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Piscina con hielo |
« ... Me amordazaron fuertemente, con la cabeza hacia atrás, acostado en la camilla. Con una especie de jeringa me aplicaban chorros de agua por los orificios nasales... Al mismo tiempo me aplicaban en determinado momento una especie de golpe de karate en el estómago...» (J. D. P.). - Pau de Arara: colgamiento con aplicación de electricidad.
«... Me llevaron a una pieza, me desnudaron, me amarraron las muñecas, me hicieron agacharme descansando en los pies y poniendo los brazos por fuera de las rodillas. Pasaron por el hueco que quedaba entre los brazos y las piernas un palo, el que a su vez estaba amarrado a una soga que estaba sostenida en el techo. Tiraron de la soga y comenzaron a suspenderme hasta llegar a media altura. En dicha posición, de por sí extremadamente dolorosa, comenzaron a aplicarme corriente en las muñecas, corazón, sienes, testículos» (C. E. P.). - Quemadura hecha con cigarrillos
«... se me aplicaron cigarrillos encendidos en los glúteos... » (V. N. L.). - Privación de alimento y agua.
«... hasta ese día nunca me dieron comida; sólo una taza de té... » (V. B. P.). « ... no se me dio de comer ni beber ese día ... » (E. A. C.). - Focos de luz potente continuada.
«también para impedirnos dormir normalmente se mantenía una fuerte luz que penetraba nuestras vendas... » (B. R. G.). - Tortura psicológica:
- Venda: al detenido se le priva de la vista durante todo el secuestro, día y noche.
«... entre los días 6 y 9 de marzo, mantenido en lugar secreto con los ojos vendados y esposado... » (J. D. P.). «... me vendaron los ojos, poniéndome una cinta de scotch en ellos... » (R. P. M.). «... fui mantenido los once días que duró el encierro con los ojos tapados... » (M. R. R). - Desnudarse ante los captores.
«... se me obligó a desnudarme, mientras un anónimo agente de la CNI me decía groserías e indecencias... » (V. B. P.). «... dos tipos se acercaron y me empezaron a desvestir; yo, entre sollozos, les gritaba: "Déjenme"» (L. S. T.). - Groserías e insultos soeces.
«... me amenazaron constantemente en el lenguaje más soez y grosero inimaginable... » (O. A. P.). «... durante todo el trayecto debí soportar groserías de los agentes... » (R. P. M.). «... entraron varios a la celda;, empezaron a gritar: "Nos engañaste, vieja 'reculiá', vas a ver lo que te va a pasar, perra concha de tu madre"... » (L. S. T.). - Interrupción del sueño.
« ... durante toda la primera noche se me mantuvo parada y se me impidió dormir. En los días siguientes tampoco me permitieron hacerlo ... » (R. P. M.). «... periódicamente llegaban agentes que por la ventanilla me preguntaban, mi nombre, los de mis familiares, etc. Esta operación la realizaban incluso de noche y madrugada ... » (L. M. G.). «... siempre fuimos despertados en las noches con golpes en la cabeza y palabras soeces ... » (B. R. G.). - Música estridente continuada
«... colocaban música muy fuerte, lo que me impedía dormir» (M. U. C.). «... me llevaron al lugar en que se encontraban los equipos de música, los que pude oír durante todo el tiempo de mi detención ... » (G. J. A.). «... debo señalar que durante todo el tiempo se mantuvo encendida una radio o una grabadora a todo volumen ... » (S. E. A.). - Amenazas de muerte a la persona y/o a familiares
«... asimismo amenazaron con matarla si la veían en la calle ... » (O. A. P.). «... amenazaron que sería muerto su esposo y también con dar muerte a todos sus hijos... » (R. P. M.). «... ahora te vamos a matar, a tu mujer y al cabro chico...» (E. A. C.). - Amenazas de tortura, violación, detención a la persona y/o familiares. En algunos casos la manipulación se hace con grabaciones de llantos y gritos de mujeres o niños, o dándole datos de la próxima detención de familiares haciendo la descripción física de ellos.
«... Amenazas en contra de mi hija de trece años de edad: ¡Putas, que nos vamos a divertir viéndola aquí en pelota! " (desnuda)» (J. D. P.) «Me dijeron que habían ido al colegio de mis hijos menores a detenerlos, que los traerían pronto, que los torturarían y que violarían a mis hijas ... » (O. A. P.). «... La amenaza de llevar a nuestras esposas e hijas para torturarlas de igual forma. Varias noches sentimos que se intentaba abusar sexualmente de mujeres, por lo que las amenazas eran verosímiles ... » (B. R. G.). «... amenazas en contra de toda la familia, y especialmente contra su mujer, la que fue trasladada hasta la CNI con el fin de presionarlo; ésta se encontraba en avanzado estado de gravidez; lo amenazaron con hacerla abortar a fuerza de golpes ... » (S. S. F.). - Presión para colaboración bajo las amenazas descritas anteriormente o por medio de la acción de convencimiento desplegada por un torturador amable, «bueno».
«... Durante seis o siete horas me interrogó... Me pidió que hablara sólo desde mi infancia hasta ahora. Me insistía en que reconociera mi filiación comunista... Me contó anécdotas de su vida, lo difícil de este proceso. Según él, había muchas cosas criticables... Finiquitó algunos detalles de mi declaración. Contra mi voluntad, puso que yo tenía "ideas comunistas". Me dijo que trataría de ablandar al director, explicándole la nobleza e inteligencia de mi persona ... » (S. R. J.). «.. . asimismo debió conversar con una persona que, según le dijeron, era sacerdote, "capellán del recinto". Este le manifestó que venía de la Vicaría y le pedía que confesara toda la verdad, por su voz el afectado lo reconoció como uno de los aprehensores... Recibió amenazas y presiones para "colaborar" con la CNI; incluso se le ofrecía dinero para que lo hiciera. Se le dijo que dicha colaboración permitiría que no lo despidieran de su empleo. Finalmente, al ser liberado debió decir que aceptaba tener un contacto con agentes de la CNI, encuentro al que no concurrió en definitiva ... » (M. R. R.). «En los últimos interrogatorios no fue golpeada físicamente, sino que recibió excesos de gentileza, promesas de mitigación de las torturas recibidas. Un agente al que le dijo que había sido maltratada "me aseguró que eso era excepcional y que lo investigaría para sancionar a los culpables; no obstante ello, fue él quien me dijo que debería firmar una declaración expresando mi reconocimiento por el buen trato recibido ... » (R. P. M.). - Falso fusilamiento.
« una noche me hicieron simulacro de fusilamiento en el interior de la celda ... » (R. H. C.). «Lo amenazaron con matarlo, acercándole repetidas veces un arma a la cabeza, diciendo que, como había ingresado al país sin autorización, era persona inexistente y que podían matarlo impunemente ... » (S. S. F.). «... me amenazaron con un arma; la cargaban, la colocaban en mis sienes y luego engatillaban. Me hacen bajar, me ordenan que me hinque y que comience a rezar. Me apuntan con una especie de metralleta. Me dicen que me van a matar con esa arma, "un enfrentamiento", y que me van a colocar un revólver en la mano ... » (E. A. C.). - Hacer oír o presenciar torturas de otro
« ... llegó la noche y pude darme cuenta de que mi padre aún estaba en el lugar, ya que se quejaba... » (M. V. C.). «... pude darme cuenta que en ese momento golpeaban a una mujer, pues la sentí gritar desesperadamente. Pensé que podía tratarse de mi cónyuge... También pensé que podía tratarse de una grabación previamente preparada para hacerme creer que se trataba de mi señora y así facilitar el interrogatorio... » (S. E. A.). « ... sentí un llanto de guagua; el hombre me dijo: "Esa es su guagua"... Le grité: "No, no es mi guagua..., ella no llora así"-» (L. S. T.). - Comer excremento y beber orina
«... en una ocasión los aprehensores me hicieron comer excrementos. Asimismo cubrieron mi pecho, mis brazos y mi rostro de materias fecales..., y en seguida me obligaron a beber orina ... » (F. E. S.). - Inyección e ingestión de drogas
«... en diversas oportunidades debí ingerir remedios... Estos remedios me los dieron con regularidad a partir del segundo día de reclusión... Sentía una pérdida de control de mi persona, una sensación de relajamiento y de intenso agotamiento... » (V. N. L , ) «Introducida en ese lugar, fue revisada por un presunto médico, que le puso una inyección cuyo contenido ignora ... » (O. A. P.) - Hipnosis
«... después de sentir una gran laxitud y un peso en las piernas y en los brazos, perdí la conciencia, sometiéndome a una sesión de hipnosis. Tengo algunas nociones de que fui sometido a interrogatorio encontrándome en ese estado de inconsciencia ... » (V. N. L.). - Condicionamiento por aparato auditivo con aplicación de electricidad
«Se le colocaron "orejeras" (audífonos), que transmiten una grabación; a ellos se adicionan electrodos que colocan en las sienes de la paciente y un sostén metálico en los pechos... » (J. U. M.). - Filmación de video, fotografías. Aun cuando pudiera no parecer un método de tortura psicológica, las personas sienten gran incertidumbre por el uso que se haga de este material.
«... fuimos televisados uno por uno detrás de un escritorio. Se nos hace mostrar documentos con el diario "El Siglo" y otros periódicos ... » (B. R. G.). « ... me vistieron con diferentes ropas, que no eran las mías, y me fotografiaron, a la vez que me peinaban en distintas formas...» (V. N. L.). - Firma de documentos autoinculpatorios
« ... finalmente, estos cobardes sujetos me obligaron a redactar una autobiografía y un compromiso de respeto al orden establecido, con la amenaza de que para una próxima detención seré relegado o expulsado del país» (R. R. 0.). «... las declaraciones que debía firmar, con la vista tapada ante mis aprehensores, fueron hechas bajo apremios físicos y psíquicos... » (H. P. C.). « ... me hizo firmar la declaración del día anterior, insistiendo que para que el director aceptara mi libertad debía reconocer que era comunista... » (S. R. J.). « ... se me amenazaba con terribles torturas. En medio de este clima, que a uno le hace sentir desamparo y con una serie de incertidumbres, debí firmar documentos cuyo contenido ignoro... » (C. E. P.).
MÉTODOS DE TORTURA FÍSICA Y PSICOLÓGICA DURANTE 1981 |
Servicio-CNI | Tortura física (Nº=50) | Tortura psicológica (Nº=50) |
Mujeres | 14 | Golpes de puños y pies en todo el cuerpo o en lugares específicos | 44 | Venda | 42 |
Hombres | 36 | Teléfono | 5 | Permanecer desnudo | 18 |
TOTAL 50 | Aplicación de electricidad en parrilla | 16 | Groserías e insultos soeces | 8 |
| Aplicación de electricidad en partes sensibles de] cuerpo | 17 | Interrupción del sueño | 4 |
Tortura sexual | 2 | Música estridente continuada | 4 |
Posturas forzadas | 14 | Amenazas de muerte a la persona y/o familiares | 14 |
Tortura por agua (submarino y otros) | 3 | Amenazas de tortura, violación, detención a la persona y/o familiares | 28 |
Pau de Arara | 1 | Presión para colaborar bajo amenazas y/o convencimiento hecho por torturador «bueno» | 14 |
Quemaduras de cigarrillos | 1 | Falso fusilamiento | 3 |
Privación de alimentos y agua | 1 | Hacer oír o presenciar tortu ras de otro | 7 |
Focos de luz potente y continuada | 2 | Comer excrementos y beber orina | 2 |
| Inyección e ingestión de drogas | 3 |
Hipnosis | 2 |
Condicionamiento por aparato auditivo con aplicación de electricidad | 1 |
Filmación de video, fotografías o grabación | 5 |
Firma de documentos culpatorios | 9 |
De estas 50 personas, 36 fueron dejadas en libertad sin cargos, 11 fueron presentadas a los Tribunales y declaradas reos, una salió al exilio, una fue relegada por tres meses y una fue expulsada de] país. |
Durante 1982 la aplicación de la tortura se recrudeció. El uso del «Pau de Arara» se intensifica, como que afecta a nueve personas, ocho de las cuales habían sido arrestadas. Se utiliza en cinco casos el método de colgamiento, cuyo uso en los anos anteriores (1980-1981) había sido denunciado sólo por una persona. Los métodos de tortura psicológica mantienen una elevada gravitación y se diversifican, agregándose este año la utilización de arañas para aterrorizar a una detenida.
MÉTODOS DE TORTURA FÍSICA Y PSICOLÓGICA DURANTE 1982 |
Servicios | Tortura física (N.1=105) | Tortura psicológica (N.1=105) |
CNI | 68 | Golpes de puños y pies en todo el cuerpo o en lugares específicos | 93 | Venda | 72 |
Investigaciones | 12 | Teléfono | 4 | Permanecer desnudo | 21 |
Carabineros | 5 | Aplicación de electricidad en parrilla | 27 | Groserías e insultos soeces | 26 |
Investigaciones-CNI | 7 | Aplicación de electricidad en partes sensibles del cuerpo | 65 | Interrupción del sueño | 21 |
Carabineros-CNI | 8 | Tortura sexual | 6 | Música estridente continuada | 17 |
DINE | 4 | Posturas forzadas | 32 | Amenazas de tortura, violación, detención a la persona y/o familiares | 39 |
CIE | 1 | Tortura por agua | 3 | Presión para colaborar bajo amenazas y/o convencimiento hecho por torturador "bueno" | 6 |
TOTAL 105 | Pau de Arara | 9 | Falso fusilamiento | 7 |
Mujeres | 11 | Quemaduras de cigarrillos | 2 | Hacer oír o presenciar torturas de otro | 6 |
Hombres | 94 | Privación de alimentos y agua | 14 | Comer excrementos y beber orina | 2 |
TOTAL 105 | Focos de luz potente y continuada | 1 | Inyección e ingestión de drogas | 11 |
| Colgamiento | 5 | Hipnosis | 3 |
| Condicionamiento por aparato auditivo con aplicación de electricidad | 1 |
Filmación de video, fotografías o grabación__ | 12 |
Firma de documentos culpatorios | 17 |
Utilización de arañas | 1 |
Quisiéramos insistir que en la aplicación de métodos de tortura en contra de las mujeres no hay ninguna diferencia respecto de los hombres. Durante este año son torturadas dos mujeres que estaban embarazadas y que posteriormente dan a luz en el lugar de reclusión. Dos nuevos servicios son denunciados como torturadores en 1982: la DINE, Dirección de Inteligencia Nacional del Ejército, y la CIE, Central de Inteligencia del Ejército.
MÉTODOS DE TORTURA FÍSICA Y PSICOLÓGICA DURANTE 1983 |
Servicios | Tortura física (N.1=254) | Tortura psicológica (N.1=254) |
CNI | 137 | Golpes de puños y pies en todo el cuerpo o en lugares específicos | 233 | Venda | 162 |
Carabineros | 66 | Teléfono | 14 | Permanecer desnudo | 50 |
Carabineros-CNI | 18 | Aplicación de electricidad en parrilla | 49 | Groserías e insultos soeces | 88 |
SICAR | 6 | Aplicación de electricidad con picana | 94 | Interrupción del sueño | 42 |
Investigaciones | 25 | Tortura sexual | 18 | Música estridente continuada | 24 |
Investigaciones.CNI | 2 | Posturas forzadas | 39 | Amenaza de muerte, de desaparición a la persona, familiares y/o compañeros | 50 |
TOTAL 254 | Tortura por agua (submarino) | 41 | Amenazas de tortura, violación, detención a la persona y/o familiares | 99 |
Mujeres | 41 | Pau de Arara | 4 | Presión para colaborar bajo amenazas y/o convencimiento hecho por _ torturador *bueno+ | 23 |
Hombres | 213 | Quemaduras | 5 | Simulacro de fusilamiento | 14 |
TOTAL | 254 | Privación de alimentos y agua | 18 | Hacer oír o presenciar tortu ras de otro | 26 |
Provincia | 90 | Focos de luz potente y continuada | - | Comer excrementos y beber orines | 2 |
Santiago | 164 | Colgamiento | 6 | Inyección e ingestión de drogas | 20 |
TOTAL 254 | Golpes repetidos en la planta de los piés (falanga) | 10 | Hipnosis | 1 |
| Golpes repetidos en la cabeza | 5 | Condicionamiento por aparato auditivo con aplicación de electricidad | - |
| Filmación de video, fotografías o grabación__ | 91 |
Firma de documentos culpatorios | 70 |
Uso de animales, insectos | 2 |
Aislamiento contiuado | 124 |
Otras consideraciones Hemos incluido entre los métodos de tortura psicológica la Obligación impuesta a los detenidos de hacer declaraciones ante grabadoras de sonido e imagen, ya que ello genera enorme incertidumbre en los afectados («la sensación de quedar atrapados en sus manos»). R. S. F. (en extracto de la denuncia presentada en la Primera Fiscalía Militar de Santiago por torturas, violencias innecesarias y detención ilegal). «... Fui llamado en dos oportunidades para ser filmado con una cámara de video ubicada tras un espejo, en una sala alfombrada y con dos poderosos focos iluminándome. Mientras ocurría la filmación se me hacían preguntas, teniendo un micrófono direccional colocado al frente. Estas filmaciones y grabaciones son otra forma de apremio psicológico, ya que no se proporciona ninguna indicación sobre qué objetivo persiguen o qué uso se dará al material obtenido ... ». R. C. O. (en denuncia por torturas aplicadas en una cárcel clandestina de la CNI). «... En la tarde del día anterior que iríamos a la Corte somos sacados de la celda, nos maquillan con crema toda la cara y el cuello, nos ponen rimmel en las pestañas y los párpados. Una mujer de voz joven nos dice que es para que aparezcamos mejor en la televisión en color... Fuimos televisados uno por uno, detrás de un escritorio. Se nos hace mostrar documentos como el diario "El Siglo" y otros... Luego fuimos filmados los siete afirmados en diversos documentos y un mimeógrafo. En seguida nos filmaron con un lienzo que decía- «Por la razón o la fuerza, venceremos". Luego somos conducidos a otra sala donde hay focos muy potentes y se nos hace contestar todo lo que los interrogadores quieren ... ». En la noche del 9 de diciembre de 1982, en un programa denominado «Terrorismo», difundido por el Canal Nacional de Televisión de Chile, se muestran declaraciones autoinculpatorias de las siguientes personas: Carlos Bruit Gutiérrez, Raúl Castro Montanares, Fernando Valenzuela Espínoza y Víctor Zúñíga Arellano. Con posterioridad a la exhibición del programa los abogados de los detenidos presentaron un escrito a los tribunales planteando que la exhibición de declaraciones de sus representados constituye una violación del secreto del sumario, en circunstancias de que ni ellos, en su calidad de abogados defensores, habían tenido acceso a los expedientes. «Nuestros defendidos han denunciado que estas grabaciones en videotape fueron hechas en los lugares secretos de detención de la CNI en el tiempo en que cada uno estuvo veinte días detenido e incomunicado, y que se efectuaban previa memorización a golpes y amenazas, esto es, bajo apremios ¡legítimos. Sin embargo, ese día aparecen entrevistados por el Canal Nacional de Televisión meses después de haberse efectuado las grabaciones». Los abogados solicitan «sean adoptadas severas medidas y se dispongan sanciones acerca de este insólito y grave hecho» (diario «La Tercera de la Hora», (18-XII-1982). El hecho de aparecer como delatores para algunos o como sujetos peligrosísimos para la sociedad provoca enorme tensión psicológica a los afectados, lo que corrobora la validez de considerar esta práctica en nuestro recuento. Presencia de médicos " y personal paramédico como funcionarios del equipo de torturadores Se continúa registrando la presencia de profesionales médicos y paramédicos en los recintos secretos de tortura, quienes, encontraron las normas éticas más fundamentales, se prestan para:
- Examinar a la persona secuestrada con el fin de dar paso a la tortura; en ocasiones incluso recomiendan a la víctima cooperar, «portarse bien», responder al interrogatorio, etc.
- Reanimar al torturado cuando éste se desmaya y decidir sí se continúa apremiándolo.
- Preparar al detenido para su presentación al tribunal, borrando las huellas del maltrato.
Actuaciones de psicólogos como funcionarios del equipo de torturadores Es evidente que entre el personal que trabaja en la CNI, así como en la ex-DINA, hay psicólogos, quienes:
- Diseñan métodos de tortura psicológica que produzcan mayor efecto en las personas.
- Elaboran perfiles psicológicos del secuestrado con el propósito de recomendar la modalidad de tortura que sea más adecuada,
- Conversan con el detenido con el propósito de que entregue la información que les interesa obtener. Esta labor la ejecuta el que se denomina «el torturador bueno», por medio de ciertos recursos gratificantes, como dar 'comida, café, cigarrillos, conversar sobre diversos tópicos y tratar al detenido como persona.
Uno de ellos ha sido descrito a menudo, y es llamado «Doc» por los funcionarios del aparato represivo. «... Como a las seis de la tarde entró en mi celda un tipo que se presentó diciendo: "Yo soy funcionario de un organismo, y me interesa saber un poco cómo descubrir la personalidad de ustedes y tengo que hacer un informe sobre ustedes que me ha pedido este organismo." El tipo entró solo y fue muy agradable; yo sentí como una sensación hipnótica, quizá hipnótica por las circunstancias, porque fue el primer tipo que me habló en forma relajada, que sonrió después de todas esas horas malditas. Entonces yo me relajé absolutamente. Me preguntó de todo y me dijo que él creía que todo el mundo tenía derecho a pensar y que a nadie se le perseguía por las ideas. Me dijo: "Tú eres un intelectual muy bien formado, y sientes legítimamente el derecho de que todos los demás sigan la verdad que tú crees; como tienes más capacidad que el resto, entonces tienes derecho a imponerle la verdad a los demás." Le dije que nada que ver, porque no me sentía así ni me iba a sentir así tampoco, pero insistía en que yo era un intelectual muy capaz.» «... Fui llevado a una sala y me quitaron la venda de los ojos. Sentado detrás de un escritorio había una persona conocida como "Doc", un hombre alto, corpulento, de aproximadamente cincuenta años de edad, quien me interrogó durante todo el día a partir de las informaciones obtenidas por medio de la tortura... En la tarde de ese día "Doc" trató de hipnotizarme a través de la sugestión y otras técnicas. No perdí la lucidez mental, pero sufrí una especie de entumecimiento o envaramiento en todo el cuerpo. Fue necesaria la intervención del médico para recuperarme de estos efectos ... » A. I. F. D., secretaria, treinta y ocho años de edad. La afectada fue detenida el 14 de julio de 1982 por agentes de la CNI. Estuvo internada en recinto secreto de ese organismo durante cinco días. El 10 de agosto interpuso ante la Primera Fiscalía Militar una denuncia contra los funcionarios de la CNI que habían cometido en su contra delitos de apremios ¡legítimos, amenazas contra su vida y la de sus familiares, abusos deshonestos y lesiones. Los malos tratos y las amenazas comenzaron en el momento mismo de la aprehensión. Esta se efectuó a las siete de la mañana en el domicilio de la afectada y mediante un gran operativo. El primer agente que ingresó en el inmueble, forzando la aldaba de la puerta, apuntó con la metralleta al hijo, de sólo cinco años de edad, diciéndole a ésta que si no decía dónde estaba el paquete «mataría al niño». La afectada señala que esta amenaza le provocó un sufrimiento irresistible, pues creyó efectivamente -que el agente dispararía a la cabeza de su hijo. Posteriormente, con los ojos vendados, fue trasladada en un furgón «Suzuki» a un recinto secreto de la CNI. «Por las noches me hacían acostarme en una cama de cemento, a la que puse una colchoneta que allí había, pero venía un funcionario y me hacía quitarla, insultándome, y luego venía otro y me hacía ponerla, también insultándome; a cada rato me despertaban.» Entre las celadoras había dos mujeres. La afectada manifiesta al Tribunal que podría reconocer a una de ellas, dando su descripción física. Esta, añade la denunciante, es lesbiana, y en una oportunidad le dijo: "Estás buena, flaca, pero tienes que engordar un poquito", y me manoseó rozándome con las manos el cuerpo. Siempre miraba cuando se duchaban las detenidas. Y continúa la denuncia: «Al llevarme la comida me decían: "Cómase los ratoncitos." No quise comer, pero luego supe que a una niña le habían pegado por no comerse la comida que le daban, y me la comí. Encima del guiso que me llevaban ponían colillas de cigarrillos, que de por sí era repugnante. Me hacían caminar ligero con los ojos vendados, y si me tropezaba me insultaban y me pegaban en los tobillos.» La afectada fue víctima de abusos deshonestos en reiteradas oportunidades. Uno de ellos ocurrió cuando se estaba duchando: «Un hombre se me acercó por atrás y me puso los genitales diciéndome: "¿Por qué no pololeas conmigo? Mira que estoy bueno".» Debió fumar en una ocasión marihuana y en otras le inyectaron sustancias para ella desconocidas. Los apremios físicos que recibió de parte de los agentes de la CNI consistieron principalmente en golpes. «A mi madre, de sesenta y cuatro años, también la tenían recluida en el mismo recinto. Cuando yo trataba de ubicarla, me pegaban. En una oportunidad recibí un fuerte golpe en la columna vertebral, y dado que yo tengo una escoliosis en la cervical, este golpe me provocó una rigidez y no podía erguirme. Anduve varios días encorvada... » Los agentes de la CNI ejercieron sobre la afectada una fuerte presión psicológica, utilizando la permanencia en el mismo lugar de la madre y la supuesta de su hijo de cinco años. «Yo sentía que arrastraban a mi madre por el pasillo hacia el servicio; la reconocía por la tos. Ella tosía para que yo supiera que estaba viva todavía. La insultaban de manera soez. Se juntaban cinco hombres en una celda y me interrogaban amenazantes: "¿Quieres escuchar gritar a tu mamá?" Luego otro de ellos dijo: "¡No!, traigan al cabro chico!", refiriéndose a mi hijo de cinco años. Y otro dijo: "¡No, matémosle a la vieja mejor!" Permanentemente oía gritos; me decían que era mi madre la que gritaba. Me amenazaban diciendo: "¡Si no dices sí, vamos a matar a la abuela!", refiriéndose a mi Madre.» El tratamiento de: que fue víctima la afectada le provocó una fuerte depresión nerviosa que la llevó a tratar de electrocutarse utilizando la conexión eléctrica que tenía el interruptor de su celda. El estado de salud de la afectada se vio agravada por la interrupción del tratamiento médico a que continuamente está sometida a causa de la epilepsia que sufre. R. R. C. M. Artesano, detenido en julio de 1982 por policías peruanos en Tacna. Se le traslada a Arica en una camioneta vendado y maniatado. Pasa controles de frontera sin que quede constancia. En Arica es entregado a Investigaciones, servicio que lo trae, también vendado y maniatado, en automóvil a Santiago, y lo entrega a la CNI. Permanece veinte días en el centro de detención ubicado en la calle Borgoño, donde es sometido a numerosos apremios psicológicos y físicos:
- Golpes en el cuerpo, principalmente en la cabeza y cuello. - Amenaza de detención de su esposa e hijo (ella también es detenida y sometida a apremios ¡legítimos por seis días en un centro secreto).
- Aplicación de electricidad en «la parrilla», en distintas partes del cuerpo, principalmente en las sienes.
Testimonio de dos personas detenidas en 1982 en provincias R. O. I, Z., veintiún años, soltero, estudiante de tercer año de medicina en la Universidad de Concepción «El miércoles 2 de junio de 1982 fui secuestrado aproximadamente a las 18,00 horas cuando caminaba por la vía pública. Quienes me raptaron no presentaron identificación de ninguna índole. »Se me llevó a un Cuartel de Investigaciones (situado en Los Carreras con Angol). Apenas llegué allí se procedió a vendarme fuertemente los ojos y a esposarme con el máximo de presión. En seguida se me golpeó salvajemente con puñetazos y patadas; luego se me dejó solo en un corredor, pero en cualquier momento recibía un golpe de puño o de palo, sin poder ver a quién me hacía eso. Estuve en esas condiciones por alrededor de media hora y luego de ello fui conducido a un subterráneo, en donde se me obligó a desnudarme y se me ató fuertemente de pies para posteriormente colgarme de un aparato por largo tiempo con fuertes golpes de electricidad que me fueron aplicados en la sien derecha y en los testículos. Al finalizar dicha tortura quedé prácticamente paralizado de mis extremidades superiores e inferiores y al borde de la inconsciencia completa. »Una vez relativamente recuperado, se me condujo a un pasillo en el cual de nuevo se me dejó solo; pero cada cierto tiempo, más o menos regular, era apaleado o pateado por varias personas. Luego se me llevó nuevamente al subterráneo, en donde se me sometió otra vez a torturas con electricidad (torturas del mismo tipo señalado anteriormente, pero que me fueron aplicadas con más intensidad y por un tiempo más largo). Cuando se me sacó de ese aparato fui salvajemente apaleado, además del pésimo estado en que había quedado. »Estuve en esas condiciones hasta el día siguiente (jueves 3). En aquella oportunidad del 2 al 3 no se me permitió dormir en ningún momento. Alrededor del mediodía se me trasladó al cuartel de la CNI ubicado en Pedro de Valdivia. Allí se me golpeó y se me torturó todo aquel día, En un momento se me puso sobre un somier, se me ató a él de pies y manos y se me aplicó corriente eléctrica en la espalda, en los testículos, en los pies y en las manos preferentemente. En otro momento se me colgó por las muñecas a una altura considerable, y se me torturó azotándome. »Todo esto fue combinado permanentemente con amenazas de muerte para mí y mis familiares. »Debo destacar que en los momentos de "descanso" se me mantenía encerrado en una pequeña celda, donde no me debía mover para nada (se me decía que si era sorprendido en otra postura lo lamentaría", lo pasaría mal"). Allí, además, debía escuchar música que provenía de una radio a mi lado puesta a todo volumen. »Tampoco se me permitió dormir la noche del 3 al 4. »El día 4 fue prácticamente la misma cosa, con la diferencia de que se me obligó a ingerir pastillas. »Estuve secuestrado hasta el día 5 de junio, día en el cual se me trajo directamente a la cárcel. Se me dejó incomunicado, y al día siguiente se me llevó a la Fiscalía. »Antes de traerme aquí, el lunes 7, se me obligó a firmar con los ojos vendados una declaración extrajudicial (en la CNI)... Días antes se me había obligado a firmar otro conjunto de documentos. »Antes de que me trajeran a la cárcel se me dijo que en la Fiscalía debía ratificar lo que estaba en la declaración (la extrajudicial); de no hacerlo así, se me mataría a mí y a los miembros de mi grupo familiar, no sin antes torturarnos. »Junto a la declaración extrajudicial se me puso un mapa, que se me dijo debía reconocer como mío en la Fiscalía. »Con todas las precisiones y amenazas que tenía, al llegar a la Fiscalía el jueves día 10 ratifiqué la declaración extrajudicial y reconocí como mío aquel mapa. Ante esto el fiscal me hizo firmar aquel mapa con dos firmas. Tuve ese comportamiento para evitar se me volviera a torturar y para evitar que se tomaran represalias con mis padres y hermanos.» J. R. G. A., comerciante, casado, veintitrés años «Fui secuestrado en la vía pública el sábado 5. de junio de 1982 alrededor de las 20,30 horas, por varios individuos que no se identificaron. »En ese instante iba acompañado por mi señora, a la cual maltrataron y amenazaron mientras yo era metido dentro de un vehículo, en el cual me hacían preguntas y a la vez me golpeaban. Me vendaron los ojos. El viaje duró alrededor de veinte minutos. Me bajaron a golpes; a mi parecer, el lugar era una casa grande. »Se me interrogó y fui amarrado en una especie de silla (o banco). Promediando treinta minutos me pusieron algo en la cabeza y empezaron a golpearme. Los golpes eran en su mayoría en la cabeza y oídos. Esa noche fue muy larga porque quedó un tipo de guardia, el cual me golpeaba y amenazaba cada vez que yo preguntaba el porqué de mi detención. »Se me amenazaba con violar a mi señora y torturar a mi hijo; me decían que estaban detenidos. Y sí no decía o me culpaba, no los iba a ver más (está de más decir que todo el tiempo que me interrogaban me daban fuertes patadas y puñetazos). »Nunca me dejaron dormir; siempre la posición fue incómoda, amenazas, música fuerte, golpes. En una ocasión me tuvieron durante horas en camisa y slip en una especie de subterráneo... Me decían: "Ahora nos vas a conocer"... Fue aquí donde me aplicaron una serie de torturas; se me sentó en un sillón, se me aplicó electricidad (testículos, sienes, dedos de los pies, antebrazos... ). »Antes de ir donde el fiscal me hicieron firmar varios documentos bajo la amenaza de que si no me iban a seguir torturando (ellos decían «jugando").» En 1982 se registró la aplicación de métodos de tortura a 105 personas detenidas. Durante el año 1983 el número creció en forma significativa (254 personas). Como en los años anteriores, los antecedentes han sido recogidos de querellas por apremios ilegítimos presentadas ante los Tribunales de justicia-, de declaraciones juradas ante notario; de testimonios directos de personas dejadas en libertad o recluidas; de datos recogidos directamente en lugares de reclusión y/o relegación, y de personas que acuden al Programa Médico Psiquiátrico de FASIC. Las detenciones se centran de preferencia en personas activas, ya sea dirigentes políticos, sindícales, estudiantiles y poblacionales. Además, se desencadena una persecución reiterada por sospechas, sino que se hace en forma masiva. Ejemplo de ello son las detenciones y relegaciones después de las protestas o durante ellas; 127 de las personas arrestadas de preferencia por carabineros son entregadas a la CNI o Investigaciones directamente y después relegadas por noventa días por orden del Ministerio del Interior, La práctica de la tortura tiene durante 1983 un aumento no sólo cuantitativo, sino también cualitativo, como lo muestran los cuadros que se adjuntan y la descripción de los métodos aplicados. Nos referimos a métodos de tortura especialmente crueles, que habían dejado de utilizarse en años anteriores:
- La inmersión en aguas servidas (41 casos), El denominado «submarino» consiste en obligar a la persona a sumergir su cabeza en el agua repetidas veces, llegando en ocasiones hasta la asfixia.
- La «falanga» (diez casos), que consiste en golpear en forma repetida la planta de los pies con un instrumento romo.
- Repetidos golpes en la cabeza con una bolsa de arena (cinco casos).
- Someter por largo rato al ruido estridente de una señal de radio de onda corta, lo cual produce malestar intenso que se hace intolerable (seis casos).
Debemos señalar también los métodos represivos aplicados por carabineros en las manifestaciones de protesta y allanamiento a las poblaciones. Algunas de estas detenciones se efectúan en el lugar de las manifestaciones y la tortura es aplicada delante de familiares y vecinos. Estas acciones buscan producir un amedrentamiento masivo, suscitando terror e impotencia. Cabría asimilarlas a una tortura masiva aplicada con propósitos pedagógicos. Los métodos de tortura utilizados en el año 1983 son similares a los descritos para años anteriores. Testimonios G. Z.: treinta y dos horas de terror: «El miércoles 28 de diciembre fui detenido por cinco agentes de la CNI (entre ellos, una mujer), alrededor de las 12,30 horas en la vía pública, en presencia de numerosos testigos. Me dieron orden de alto desde mi espalda, y al volverme me encontré encañonado por cuatro hombres y una mujer; me ordenaron tirarme al suelo; grité mí nombre y recibí un violento puntapié en la mandíbula. En seguida me esposaron y me introdujeron en un auto Sóvil 'Tolvo" color blanco modelo reciente. En el vehículo se encontraba Rafael Ruiz Moncatellí, semiacostado en el asiento posterior. Inmediatamente el automóvil se dirigió veloz al cuartel de Borgoño. En el trayecto se nos vendaron los ojos y se nos anunciaban reiteradamente amenazas de malos tratos. »Llegando al cuartel se nos ordenó desvestirnos completamente, ponernos un overol azul y zapatillas de igual color (todo esto en el patio de estacionamiento), para luego bajar a un subterráneo en donde había varías celdas pequeñas, piezas con "parrillas" para interrogatorios, una sala de enfermería, un baño y numeroso personal. »Yo fui internado en una celda, la que no tenía luz natural; en cambio se mantenía permanentemente encendida una luz que se proyectaba sobre la roseta donde me sentaba o acostaba, según el caso. El que pasó directamente a la "parrilla" fue Rafael Ruiz Moscatelli, del que escuchaba desgarradores gritos de dolor, atenuados por un equipo de música que estaba con alto volumen. »Luego de una media hora sentí encerrar a Ruiz en una celda contigua a la mía; pasos de varias personas que se acercan a mi celda, abrir violentamente el cerrojo de la celda y las voces de quienes serían mis torturadores. Fui llevado a la "parrilla" en a lo menos siete oportunidades. Allí, junto con preguntarme sobre mis actividades políticas, se me aplicaba corriente en las ataduras de mis manos y piernas, a lo que se agregó luego un electrodo en la tetilla derecha y otro en la vejiga. »La primera vez estimo haber estado alrededor de una hora bajo el tormento de la tortura. Quedé en un estado de extrema debilidad que impidió ponerme en pie por mis propios medios, siendo llevado a mí celda por los mismos agentes para que me 11 recuperara". Yo no sentía las piernas, los horribles gritos que se me escapaban de la garganta me la lastimaron, sentía un gran mareo y un dolor en todo el cuerpo, »Junto al interrogador hay alguien que da puñetazos; otro que sostiene firmemente un trapo con ambas manos sobre la boca para apagar los horribles gritos que se dan y que, según ellos, era para que "no me mordiera la lengua"-, otro que regula la intensidad de los golpes de corriente, además de los que habían sido mis aprehensores, los que permanentemente hablaban de que la detención "se hizo sin testigos", de que "no saldremos vivos", de que 11 tienen veinte días para trabajarnos", aparte de obscenidades que dicen cometer con las mujeres. »En el período comprendido entre el día y la hora de mí detención y el día y la hora en que se me sacó el scotch de los ojos, al llegar a la calle Gálvez fui examinado cinco veces por personal de la enfermería. En tres oportunidades por una pareja de hombres y en las otras por una pareja de mujeres. »En cada uno de estos chequeos se me tomaba la tensión, el pulso, la temperatura rectal y axilar y se me revisaba completamente el cuerpo. Claro que en las cuatro primeras ocasiones el diagnóstico fue implacable: apto para la tortura. Supongo que el quinto chequeo fue para diagnosticar que estaba "presentable" al fiscal. En todo momento negué todo tipo de vinculación con hechos de armas y absoluto desconocimiento de la existencia de ellas... Estas declaraciones las repetí exactamente igual ante la Fiscalía, dejando en claro desde un principio la burda maniobra de la CNI de hacer un acta de allanamiento de mi domicilio en el que se encontraron armas y explosivos, en circunstancias de que las grabaciones de las sesiones de tortura cuentan de mí absoluto desconocimiento y desvinculación al respecto, además de la constatación que los mismos agentes hicieron en comentarios luego que retornaran del allanamiento, en orden a reconocer el estado de "limpieza" de mí domicilio. Sin duda que tanto los falsos cargos como las falsas pruebas formaban parte del "plan" destinado a presentarnos como "extremistas" ante el país, y además permitir que la Fiscalía haga equívocas presunciones, suficientes para ordenar encargatorías de reos.» C.O. B., dirigente sindical: Durante su permanencia en un recinto secreto de la CNI, entre los días 18 y 24 de junio, fecha en que, por disposición del Ministerio del Interior, fue relegado a la localidad de Chile Chico, fue víctima de tratos crueles, inhumanos y degradantes. Desde el momento de su aprehensión, practicada por agentes de la CNI en su domicilio, se le vendaron los ojos. En un furgón «Subarú» fue llevado a la calle Borgoño, Siempre con los ojos tapados, debió ponerse un buzo de mezclilla azul y calzar zapatillas de lona. A una hora y medio de su ingreso se desarrolló el primer interrogatorio, siendo apremiado con puñetazos y patadas en diversas partes del cuerpo, procedimiento que los agentes denominan «de ablandamiento». Los golpes eran de gran intensidad, en varías ocasiones cayó al suelo y en una oportunidad fue lanzado contra una de las paredes de la sala. Los agentes pretendían que el afectado reconociera ser militante activo del Partido Comunista, su calidad de dirigente de esa organización y su participación en la gest9ción y desarrollo de la jornada de protesta realizada el 14 de junio. Al día siguiente de la detención, 19 de junio, continuaron los interrogatorios, esta vez usando como medio de tortura la aplicación de corriente eléctrica. La víctima fue sentada en una silla. Se le colocaron muñequeras y cables entre éstas y la piel, al tiempo que se le obligaba a empuñar con ambas manos dos llaves. Con un instrumento metálico le aplicaron electricidad en la lengua, las orejas, el pecho, en forma intermitente. Las preguntas de los interrogadores fueron las mismas de la ocasión anterior, añadiendo amenazas en contra de su cónyuge, dirigente campesina, de quien se expresaron groseramente, demostrando tener un gran conocimiento de sus actividades. Le preguntaron además por L. A. y L. P., otros dos dirigentes sindicales de su organización. Manifestaron que cuando detuvieran a L. P., que usa prótesis para caminar, «le quebrarían la otra pierna». El tercer día el trato fue aún más violento. Recibió innumerables golpes en los oídos que le hacían perder el equilibrio y caer al suelo... En dos oportunidades durante ese día fue colocado en "la parrilla". Se le tendió en una camilla (que estaba cubierta con plástico de color verde), desnudo, amarrado por la cintura, pies y manos. Entre los dientes le colocaron un objeto de metal y, cubriendo la boca, un paño que era fuertemente presionado por un agente. La cabeza quedó colgando, En esa posición recibió varias descargas de electricidad mediante electrodos colocados en el estómago, por debajo de la faja, aplicándosele corriente en los dedos de los pies, en los testículos y en el cuello. Durante este procedimiento uno de los torturadores permanece sobre la cabeza del afectado y apretando el paño sobre la boca. Cuando el afectado quería responder alguna pregunta debía mover el dedo pulgar, y entonces cesaba la tortura. Este mismo tratamiento le fue aplicado al día siguiente. El martes día 21 de junio no fue torturado físicamente. Le obligaron a bañarse, a afeitarse y le quitaron el buzo y las zapatillas para que se pusiese la ropa que llevaba al ser detenido. Entonces debió leer ante cámaras filmadoras una declaración redactada por los agentes en la que reconocía su militancia en el Partido Comunista, sus supuestas responsabilidades en esa organización y una serie de actividades, algunas de ellas relacionadas con la jornada de protesta del 14 de junio. En varias ocasiones recibió bofetones en el rostro porque los agentes estimaban insatisfactoria la lectura o el tono de la voz, El 22 de junio, día en que tampoco fue apremiado físicamente, le manifestaron que quedaría en libertad. En tres ocasiones fue obligado a bañarse por esta razón; sin embargo, la liberación no se produjo. Finalmente, el 23 de junio fue llevado en horas nocturnas, siempre con los ojos vendados, al Cuartel General de Investigaciones junto a otros dirigentes detenidos en el mismo recinto. Antes de darlos por recibidos el funcionario de Investigaciones hizo dos exigencias: que a los detenidos se les quitara la venda de los ojos, lo que les permitió ver a los agentes de la CNI que los habían conducido hasta allí, y que se les practicara examen médico, para dejar constancia de su estado físico. El 24 de junio fue trasladado en avión hasta la ciudad de Coyhaique para luego ser llevado hasta el lugar de relegación, la localidad de Chile Chico, Undécima Región. A. B. G., chileno, casado, cincuenta y cuatro años, detenido en Arica: «El jueves día 4 de agosto de 1983, cuando me dirigía a pie por falta de dinero a mi domicilio, fui detenido como a las 13,15 horas por cuatro hombres que no se identificaron en avenida Los Artesanos esquina Pasaje Salitre. »Estas personas andaban en un auto blanco, todos armados. Mi detención fue a punta de patadas. »Desde ese mismo instante, al meterme por la fuerza en el auto, fui golpeado, encapuchado y esposado. Me condujeron a un lugar que desconozco, donde hablaban varios hombres más. »En ese lugar fui interrogado para identificar mi procedencia, filiación política y todos mis pasos desde el día 23 de mayo, fecha en que había llegado a Arica. Como no quedaron conformes, procedieron a colgarme por los pies de unas barras de hierro. En esos instantes, mientras me introducían una botella con líquido por el ano, otros me golpeaban las costillas, espalda, estómago y piernas, otro me balanceaba, según él para que muriera más tarde. »Creo haber estado unos cuarenta minutos en esa forma. Me bajaron y como diez minutos después me volvieron a colgar por los pies y me golpeaban en la misma forma. No puedo precisar cuánto tiempo me tuvieron colgado, ya que esta vez estuve a punto de perder el conocimiento. Durante todos los días que me mantuvieron en ese lugar permanecí con la vista tapada y las manos esposadas. »Día y noche me interrogaban, siendo objeto de múltiples golpes en diferentes partes del cuerpo. »Fui amenazado de muerte varias veces. Argumentaban que nadie había visto mi detención... Me propinaban golpes en los oídos, me levantaban por el pelo... »En tres oportunidades fui examinado por un médico, y éste autorizaba la continuación de la tortura diciendo: "Está bien: es todo de ustedes; síganlo tratando.» Seguramente por recomendación médica me dieron tabletas tres veces, como también un líquido sabor a menta... »Me sacaron una noche en un vehículo y me obligaron a despedirme de mis compañeros porque ya no volvería y sería uno menos. »Las amenazas hacia mi familia, sobre todo en los últimos días, fueron frecuentes, al decir que no se me olvidara que tenía un niño muy bonito y que le podía pasar algo a mi esposa. Todo lo que me hicieron firmar fue bajo amenazas de muerte y con golpes de karate en el cuello y espaldas. »Sólo me quitaron la venda de los ojos cuando fui filmado para la televisión y nos colocaron delante de una cantidad de propaganda política, armas, "miguelitos" y bolsas de explosivos. Después de filmar nos llevaron a almorzar y partimos. Me dijeron que firmara unos documentos que acreditaban que me devolvían lo que me habían quitado cuando fui detenido y unos documentos que habían encontrado en mi domicilio junto a un bolsón color café... »Nos sacaron en un vehículo, y en el lugar que nos dejaron, antes de sacarme la venda y el scotck de los ojos, un hombre en voz baja me dice: "Si mientes aquí, conforme a lo firmado, de regreso te matarán." Me quita la venda y me dice: "No mires hacia atrás", y al abrir los ojos me doy cuenta de que estoy en la Fiscalía Militar. »Quiero manifestar que el señor fiscal me dijo que tenía que declarar de acuerdo a los documentos que traía firmados y me mostró un arma "miguelitos" y unas bolsas de explosivos, más un paquete de volantes. Todo esto me lo habrían encontrado en mi domicilio con la firma de tres personas que acreditaban estos hechos. En esta forma tuve que entregar mi primera declaración e% la Fiscalía Militar.» H. V. S., detenida en Concepción en noviembre de 1983 por personal de la Central Nacional de Informaciones: «Me condujeron a la Comisaría Alarcán del Canto. Nos dejaron en la sala de partes, nos tomaron nuestros datos y a mí me condujeron al fondo de la Comisaría a una pieza, donde me sentaron en una silla y me preguntaron por mi conviviente. Al responderles que no sabía de él, me golpearon brutalmente en la cara. Me preguntaban por su nombre como el de mi marido, del que estoy separada. Luego me acostaron en una banca a lo largo, me amarraron los pies y manos, para lo cual utilizaron un palo. Siguió el mismo interrogatorio: me apretaban el estómago, me lo golpeaban con los puños; luego me soltaron los pies, me bajaron los pantalones y me empezaron a aplicar corriente en el estómago y luego en la vagina. Todo esto duró una hora. Me pararon luego y me volvieron a sentar en la silla con las manos hacia atrás esposada. En eso me quitaron la venda... Me llevaron al calabozo, donde estuve toda la noche en pie y esposada... »Al día siguiente un hombre de mediana estatura, crespo, moreno, me puso una venda en los ojos. Me sacaron de la Comisaría y me introdujeron en un vehículo junto a otro detenido. Ibamos tirados en el suelo, cubiertos con mantas. El vehículo comenzó a dar vueltas durante veinte o treinta minutos por caminos pavimentados y de tierra. Cuando llegamos subimos una escalera, caminamos algo y luego bajamos una escalera larga, al parecer angosta. Allí me sentaron en una silla, con las manos amarradas atrás. Había una máquina que hacía un ruido fuerte, con sonidos agudos. Me empezaron a interrogar. Sentía quejidos de otras personas, de una mujer y un hombre. Cada cinco minutos se sentían ruidos, la bajada de muchas personas, ruido de llaves. A todo esto había perdido la noción del tiempo, pero debía ser la noche del jueves día 3. Se sentían gritos de otras personas torturadas. Cuando debían ser altas horas de la noche, me sacaron del lugar y me subieron a un vehículo. Me dejaron allí un tiempo. Se escuchaba que mis captores hablaban sobre quién partía antes o después. A mi lado subieron a otra persona y me dijeron que era mi conviviente el que se quejaba y no podía hablar y llevaba también las manos amarradas como yo, El vehículo se puso en marcha por un lapso corto y se detuvo donde se escuchaba el ruido del mar. Me bajaron y escuché la llegada de otros vehículos. Luego me sentaron en una silla. Eso al parecer lo hacían también con otras personas detenidas que estaban a mi lado. Nuestros captores nos hablaban de que nos violarían y luego comenzaron a sacar a los que estaban a mi lado, los que se quejaban mucho. Algunos decían: "No puedo más", y los agentes decían: "Ahora son maricones". Más tarde se llevaron a una de las mujeres y luego a otra, que lloraba diciendo e tenía dos hijitos. Luego me llevaron a mí. Empezaron a interrogarme me dieron de beber un líquido, me golpeaban brutalmente en el estómago y rostro. Me llevaron luego y me sentaron una silla y sentí que allí estaban otros detenidos; había olor a excremento y una mujer decía: "No aguanto más"... Cuando ya era de día nos llevaron al patio en sillas, nos soltaron las manos y nos dieron sopa. Allí estuvimos mucho tiempo, hasta que el sol se escondió y empezó a hacer frío. Luego uno de mis captores me llevó hacia un lugar donde nuevamente me interrogaron. Había varias personas. Los interrogatorios, como todos, versaban sobre la filiación política, etc. Me amenazaban de muerte, me preguntaban por los nombres de mis familiares, qué hacía yo desde 1973, si mi familia era comunista, etc, Terminado esto, me llevaron a una pieza donde se sentía estaban los otros detenidos; nos llevaron sacos de dormir y nos pudimos acostar y dormir algo. Luego nos despertaron. Se me había corrido algo la venda, nos cuidaban dos, que entraban y salían, Logré ver por una ventana que había un patio y luego una casa de madera con la parte 'baja pintada de azul fuerte y más arriba de color amarillo. Afuera había como ocho personas desayunando. Por otra ventana se veía un cerro y al parecer había en él un cementerio. También vi que para entrar al lugar había un portón de madera y que abajo pasaba la carretera... » |
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