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martes, 27 de agosto de 2013

Integrante pasivo del Ejército de Chile y su refelxion sobre la postura de Juan Emilio Cheyre en el Caso Lejderman

Soy un integrante pasivo del Ejército de Chile y me es lamentable la posición del Gral. Cheyre, con que facilidad miente, eso es no tener respeto por los demás, se apoya en su poder, el respaldo de sus pares, de la mala justicia, del poder económico y del poder político.
Las opiniones vertidas solo caen en palabras de buena crianza y mostrarse ante un país como una blanca paloma y así hacer creer su espíritu de reconciliación con sus semejantes; En lo personal, dolor que jamás a sentido el Gral. Cheyre.
En lo particular también fui traicionado por el Gral., Cheyre entonces me pregunto ¿Si no tuvo la Lealtad para con uno de los suyos; la tendrá para una persona que fue sometida a las atrocidades a las que fueron objetos?
Hoy me encuentro con todos los Poderes del Estado vetado, he implorado por ayuda y mi eco no ha tenido respuesta positiva.
Los colegas que se auto eliminaron fue exclusiva responsabilidad del Mando ya que no tuvieron el respaldo y ni el apoyo, solo se limitaron a defenderse ellos, a pesar que a todos se les descontaba asesoría jurídica.
Es de gran importancia que hoy tengan la valentía de mostrar a la opinión pública estos hechos, para que así los responsables respondan por sus acto y no queden en el anonimato; Pero mientras existan personas como el Gral. Cheyre y la mala justicia, jamás alcanzaremos la tan difundida igualdad de justicia ante la Ley. Atte.
Juan Arévalo Valdebenito

Declaración de los 13, ante el golpe de Estado en Chile de 1973. Exposición en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Santiago de Chile.


Declaración de los 13, ante el golpe de Estado en Chile de 1973.
Exposición en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Santiago de Chile.

Ernesto Lejderman sobre asesinato de sus padres: "Cheyre sabía todo, la orden partió del regimiento"


21/08/2013

Recalcó que, aunque no esperaba un perdón del ex militar, si esperaba que tuviese una respuesta más inteligente y que no se definiese como víctima.

“El río que fluía hacia arriba” , de Gloria Laso

LA ENTEREZA DE UN DETENIDO DESAPARECIDO

por Pedro Barría Gutiérrez (Chile) 
Domingo, 25 de Agosto de 2013
El 28 de agosto de 1974, Arturo Barría Araneda, concertista en piano, profesor de música y militante del Partido Comunista de Chile, fue detenido por militares, desapareciendo desde esa fecha. Tenía 38 años para entonces. Nunca más pudo hacer clases en su querido Liceo Experimental Darío Salas, donde daba curso a su alegría de enseñar, a su sensibilidad y a su vocación de maestro de música, formador, amigo y compañero de sueños de muchachas y muchachos.

Desde entonces han fallecido muchos seres queridos para Arturo. Las tías Mina y Lala con quienes vivía antes de su detención, su hermano Víctor, mi padre, mi madre Clemencia, maestra al igual que él, y su hermana Olga. Hace pocos días,acaba de morir la tía Ester, quien dedicó toda su energía a la búsqueda de su hermano menor y a la denuncia de las violaciones de derechos humanos desde la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, hasta que su salud se lo impidió.Solo le sobreviven, su hermano Luis y sus sobrinos, Aníbal, Virginia, Viviana, Luis Emilio, mi hermana Margarita y yo.
Desde su desaparición todo lo que hemos sabido del tío Arturo, nos ha conmovido profundamente.
Así, el año 1975 fuimos vapuleados por el montaje de los servicios de seguridad de las dictaduras del Cono Sur, con la “noticia”, publicada en dos periódicos editados por una sola vez – Lea de Argentina y O´Dia de Brasil – sobre 119 izquierdistas que habrían huido de Chile y muerto tras enfrentamientos entre ellos mismos. Se trataba de 119 jóvenes chilenos, detenidos en el país y posteriormente hechos desaparecer, entre quienes las publicaciones incluían el nombre de Arturo Barría Araneda.
Lo peor de la prensa chilena de entonces, no tardó en hacerse eco de esta siniestra maniobra de ocultamiento e impunidad.
Así, aunque posteriormente se comprobó judicialmente el montaje, jamás La Segunda, ha pedido perdón o explicado siquiera la crueldad de escribir en su edición de 12.06.1975, como principal titular de portada, en grandes letras rojas, “EXTERMINADOS COMO RATONES”.El tabloide venía a agregar la humillación y el desprecio al sufrimiento, dolor y angustia de los familiares de las víctimas.
En una especie de reparación por ese acto ignominioso, volvimos a saber del tío Arturo al leer un relato conmovedor que muestra en plenitud su fibra de ser humano, su dignidad, sensibilidad, temple, solidaridad y amor por sus semejantes.
La actriz Gloria Laso, quien afortunadamente sobrevivió al horror para contarlo, en su libro “El río que fluía hacia arriba” (páginas 103-104), menciona a nuestro Arturo en un recinto secreto de detención, y escribe: “…el momento más trágico fue una noche en la que se empezaron a formar algunos prisioneros elegidos en el largo y estrecho pasillo. Era un macabro sistema que se repetía cada día. Oíamos una reja que se abría con un gran chirrido y pasos apresurados. Luego las puertas se abrían y los guardias nos recorrían lentamente con la mirada, para finalmente elegir una persona.Ese día no nos tocó”.
“Tras la puerta cerrada sentíamos órdenes, gemidos y pies que arrastraban cadenas. De pronto un grito rompió el escalofrío que nos suspendía, la voz siguió en la misma nota y entonó el ´Himno a la Alegría´. Una a una se fueron sumando las voces de decenas de cautivos, incluidas las nuestras. Hoy me recuerdo cantando a todo pulmón ´ven canta, sueña cantando, vive soñando el nuevo sol en que los hombres volverán a ser hermanos´ llorando y aferrada a la puerta de la celda, intentando, como todos, dar fuerza a esos desconocidos cuyos rostros nunca vería y que sin embargo eran mis hermanos, enfilando sus pasos hacia la muerte llenos de dignidad”.
“Nunca he sentido más orgullo y tampoco más vergüenza por pertenecer a esta especie.Con el tiempo supe que el hombre que cantaba era un profesor de música de apellido Barría. Deben saber sus descendientes que, él solo, sostenía con su temple a todos los demás”.
Gracias Gloria Laso por ese preciado recuerdo de nuestro Arturo, que, como tantos, dio hasta el final, testimonio de vida,solidaridad, esperanza en un mundo mejor y amor por sus semejantes, actitudes tan contrastantes con los administradores del odio, que impusieron la crueldad, el sufrimiento y el horror, inimaginables para quienes no los sufrimos en carne propia.
*Fuente: Cooperativa

http://memoriapreniada.wordpress.com/2013/08/25/el-rio-que-fluia-hacia-arriba-de-gloria-laso-y-la-entereza-de-un-detenido-desaparecido/

Miguel Woodward. Habla su torturador

La resolución judicial pone en evidencia que como Iglesia tenemos una deuda con la memoria de Miguel.
(cc) lavozdevalpo.com
“en un momento dado lo obligó a mirarlo a los ojos y al levantarlo le impresionó mucho, pues era ver a Jesucristo y desde esa fecha no pudo sacar más ese episodio de su mente”.
               Sobre las declaraciones de José M. García Reyes después de torturar a Miguel Woodward, consignado en el fallo judicial del caso[1].
El pasado 3 de mayo la justicia condenó a dos ex oficiales de la Armada por el secuestro, tortura, asesinato y desaparición de Miguel Woodward Iriberry[2]ex sacerdote porteño detenido el 12 de septiembre de 1973.  Este caso culmina después de años de diligencias judiciales y de incontables esfuerzos por averiguar la verdad de lo sucedido con Miguel. Él es un ejemplo más de las sucesivas violaciones a los Derechos Humanos acaecidas durante la dictadura en nuestro país.
Las razones que llevaron a Miguel a sufrir ese destino pasaron por ser un sacerdote comprometido con los más pobres de su diócesis. Woodward tomó la opción de vivir en una mediagua en el cerro Los Placeres, lugar desde donde desarrolló su labor pastoral y se vinculó con el trabajo que realizaban las juntas de abastecimiento, JAB.  Lamentablemente, de Miguel no se habla casi nada en la Iglesia de Valparaíso, lo que instala muchas veces la vaga idea de que fue un “cura rojo” que se vinculó a grupos políticos y que por eso fue hecho desaparecer.
La resolución judicial pone en evidencia que como Iglesia tenemos una deuda con la memoria de Miguel. Resulta doloroso leer en el fallo que las autoridades eclesiales, al momento de enterarse de la detención de Miguel, hayan decidido no hacer diligencias, puesto “que como Michael Woodward se había marginado de la Iglesia no existía ninguna obligación con él”[3]. Si bien Miguel había decidido dejar el sacerdocio para casarse, ¿tiene alguna justificación la desatención de Monseñor Emilio Tagle, entonces Obispo de Valparaíso, al enterarse de la detención de Woodward? ¿Es que no seguía siendo un hermano de nuestra Iglesia a quien había que socorrer?
Dios quiera que en la Iglesia de Valparaíso se vuelva a hablar de Miguel y se diga que alguna vez hubo un sacerdote que por su opción de compartir la vida con los más pobres se convirtió en un detenido desaparecido más. Mantener viva esa memoria nos permitirá ser interpelados a saldar la deuda que tenemos con Woodward.
Cabe preguntarse también, ¿cómo hoy los cristianos tenemos que seguir saldando esa deuda con tantos hermanos que han sufrido violaciones a su dignidad y no hemos querido ver?  Estamos llamados a asumir nuestro ineludible compromiso con la búsqueda de justicia en todas sus formas, que es el rol por excelencia del cristiano en el espacio público.
Justicia y verdad van de la mano. La lucha por la justicia exige establecer la verdad de los abusos y violaciones que suceden día a día. En el caso de Miguel, aunque las dos condenas a tres años y un día que dictamina el Fallo no son para nada justas, sí se pudo establecer la verdad de lo que le sucedió. A él se le detuvo impunemente y fue sometido a torturas que lo llevaron a la muerte, desmintiendo la causa de fallecimiento por enfrentamiento, como consignó el diario La Estrella de Valparaíso el 22 de septiembre de 1973. Determinar la verdad de lo que sucedió con Miguel es un acto de justicia, de hacer memoria, y de restituir la dignidad de su persona.
El cuerpo de Woodward nunca se pudo hallar. Lo más probable es que esté en alguna fosa común abrazado junto a los cuerpos de otros detenidos desaparecidos que sus familias no pierden la esperanza en encontrar. Es esa misma esperanza la que debe movernos a hacernos cargo de nuestra historia, a hacer MEMORIA, y a asumir de una vez por todas como cristianos la lucha por la justicia en todas sus formas, como nuestra misma fe nos exige.
Publicado el 16.05.2013 por 
http://memoriapreniada.wordpress.com/2013/08/03/miguel-woodward-habla-su-torturador/

Jhon Flores, Voces de los Hijos. 40 Años buscando a su padre asesinado.

Jhon Flores | Luis Vergara (RBB)
Seguiran detenidos en la base Maquehue la totalidad de los uniformados en retiro de la FACH investigados por apremios ilegítimos y homicidio calificado de un médico y un dirigente gremial del hospital regional de Temuco.
La Corte de Apelaciones de Temuco confirmó la resolución del Ministro especial Alvaro Mesa, negando la libertad a 13 uniformados en retiro de la FACH detenidos en la Base Maquehue investigados por el homicidio del médico Hernán Henríquez Aravena y del sindicalista Alejandro Flores Rivera.
Ruth Kries, esposa del médico, se refirió a la poca colaboración de los actualmente detenidos y de la FACH para conocer la verdad de lo ocurrido con el director del hospital regional de Temuco.


Por su parte el hijo del fallecido y desaparecido dirigente de los trabajadores de la salud, Jhon Flores, quien presenció la audiencia en el tribunal de alzada, aseguróq ue espera que luego de casi 40 años conocer el paradero de su padre.

Los ministros María Elena Llanos, Cecilia Aravena y Julio César Grandón escucharon al abogado Josef Beruad mencionar que la Corte Suprema ya condenó por hechos similares a Leonardo Reyes, Luis Soto Pinto, Heriberto Pereira, Jorge Soto Herrera, Luis Yañez, Jorge Valdebenito, y Enrique Rebolledo.
El abogado Jorge Balmaceda desestimó que dicho episodio influyera en el fallo que mantiene a sus clientes en prisión.
  
Antonio Monserrat, Anibal Tejos, Enrique Isaac, Rodolfo Schmied, Berthold Bhonn, Pablo Alister y Crisostomo Ferrada, completan la lista de ex uniformados de la FACH detenidos desde hace una semana en la base Maquehue.
Por último, señalar que quedó en acuerdo el recurso de amparo presentado por el abogado Manuel Morales en favor del detenido ex oficial de reserva Emilio Sandoval Poo.
Jhon Flores | Luis Vergara (RBB)


Soledad Poblete, 10 años de edad Víctima de la Violencia Política.

Soledad Poblete, 10 años de edad
Víctima de la Violencia Política
14 de Septiembre de 1973
Barrio O’Higgins, Santiago



Soledad Poblete, pequeña habitante del Barrio O’Higgins, de tan solo diez años, un 14 de septiembre de 1973, fue impactada por un proyectil de guerra que entró por la ventana del segundo piso de su casa mientras estaba en compañía de su familia. Esta situación tuvo su origen en un supuesto enfrentamiento entre militares y militantes de izquierda. Su hermano mayor y un vecino, la trasladaron con demora y dificultad hasta la Posta Infantil del desaparecido Hospital “Enrique Deformes” de Valparaíso. Esa tarde Soledad no lograría sobrevivir debido a las graves heridas internas falleciendo pocos minutos después de ingresar a la posta de urgencia.
Los enfrentamientos de ese día, entre personal militar y militantes de izquierda, nunca han sido aclarados ni investigados. La muerte de Soledad es un hecho casi olvidado por su comunidad y su familia guarda celosa memoria de estos hechos.
Después de treinta y cuatros años, parte de sus hermanas cuentan esos momentos,momentos que por cierto han quedado en el olvido y rara vez se conversan en el espacio familiar. Hasta el día de hoy Soledad no forma parte de la extensa lista de víctimas de violencia política con que el Informe Rettig, denomina a quienes fallecieron en circunstancias similares a Soledad.
La familia Poblete, o al menos parte de ella, y pese a los años transcurridos, sigue viviendo en la población en donde sucedió la inexplicable muerte de Soledad. Aunque ya no estén sus padres, ya que ambos fallecieron en el año ’91, pudimos conversar con María, una de sus hermanas y Juan, su esposo, quien sostuvo a Soledad en los brazos durante el trayecto hasta la Posta Infantil.
Juan Silva, consultado sobre lo que en ese entonces vivió, nos comenta “esto fue el 14 de septiembre. El hermano mayor de Soledad, “El Peco”, estaba en mi casa ya que era el pololo de mi hermana. El estaba aquí y lo llamaron desde la casa y por curiosidad lo acompañé”.
Para entender los hechos, se puede decir que el Golpe Militar en la ciudad de Valparaíso, se había desarrollado sin problemas y sin ninguna resistencia por parte de los partidos políticos y movimientos de izquierda. Sin embargo, el día 14 de septiembre, alrededor de las siete de la tarde, se habrían llevado a cabo varios ataques a patrullas militares. Una de los enfrentamientos, según testimonios de la época, se habría dado en el edificio de la Inacap, lugar en donde vigilaba una patrulla de la armada con una ametralladora.
Producto de este ataque, los militares habrían disparado hacia el sector en donde vivía la familia Poblete. En ese momento “Soledad había subido al segundo piso a ponerse una ballerina y cuando ella se enderezó para subirla, ahí la pescó la bala”, afirma María. Recuerda Juan que “el impacto de la bala la cruzó en forma diagonal, la bala salió por la espalda. Nosotros no nos percatamos de eso, solo sabíamos que estaba herida”.
Durante los primeros minutos, su familia evaluó bajar con la niña por una escala que da a la Avenida Washington, sin embargo “los militares estaban alumbrando con focos hacia el cerro, ya que decían que por ahí habían arrancado los supuestos extremistas. Esto pasó más o menos a las siete, ya estaba oscureciendo. Fue por eso que no pudimos bajar por ahí.”

Dado el desangramiento de la niña por el daño ocasionado en el pecho, su hermano “Peco” y su vecino Juan, la llevaron “a casa de la señora Fresia. Ella se dio cuenta que la herida era mucho más grave de lo que pensábamos”. Luego también la llevaron donde otra vecina, pero el diagnóstico coincidía que la niña necesitaba atención urgente.
Ante la situación finalmente se decide dirigirse hacia Calle Cantú, donde un vecino de nombre Rony, los llevó en su vehículo en dirección a la Tenencia de Carabineros, al lado en ese entonces del Jardín Suizo en San Roque. “Llegamos allá, cerca del Jardín Suizo, donde estaba antiguamente la comisaría y nos hicieron esperar aproximadamente más de media hora con la niña en el auto. La demora se debió a que se estaban coordinando con los militares en el plan para que bajáramos sin problemas”, argumenta Juan tratando de recordar todos los detalles.Con una bandera blanca atada al vehículo, finalmente lograron llegar al centro de urgencia infantil, el cual estaba instalado en el costado del Hospital “Enrique Deformes”, en la primera cuadra de Pedro Montt, donde hoy se levanta el Congreso Nacional. Según Juan, “al pasar por la puerta en donde había un marino de guardia, Soledad le dijo ”ustedes fueron…”. Esas fueron las últimas palabras que escucharon Juan y su hermano Víctor. Soledad fallecería cinco minutos después a los diez años de edad. En el obituario del diario El Mercurio, el día 16 de septiembre de 1973, aparecían los agradecimientos de su familia acompañado de una fotografía de Soledad con uniforme de colegio, fotografía que se había tomado en el mes de marzo cuando ingresó a cuarto básico.

“Se veló en la casa y debimos en ese entonces tapar las ventanas con frazadas por el toque de queda. Asistió mucha gente al funeral”, comenta María. Soledad cursaba en ese entonces el cuarto año básico, en una desaparecida escuela ubicada en Calle Eusebio Lillo. Según su hermana, Soledad era una buena estudiante. “Era muy tranquila, hacendosa y cuidadosa con su persona. Era muy preocupada, ella se lavaba su ropa pese a lo chiquitita que era. No le gustaba que se la lavaran. De hecho ese día había lavado toda su ropa”.Durante los treinta y cuatro años que han pasado, solo los dos primeros la familia celebró misas de aniversario de la niña. Es más, el tema a nivel familiar casi no se toca. María comenta que en varios oportunidades algunos vecinos o vecinas le sugerían a su papá que denunciaran o informaran estos hechos, en particular cuando retornó la democracia. Sin embargo, él decía que no, porque nunca iba a sacar provecho de la situación, ya que ni con toda la plata del mundo se la iban a devolver”. De esta manera, hasta la fecha, existe un pacto familiar entre hermanos y hermanas:. “Nosotros como familia respetamos esa decisión de mi papá. De hecho nosotros no hablamos este tema, no porque no queramos, sino porque para nosotros fue y es un hecho doloroso. Esta es la segunda vez que lo converso con una persona extraña”.
Al final de la entrevista con Ana y María Poblete, hermanas mayores de Soledad y su esposo Juan Silva, se da un clima que permite la conversación evocando incluso pasajes de sus vidas que la conectan con Soledad, su población y sus vecinos en una época especialmente difícil.
Este 14 de septiembre Soledad Poblete, cumple 34 años de su muerte. Casos como el de ella tienen un reconocimiento en el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, más conocido como Informe Rettig, en el apartado de categorización sobre las muertes y las formas de entender las víctimas en el régimen militar y en particular de aquellas que sucedieron después del 11 de septiembre de 1973. El caso de Soledad debería ser consignado como víctima de enfrentamientos armados, es decir aunque no es una víctima de violación de derechos humanos en forma estricta, la comisión Rettig, estima que por la complejidad de estos hechos deben ser reconocidos en el informe y de hecho los logra identificar bajo una subcategorización.
Relacionados: Caso Leonardo Parga

http://memoriapreniada.wordpress.com/2013/08/08/soledad-poblete-10-anos-de-edad-victima-de-la-violencia-politica/

39 años de la desaparición de Andrés Galdámez su hijo Ilich desde Suecia

“…ceder en la búsqueda de verdad y justicia sería en los hechos olvidar a los nuestros…sería desaparecerlos una vez más.
Andrés Galdámez era un activo militante del Partido Comunista de Chile. 
Al momento de su detención y posterior desaparición a manos de un comando de la DINA (policia política de Pinochet) mi padre Andrés Tadeo Galdámez Muñoz desarrollaba, al igual que miles, un intenso trabajo de organización y resistencia a la dictadura militar. Fue detenido entre la noche del 12 al 13 de agosto de 1974 en el sector norte de Santiago (comuna de Conchalí). Su detención fue parte de una acción planificada por la DINA en el sector que conllevó la represión de varios militantes comunistas del barrio. De todos los arrestados ilegalmente esa fatídica noche hubo tres compañeros que pasaron a engrosar la siniestra lista de detenidos-desaparecidos de la dictadura pinochetista. Ellos son Manuel Carreño de 53 años, su hijo Iván Carreño de sólo 16 años y mi padre Andrés Galdámez de 44 años.
Pese a todos los esfuerzos desplegados por nuestras familias en distintas instancias judiciales chilenas e internacionales, en todosestos larguísimos y dolorosos 39 años no hemos tenido noticias de su paradero y destino. Toda esta situación deriva en un drama kafkiano que aún se mantiene ya que, en su momento, los representantes de la dictadura negaron siempre el haber tenido parte alguna en el atropello de los derechos de libertad y vida de mi padre, pese a las pruebas entregadas en su momento con el respaldo de la Vicaría de la Solidaridad.   Huelga destacar que las autoridades post dictadura, pese a reconocer estas la calidad de detenido-desaparecido de Andrés Galdámez, ya que su caso está debidamente documentado en el Informe Rettig y en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, aún los tribunales de justicia insisten en cerrar el caso (al igual que cientos) ya que según ellos faltan pruebas (declaraciones de testigos que lo pudieran haber visto en lugares de detención). Tenemos conocimiento que sí se han entregado testimonios de dos compañeros que lo vieron o escucharon de él en los centros de detención de Tres Àlamos, Londres 38 y Villa Grimaldi…pero aún así, según los tribunales de justicia chilenos, estos testimonios no son suficientes!
Aún, en el presente, esta situación de eterno trámite judicial afecta a miles de familiares de detenidos-desaparecidos chilenos, lo que habla por sí sólo de la gran deuda en materia de verdad y justicia que mantiene el estado chileno con la sociedad toda, además de demostrar en toda su siniestra faceta la falta de voluntad política de los partidos gobernantes (Derecha yConcertación) para solucionar esta situación de injusticia que hace eterna y dolorosa la desaparición de los nuestros con el  agravante que son estos mismos gobernantes y partidos quienes hicieron todos los esfuerzos para salvar al asesino Augusto Pinochet en 1998 de un juicio en España…ya nos quisiéramos de esas mismas autoridades el entusiasmo de ese entonces para investigar y aplicar verdad y justicia en los miles de casos de atropellos a los derechos humanos cometidos contra los chilenos en tiempos dictatoriales.
Siendo rigurosos y a la luz de los acontecimientos, constatamos que, en Chile,  se sigue imponiendo en los hechos la impunidad para los criminales y se busca borrar de la historia los horrores que se cometieron y se SIGUEN cometiendo ya que según la legislación internacional sobre crímenes de lesa humanidad estos delitos no prescriben. Huelga decir en este punto que hoy sentimos dolor e impotencia en lo más profundo de nuestro ser, cuando vemos como los aparatos del estado reprimen y asesinan a comuneros mapuche y dirigentes sindicales, ya que con esto se está asesinando una vez más a nuestros desaparecidos…lo mismo nos duele y desalienta el hecho que una parte de la dirigencia política en su afán de lograr cupos de poder lance por la borda el sacrificio y los sueños de nuestros mártires, acción que  condenará en la práctica,  tanto a nosotros como a la sociedad toda,  a un sempiterno deambular por los laberintos de la impunidad y la injusticia.
Pero, tengo que decir que,  pese a todas las trabas que pusieron y posiblemente pondrán los gobiernos de la Concertación y que ahora pone la derecha pinochetista  gobernante, para lograr verdad y justicia definitiva, seguiremos insistiendo en nuestra lucha…porque ceder en la búsqueda de verdad y justicia sería en los hechos olvidar a los nuestros…sería desaparecerlos una vez más.
NI PERDÓN NI OLVIDO
VERDAD Y JUSTICIA
NO A LA IMPUNIDAD
Andrés Galdámez,  PRESENTE!
Ilich Galdámez
agosto 2013

http://memoriapreniada.wordpress.com/2013/08/11/39-anos-de-la-desaparicion-de-andres-galdamez-su-hijo-ilich-desde-suecia/

En homenaje a los 48 años del MIR, un relato, de esas historias que podemos ( DEBEMOS) contar

17 de agosto
En homenaje a los 48 años del MIR, un relato, de esas historias que podemos contar.SAN EUGENIO RECOLETA 35 (Angelica Pizarro)No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros.(J. P. Sartre)
Avanzando por San Joaquín hacia el Puente Las Flores, la micro San Eugenio Recoleta se detuvo mientras la vieja y destartalada camioneta Ford, tomada en la urgencia para salir del cerco, avanzaba en dirección opuesta. Mariano intentaba disminuir para que Ramón, el Negro, alcanzara a subir. No fue posible, concentrándose en mantener la dirección para que Diego, desde la pisadera de la vieja “burrita” tuviera la posibilidad de contener. De un vistazo, observó que la San Eugenio se detenía y creyó ver una chaqueta beige apresuradamente. Mariano aceleró para romper el seguimiento, en sentido opuesto.
Ramón se paralizó por una fracción de segundo: se iban sin él y se dio cuenta, con pánico, quedaba a merced de los vehículos que con el ulular creciente de sus sirenas, avisaban que ya estaban a escasos metros del lugar. Sin pensarlo mucho, subió al microbús cuando este comenzaba a ponerse en marcha. No quiso mirar hacia atrás, aunque intuía que una voz o una bala podían perfectamente detener su escape. Respiro hondo y estiró el billete. El chofer le alcanzó el vuelto mirándolo fijo. Ramón estaba semi doblado, quizás ocultando su verdadera estatura, con la mano conteniendo su estómago y simulaba un gesto de dolor. Se sentó en el segundo asiento, el frio del tevenil verde le vino bien a la espalda húmeda. A las 10.24 am habían ocho pasajeros y la población Chile se alejaba por el vidrio de la ventana. En el gran espejo de la 35 la mirada de Manuel, el chofer, parecía encarar desafiante a Ramón. Apretó con rabia la palanca de cambio, encomendándose a San…..
Ramón sin dejar de sentir la mirada, percibió que un hilillo de sudor bajaba a la altura de su calzoncillo. La humedad del miedo se confundía con la temperatura que su nuca guardaba sin posibilidad de esquivar la pupila de Manuel.
Sonó el timbre y al detenerse el vehículo, bajó la señora de la malla azul, donde asomaban unas flores mustias, que evocaron en el Negro el gobelino desteñido de la casa de tía Nora en Placeres. Sintió su propio olor a adrenalina por sobre el aroma a lavanda que dejaba a su paso la señora.
Pensó en bajar, titubeando no alcanzó a despegarse del asiento que ya estaba mojado con su transpiración. Cruzó nuevamente la mirada con el conductor, acariciando su estómago pero esta vez, ya no había gesto de dolor. Se miraban fijo. Manuel pasó cambio y aceleró parar partir, mientras Ramón respiró contando los minutos, al tiempo que tomaba noticia del frio de esa mañana de abril y observaba el lento caminar de la señora que atravesando la avenida intentaba esquivar la carrera de dos autos Opalas que raudos pasan bajo su mirada. Los vidrios oscuros no permiten ver cuantos van dentro del vehículo.
El peligro no acaba. Y Ramón, instintivamente, vuelve su mano hacia el estómago. Revisa los pasajeros y re-encuentra la dura mirada de Manuel en el espejo, quien acelera apretando los dientes. Empero, el Negro ya no finge. El olor de la bencina siempre ha sido su enemigo durante las mañanas, que esta vez, sumado a la vorágine de los hechos, le regalan un severo dolor de cabeza.
Manuel, intenta mantener su recorrido. Toma velocidad, esquiva un carretón y sus caballos, mientras escucha que uno de los pasajeros tararea una antigua de Yaco Monti. Que tienen tus ojos, que yo no te olvido, que tiene el recuerdo….
- De otra manera, bajo a todos los restantes y me voy contigo- pensó Ramón, el ex marino.
Se afirmó en la convicción que los otros podrían eludir los cercos y que José no sería atacado por otra crisis de asma. Con palitos, pensó, esa la yerba que prefiere el jefe– y se reiteró: mezclada con palitos y con el agua sin hervir. Volviendo a vernos, le pediré que me prepare un mate de esos, se prometió. La ambigua inseguridad de Ramón hacia que el deseo de un nuevo encuentro, funcionara como conjuro para que José y los muchachos estuviera a salvo.
Examinó una vez más su respiración, su ritmo cardiaco y el entorno. La rigidez de sus piernas denotaba el estado de alerta, al tiempo que un Hilton asomaba en el bolsillo de la camisa gris de trevira. No podía, todo su organismo lo anhelaba y muy a pesar de los vanos intentos de entrenamiento en la Armada, al tabaco era fiel. Repasó la cara de Mariano cruzando el puente y de pronto recordó la chaqueta cruzada de Diego olvidada en la camioneta acondicionada que originalmente era el transporte del grupo. La militancia en la resistencia le alerta sobre el error; error que podría generar pistas a los perseguidores, dejándoles sin tiempo, atrasando el sur, el monte.
Bruscamente se encontró impulsado hacia delante por una intempestiva frenada en luz roja. Desconcertado casi saca su arma pero en el mismo momento vio que dos escolares y demás pasajeros hicieron ver lo abrupto de la detención. Hasta unos garabatos le fueron lanzados a Manuel.
Otra roja y el sólo quiere que la odisea termine. No puede dejar de observar a Ramón, quien busca a través del vidrio algún movimiento extraño y asegura su pie derecho en dirección a la bajada, mirando fijamente situación tal cual se ha ido desarrollando. Observa a un escolar y piensa en su hermano, en Natalia su pequeñita y en todo el tiempo que ha pasado sin verlos. Manuel le mira, ahora claramente embroncado por el espejo. La gueá…la malacue, cuando le cuente a los viejos en la garita no me la creen, chucha menos mal que justo apague la radio…lo que son las cosas, están dando la noticia y justo sube éste gallo ¿Por qué a mí?… ¿por qué ?….menos mal que la apague a tiempo sino este gueon nos caga…
Por fin, al doblar al llegar a Santa Rosa, se asoma la feria y al detenerse la micro Ramón lee el cartel “‘silantro a 0.50”. Con la ventana abierta alcanza a sentir el aroma que llega lejos. Tan lejos como esa vez que viajo desde su Curicó natal hasta Okinawa, al otro lado del mundo y por error se mando un solo de pito que arrancó aplausos de la multitud que veía desfilar la banda de guerra del buque en el que servía.
¿Cuándo bajará el gueón?- Manuel ya no podía más.
Distrayéndose de la feria de media mañana, Ramón mira el reloj 10, 51. Antes de pararse de su asiento nuevamente acaricia su estómago, desafiando la mirada de Manuel a través del espejo. Ya en pie no hay nada más que medie entre ambos. Descenderá por delante, es evidente.
En sentido contrario a la San Eugenio Recoleta un carro policial, con sus luces rojas encendidas, busca hacerse paso. Ve a Manuel nuevamente, esta vez de lado. El chofer, previendo algo cierra la puerta que ya había abierto.
Ramón recibe en su rostro moreno una ráfaga de viento frio y polvoriento de la población mientras los gritos de los feriantes comienzan a apagarse en sus oídos. La humedad del océano pacifico le parece una elección por hoy imposible pero a cuenta de la nostalgia y la armada. “Dios es mi copiloto”, “Córrase por el pasillo” rezan las frases escritas para los pasajeros y que lee tratando de demostrar tranquilidad mientras en su cabeza pasan las ráfagas de recuerdos. La detención de él y sus compañeros detenidos por sedición precisamente por los sediciosos, su estadía en prisión, su larga cesantía posterior, el Comité levantado con los viejos cesantes igual que él en el callejón Ovalle, los días en que subía a las micros a escribir también. Una sola letra, la R encerrada en un círculo….
Manuel acelera, partiendo bruscamente, casi ahogando al motor. Aprieta el manubrio y es un bloque cerrado con él. Tranquilo, no pasa nada le dice en voz baja Ramón afirmado en la brusquedad del movimiento de una sola mano, la otra en su estómago. Siente cuando el pesado metal sobre su estomago busca bajar más allá del ombligo. El zapato rosado y plástico de guagua que completa el santuario popular de la 35, continúa oscilando como un péndulo.
-Tranquilo, no hagai tonteras, ¡Dos más allá y esto se acaba ¡- reitera con voz grave.
El tiempo parece eterno y al fin Manuel se detiene lo más apegado a la vereda de la calle. Se miran por última vez escrutando el miedo o la guerra.
- Parte rápido gueon- , la mano de Ramóne ya no está en su estomago, sino en la espalda de Manuel que parece de cemento.
- Ubique urgente un baño amigo y pa la otra hágala bien, no en micro-
Acelerando el paso Ramón se internó por la plaza. Lázaro esta como siempre en esa esquina buscando en el suelo lo que nunca encuentra. Lo ve moviendo su cola y le brinda un gesto amistoso. Va a la fuente soda, pide una papaya y escucha en el radio de cooperativa, que son intensamente buscados los extremistas quienes esa mañana han realizado un triple asalto bancario en la ciudad. Bebe de un sorbo su papaya, pasa al baño y pensando en José y los otros, sale de allí con premura. El sol ya calienta la ciudad. Lázaro lo espera echado en la vereda, Ramón acariciando la cabeza del perro esboza una sonrisa y piensa con razón el Mando bautizo la acción como “Nunca Más”.
A Carlos García (Ramón) y sus compañeros/as. por la decisión de encontrar camino durante la noche, contra la derrota.
A José, Arcadia, Mariano, Yamil, Jaime, que ya partieron.
A Celilia Radrigan.
En Homenaje a los 48 años
http://memoriapreniada.wordpress.com/2013/08/19/en-homenaje-a-los-48-anos-del-mir-de-esas-historias-que-podemos-debemos-contar/

CARTA AL GENERAL (R) CHEYRE Y AL GENERAL FUENTE-ALBA


CAROLINA RIVERO
elmostrador.cl / 23 de agosto 2013
SEÑORES:
Juan Emilio Cheyre, ex Comandante en jefe del Ejército
Juan Miguel Fuente-Alba, Comandante en jefe del Ejército
Presentes
Con motivo del impacto público, por los detalles del conocimiento del caso de Ernesto Ledjerman Avalos, ciudadano argentino, que a la edad de  2 años fue testigo del asesinato de sus padres a manos de militares, en la quebrada del Valle del Elqui, cerca de la frontera con Argentina; y entregado posteriormente a un convento de monjas en 1973, por el entonces Teniente Juan Emilio Cheyre, para su custodia; es que requeririmos la entrega de información veraz y/o iniciativas institucionales que colaboren en la dirección de casos de igual dramatismo que el señalado, y que aún, luego de 40 años, siguen sin ser esclarecidos, prolongando una perversa agonía a sus familiares y a nuestro país.
Existen, acreditados por organismo pertinentes, 9 casos de mujeres detenidas-desaparecidas, que al momento de su detención se encontraban en estado de embarazo.
Se desconoce con exactitud hasta el día de hoy, que sucedió con aquellas criaturas en gestación, básicamente si lograron sobrevivir o no, al cautiverio y torturas de sus madres.
Los nombres de ellas, y el año de su secuestro, son los siguientes:
•    Jacqueline Drouilly Yanick. 1974
•    Cecilia Bojanic Abad. 1974
•    María Labrín Laso. 1974
•    Gloria Lagos Nilsson. 1974
•    Michelle Peña Herreros. 1975
•    Elizabeth Rekas Urra. 1976
•    Nalvia Mena Alvarado. 1976
•    Reinalda Pereira Plaza. 1976
•    Gloria Delard Cabezas. 1977
Existe la esperanza de que al menos algunos de ellos lo hayan podido lograr, y que al igual que con Ernesto Ledjerman Avalos, hayan sido entregados a la custodia de terceros, tal como ya está acreditado largamente en el caso de la dictadura argentina
Por todo lo anterior, es que a solicitamos lo siguiente:
Que el ex Comandante en Jefe, Sr. Juan Emilio Cheyre, pueda informar si conoce y tiene más antecedentes de otros casos, como el de Ernesto Ledjerman Avalos, es decir de niños, niñas o bebés, entregados en custodia a terceros naturales o institucionales.
La consideración de una actitud de humanidad no se condice solamente con la entrega de inocentes, en este caso niños o bebes, al resguardo y custodia de terceros. Más aún si esto implica, cubrir la verdad, encubrir a los responsables y desterrar a niños de la propia familia.
Al actual, Comandante en Jefe, Sr. Juan Emilio Fuente-Alba,  que pueda abrir un periodo de investigación, acerca de la eventual entrega de niños o recién nacidos, en adopción o, cualquier forma de custodia.
De esta forma, dar algo de paz, a los familiares y su incansable lucha y también tranquilidad a las instituciones para que el pasado no emerja, cada cierto tiempo a borbotones. Los pasos que no damos suelen ser los que más nos cansan, volviendo sorprendidos sobre nuestros pasos olvidados.
Necesitamos como país conocer las verdades que aún se esconden, sobre hechos y situaciones materiales que ninguna interpretación podrá resarcir. La memoria no guarda películas sino fotografías.
A 40 años del quiebre de nuestra democracia, es el único camino para ir cerrando heridas. Si no, tendremos que convivir por muchas generaciones, con el eterno retorno de lo reprimido, que volverá una y otra vez a emerger, preguntándonos incesantemente: ¿Dónde está tu hermano?
http://memoriapreniada.wordpress.com/2013/08/23/la-comodidad-de-la-culpa-de-cheyre-para-la-derecha-la-historia-del-horror/

La comodidad de la culpa de Cheyre para la derecha. La historia del Horror

CARLOS CORREA B.
elmostrador.cl / 23 de agosto 2013
Que Cheyre sea culpable ante la opinión pública, les viene como anillo al dedo. La dictadura y sus horrores no fueron un asunto de militares desquiciados que se concertaron para hacer una guerra contra connacionales, sino un asunto ideológico más profundo, donde un sector político sostuvo el peor régimen que conoce la historia de Chile. Muchos de ellos, cuando han viajado, han tenido que enfrentarse a lo que representa Pinochet para el resto del mundo.
Conozco a dos padres – que en la misma época, que los de Ernesto Lejderman murieron a manos de una patrulla – también buscaban escapar de Chile con un niño de 2 años. Son los míos y el niño soy yo.
A diferencia de Bernardo y María, lo lograron. No hubo un soplón que dijera dónde se escondían o una patrulla que los encontrara en su huída, y pudieron salir de Chile, a un largo exilio en tierras lejanas. Pero podría haber sido el mismo destino.
La historia del Horror, es por ello, algo que conozco de cerca y emocionalmente me cuesta enfrentarla. No sólo las pesadillas de niño y tener la misma edad de Ernesto me hace comprender y compartir sus preguntas. Y, por cierto, también aplaudir el “Nunca más” que dijo Cheyre en su momento. Pero tengo una pregunta más.¿La derecha chilena, en especial, la que es heredera política de la dictadura, es capaz de repetir lo de Cheyre y hacer un “cara a cara” como les dijo la Ex Presidenta Bachelet?
He vivido en Chile los últimos 23 años. Me ha tocado conocer a muchos chilenos, de la misma edad que Ernesto y yo, cuyos padres debieron haber temido en su tiempo, que si los partidarios del gobierno de Allende llegaban a tener el poder total, iban a tener que escapar con sus hijos por la cordillera, como lo hicieron en su tiempo los boat people de Viet Nam, o los muchos que atravesaron el estrecho de la Florida. Suelen preguntarme mucho sobre la experiencia vivida en tierras extrañas, pero rara vez hablamos sobre El Horror.
Muchos de ellos son personas que aprecio mucho, que quieren lo mejor para Chile, y que – al igual que yo – piensan que podemos vivir en el mismo país aunque no pensemos igual. Es probable que muchos de ellos voten por la candidata de la Alianza. No son mis enemigos, ni me ven como tal. Pero nadie habla del Horror. Es un tabú mayúsculo. Puede ser la explicación de la fuerza que han tomado los programas de televisión que lo rompen en estos días.
Suelen contarse las historias de las violaciones a los derechos humanos como algo que ocurrió a personas lejanas. Pareciera que los muertos, los desaparecidos y los exiliados son situaciones que no les ocurrieron a los vecinos, compañeros de liceo o de universidad, amigos de la pichanga, suegros, yernos y nueras, fanáticos de la U. o de Colo Colo, chicas que admiraban a los ídolos de Música Libre o la Nueva Ola.
De la misma manera que a los alemanes, sus connacionales judíos les parecieron en los tiempos del Holocausto personas lejanas, y no vecinos o compañeros de trincheras con los que padecieron la Primera Guerra Mundial. Al igual que ellos, las víctimas del Horror dejaron de ser de la misma nacionalidad en cierto momento.
Si les preguntaran, a algunos de los tantos que siguen teniendo una vida política activa, podrán decir que fue un grupo de militares que cometieron excesos y no como una política de un régimen totalitario, que necesitó de ellos para sostenerse y que les dio el momentum inicial para que sobrevivieran en democracia, dándoles un sistema electoral que les garantiza el empate perpetuo.
Que Cheyre sea culpable ante la opinión pública, les viene como anillo al dedo.
La dictadura y sus horrores no fueron un asunto de militares desquiciados que se concertaron para hacer una guerra contra connacionales, sino un asunto ideológico más profundo, donde un sector político sostuvo el peor régimen que conoce la historia de Chile. Muchos de ellos, cuando han viajado, han tenido que enfrentarse a lo que representa Pinochet para el resto del mundo.
Y por cierto, en Punta Peuco, debe haber espíritu de fiesta por el difícil trance que pasa Cheyre. En su momento, lo vieron como un traidor y ahora pueden estar diciendo que éste es el pago que la izquierda ingrata tiene para ellos. Les parece mucho mejor la integridad siniestra del ex Coronel y ex alcalde Labbé.
¿Tenemos garantía que la derecha sea capaz de decir ‘nunca más’ —como lo hizo Cheyre—, si la candidata que los representa, no hace muchos años llamaba a boicotear, con la pasión de la que se enorgullece, los productos ingleses y españoles, por la sencilla razón que jueces de ambos países aplicaron el derecho internacional, deteniendo al ex dictador?
En la mitología actual, en que el Horror es sólo responsabilidad de sus ejecutores directos, esta pregunta no es siquiera necesaria para ellos. Muchos en los inicios de la democracia amenazaron al gobierno que entraba, apoyaron a violadores de derechos humanos, criticaron los acuerdos que buscaba la democracia naciente en aras de reconstruir la paz social.
Y que, por cierto, nunca han dicho “nunca más participaremos en una conspiración para terminar con la democracia” o “nunca más estaremos en un gobierno que tortura, asesina y exilia a compatriotas”. Más que mal, todos fueron funcionarios civiles, con cargos administrativos de escritorio, como decía Adolf Eichmann en su defensa en Jerusalén, en el año 1960.
Creer que el autoritarismo existe sin el Horror, es una ficción que no resiste análisis alguno. La imposición a la sociedad de un cierto canon de país, como lo hizo el gobierno militar sin pasar por la validación democrática, no habría sido posible sin el puño de hierro con que la DINA torturó, eliminó y exilió a los opositores al régimen. Esto es reconocido en las palabras del propio Jaime Guzmán, que en un memorando dirigiéndose a la Junta de Gobierno, en los primeros días, escribió que “el éxito de la Junta está directamente ligado a su dureza y energía, que el país espera y aplaude. Todo complejo o vacilación a este propósito será nefasto”.
Personalmente podré decirles que nunca apoyaré a ningún gobierno que piense que los chilenos que no los apoyan, son enemigos o traidores a la patria, o que busque solucionar los dilemas de estos tiempos por vías que no sean democráticas o que no respeten la institucionalidad. Y por lo que vi en el programa El Informante,Ernesto Lejderman piensa exactamente lo mismo.
¿Podrá decir eso mismo Evelyn Matthei, o dirá también que sus declaraciones de 1998, apoyando al dictador preso en Londres, es un pecado de juventud?
La vocera de Gobierno, la ministra Cecilia Pérez, planteó que quiere una reconciliación real que permita avanzar —con verdad y justicia— aclarando eso sí que “los perdones y reflexiones son individuales” y que ambos bandos políticos debieran hacer gestos al respecto.
Aunque aplaudo que Pérez llame las cosas por su nombre: dictadura, Golpe Militar y violaciones a los Derechos Humanos, no va al fondo del asunto, en especial en su sector político. No va a haber reconciliación ministra, y cuando celebremos los 50 años del Golpe Militar tendremos la misma discusión, si su sector político no hace de una vez por todas el “Nunca Más” y reniega de su pasado autoritario, de la misma manera que el otro bando, al que usted se refiere, renegó para siempre de la vía violenta como el camino para lograr los cambios. Y por cierto, ministra, respete la historia: los arrebatos mesiánicos que tuvo la izquierda en su momento, no son comparables en modo alguno: al Horror.
La derecha necesita hacer el “cara a cara” por su propia supervivencia política. Si algo le permitió a Piñera ganar las elecciones y tener una autoridad moral al respecto, es que votó que NO en el plebiscito. Y en los años 90, su voluntad de crear una derecha alejada del gorilismo le costó caro, pues fue víctima de conspiraciones no aclaradas del todo, amenazas y todo tipo de operaciones oscuras.
Si no lo hace, no sabremos si el día de mañana, cuando tengamos otra crisis política, llamarán nuevamente a los militares, como lo insinuó el ex alcalde Zalaquett, en el momento más álgido de las manifestaciones estudiantiles del 2011, en vez de elegir los caminos de diálogo y entendimiento que ofrece la democracia.


La Historia Oculta del Régimen Militar

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