canta,
que había vuelto a abrir en 1985 en el caserón de la calle San Isidro
266. Como cumplía 60 años, tuvo 60 invitados. Era el 2 de febrero y
todavía faltaban nueve meses para el triunfo del NO en el plebiscito.
Pero ya se sentía en el aire el cambio que todos soñaban. Aquella noche
estuvo muy presente en el recuerdo y en el comentario de todos la
famosa odisea de las expulsiones y los retornos.
En 1984, René y el ingeniero Ociel Núñez, en
ese entonces presidente de la Federación de Estudiantes de la
Universidad Técnica del Estado, fueron detenidos y puestos a bordo de un
avión. Expulsados del país. Destino: Buenos Aires.
Al llegar, los expulsados dejaron con la
boca abierta a los funcionarios argentinos, que estaban dispuestos a
aceptarlos como asilados. Tal como lo habían acordado, dijeron que no
aceptaban el asilo. Lo que querían era regresar a Chile asumiendo todos
los riesgos del caso. Después de largas discusiones y consultas, los
pusieron en otro avión y los mandaron de vuelta a Chile. La dictadura
ordenó detenerlos y de nuevo expulsarlos del país. Fueron fletados a
Colombia. Al llegar a Bogotá repitieron su planteamiento: se negaban a
ingresar como asilados, pedían que se les devolviera a Chile.
Pasaron varios días, en una especie de limbo
administrativo, sin ingresar al país como turistas ni como viajeros en
tránsito. A estas alturas, la curiosa historia de los expulsados que
querían regresar a su país sometido a una dictadura estaba dando la
vuelta al mundo. Fueron entrevistados una y otra vez por los
corresponsales y expusieron su caso en el ministerio de Relaciones
Exteriores y en el Congreso de Colombia. Finalmente regresaron a Chile y
ya el régimen de Pinochet no pudo expulsarlos, porque sabía que iban a
volver una y otra vez.
La dictadura había sido derrotada
por ese par de chilenos que no tenían otra arma que la conciencia y la
decisión de luchar por sus derechos. En democracia, esta
democracia endeble que tenemos, donde persisten aún hoy las amarras de
la dictadura, René siguió trabajando como siempre en su Peña.
Y esta misma democracia por la que el luchó aún no le hace justicia.
Es inadmisible aceptar que se mantenga en la
impunidad este alevoso crimen cometido contra un hombre y un ciudadano
como René Largo Farías quien dedicó su vida a la difusión de nuestra
música folklórica, ayudando al surgimiento de tantos valores de nuestra
cultura popular y quien fue, sobre todo, un defensor inclaudicable de los derechos humanos.
A 15 años del asesinato, sus familiares,
amigos y en general los folcloristas y cultores de la música popular
reclaman que el caso sea reabierto y examinado por la Corte Suprema
para que, en definitiva, se haga justicia.
Como un homenaje y para recordar al querido
hombre de radio y comunicador social, asesinado hace 15 años,
familiares y amigos fueron en romería el lunes 15 de octubre al
cementerio Parque del Recuerdo. La cita fue a las 12.00 a la entrada
del Parque del Recuerdo
Fuente:www.nuestrocanto.cl/www.elclarin.cl/renealarcon.cl
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