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sábado, 24 de agosto de 2013

Pinochetistas llamaron a combatir en tribunales "injurias" sobre el golpe

Convocan a defender la "gesta libertadora" del 11 de septiembre mediante querellas y acciones comunicacionales.
Acusan que "medios de izquierda" buscan "enlodar a los valientes soldados que libraron a Chile de convertirse en una nueva Cuba".
La convocatoria se conoce a menos de un mes de conmemorarse el 40° aniversario del derrocamiento de Salvador Allende y la toma del poder por la Junta Militar.

A través de un "comunicado oficial" publicado en el blog "Los valientes soldados del 73 de Chile", y que circula desde hace días en las redes sociales, el pinochetismo duro convoca a sus adherentes a ejercer acciones comunicacionales y judiciales para combatir las "injurias" que se pronunciarán en las próximas semanas en el país con motivo de la conmemoración de los 40 años del golpe militar.
En el texto, emitido a nombre de "Acción Patriótica de Chile", "se invita a todos los Pinochetistas, Nacionalistas y Familia Militar, a enviar Cartas de repudio y rechazo a los Medios de Comunicación que difamen a los Militares y distorsionen la realidad histórica, sin excepción".
"El objetivo que buscan estos medios de izquierda es enlodar a los valientes soldados del 73 que libraron a Chile de convertirse en una nueva Cuba comunista", señala el comunicado.
La nota pide además "a todos los abogados, pinochetistas, nacionalistas y de la familia militar, a hacerse parte de las querellas que tramitamos en contra de las personas o medios de comunicación que realizan injurias y calumnias a los Militares en retiro o en servicio activo, por su gesta libertadora del 11 de septiembre de 1973".
Añade que "si lo estiman conveniente (pueden) realizar sus propias demandas por este mismo hecho, y (ser) canalizadas en conjunto para que tengan mayor fuerza en los Tribunales de Justicia".
La nota es firmada Humberto Reyes Herrera, "oficial (r) de Ejército" y "preso político en Chile por salvar a su patria y luchar contra el comunismo que querían tomarse el el pode por las armas (sic)".

http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/augusto-pinochet/pinochetistas-llamaron-a-combatir-en-tribunales-injurias-sobre-el-golpe/2013-08-23/095401.html



Plan Z

Ahora que se cumplen 40 años del  golpe de estado , también está de aniversario el mayor montaje de la historia chilena: el  Plan Z eta. De manera resumida y sencilla se trataba de un plan entre el Mir, el ala dura del PS, Salvador Allende y el servicio secreto cubano para dar un autogolpe el 19 de septiembre de 1973. Ese día unos 10 mil miristas más otros 10 mil agentes extranjeros fundamentalmente cubanos (el número siempre fue impreciso, se habló de 20 mil, 30 mil, 40 mil…), sorprenderían a las Fuerzas Armadas chilenas minutos antes de desfilar en el Parque O’Higgins, y las ametrallarían sin piedad.
A esa misma hora Salvador Allende estaría dando un almuerzo a los comandantes en jefes. En un momento el Presidente abandonaría el comedor de su casa en Tomás Moro, señal para que un grupo del GAP irrumpiera en el lugar y asesinara a sangre fría a los generales, militares y brigadieres. En las horas siguientes grupos armados recorrerían el barrio alto asesinando familias “burguesas”, empresarios, líderes opositores, deportistas, cantantes… El Plan Zeta tenía por objetivo instaurar una dictadura comunista y sus maquinadores estimaban las bajas entre 100 mil y 500 mil capitalistas, explotadores y momios.
El Congreso Nacional sería reemplazado por un soviet supremo que funcionaría en el edificio Diego Portales. Incluso los periodistas más fanáticos del régimen militar comentaron que el plan contemplaba reemplazar la bandera chilena por una nueva de color rojo con una estrella negra.
¿Una mala novela de Tom Clancy? ¿Un libreto de pacotilla rechazado en la portería de la Paramount? ¿Una conversación de curados? No. Esta historia chiflada y ridícula, con matices, adiciones y omisiones, fue presentada durante los 17 años de la dictadura de Augusto Pinochet como el principal argumento para dar el golpe de Estado y luego exterminar a los opositores.
Así, tal como la describí en el primer párrafo, sin agregarle ni quitarle nada, fue expuesta en los medios de comunicación, replicada en libros, entrevistas, documentales e incluso en textos de historia escritos en los años posteriores al golpe. Los conocidos periodistas Hernán Millas y Emilio Filippi se tragaron el sapo y pusieron un capítulo sobre el Plan Zeta en su libro “UP Anatomía de un fracaso”.
Las pruebas presentadas para justificar la existencia de ese maquiavélico y desmesurado plan eran sorprendentes por lo pobres, dispersas y mal elaboradas. Un pegoteo de textos sin orden general, donde había algunos instructivos de autodefensa del PS, unas cuantas fotos de armamento y documentos inconexos, que fue llamado “El libro blanco del cambio de gobierno de Chile”. La obra, escrita por el historiador Gonzalo Vial Correa y supervisada por el almirante Patricio Carvajal, era una sucesión de vaguedades donde no se especificaba nada, ni se daban fechas, ni quiénes eran los cerebros, ni los coordinadores, y así un sinfín de cabos sueltos. Vial fue premiado posteriormente con el Ministerio de Educación y hasta el día de su muerte, el 2009, insistió que el Plan Z era verdad.
Cualquier análisis mínimo desmontaba el tinglado. Si había 10 mil guerrilleros cubanos, ¿cómo el 12 de septiembre no quedaba ninguno? ¿Dónde quedaron los 20 mil fusiles AK 47 que se necesitaban? ¿Dónde funcionaría el centro de comandos? ¿Dónde los campamentos guerrilleros?
Como era normal entonces, nadie hizo estas preguntas básicas. La zalagarda del Plan Zeta vivió por mucho tiempo. Incluso se consideraba de “buen tono” en los sectores acomodados señalar que “Toda mi familia figuraba en el Plan Z. Yo, la gorda, los niños, todos…”. Recuerdo todavía en 1987 alguna ingenua y adolescente amiga que defendía a Pinochet con el argumento de que su papá era uno de los condenados por el dichoso plan…
Más allá de la anécdota que significaba sacarle lustre aristocrático a la condición de supuesta víctima del plan, muchos de los detenidos posteriormente al golpe de Estado fueron salvajemente torturados por no revelar a sus captores detalles del Plan Zeta. Los mandos medios y bajos, que se ensuciaron las manos con sangre mientras llegaban las órdenes desde arriba, no fueron informados de la falsedad del asunto, y como buenos patriotas de la picana y la violación, salieron a la caza de información para evitar que los sucios comunistas cambiaran la bandera chilena por un trapo rojo. Testimonios sobran de esto en Tres y Cuatro Álamos, Villa Grimaldi y otros centros de detención. Hombres y mujeres torturados hasta la muerte por negarse a hablar del Plan Zeta del cual nada sabían.
Con el tiempo los propios involucrados fueron develando la verdad. Entre los más importantes está el primer secretario de la junta, Federico Willoughby, quien fue el encargado de presentar a la prensa la existencia del Plan Zeta y más tarde revelaría su falsedad completa en varios medios (The Clinic, Informe Especial). Incluso señaló que ya en octubre de 1973 sabía que los documentos presentados en el dichoso Libro Blanco “carecían de todo valor”.
Más importante es el testimonio es el del ex comandante en jefe de la Aviación y miembro de la primera junta del gobierno militar, Gustavo Leigh Guzmán, quien en una entrevista concedida a Alfredo Lamadrid en el programa "Humanamente Hablando" emitido por Mega el 2001, señaló de manera clara: “El Plan Zeta nunca existió”.
La historia, que hasta esta altura suena como otro delirio más de la dictadura, no debe ser olvidada. Se inventó un plan para justificar un golpe de Estado, el exterminio sistemático de chilenos y el intento de perpetuación en el poder. Seguro que con el cuadragésimo aniversario del 11 de septiembre de 1973 no faltarán los pajarracos que volverán a cacarear la existencia del supuesto plan y agregarán que “toda mi familia figuraba en la lista de víctimas”. Tampoco faltarán las cartas al director (Hermógenes Pérez de Arce, Gonzalo Rojas y Alfonso Márquez de la Plata deben estar afilando la pluma) y los medios que intenten, de cualquier forma, justificar o darle un tamiz de verdad al peor y más grosero montaje de toda nuestra historia (supera incluso a la Guerra de don Ladislao en 1920)
Lo cierto es que sí hubo un plan, sin letra precisa, sin publicidad, sin libro blanco. No era de buen tono estar en la lista de víctimas y su objetivo en su gran mayoría eran obreros y estudiantes de sectores populares. Se ejecutó de manera implacable y hasta hoy hay cientos chilenos desaparecidos en piques mineros, cementerios clandestinos, bajo calaminas en el desierto o amarrados a rieles en el fondo del mar. Del Plan Z sabemos que todo es mentira, del plan sin nombre nunca sabremos toda la verdad.

JUAN CRISTÓBAL GUARELLO

http://www.publimetro.cl/nota/politico/la-columna-de-juan-cristobal-guarello-plan-z/xIQmht!0JvkVUb2w3eEI/

Los niños y la represión en la dictadura

Se estima que alrededor de 700 niños quedaron huérfanos por el Régimen Militar.

Son los otros desaparecidos, el otro rostro del periodo en que se enlutó el país, donde los mismos menores se estimado que fueron más de 200 niños los torturados y más de 700 menores quedaron huérfanos producto de la dictadura en Chile. Son algunas de las cifras de diversos informes de organismos de derechos humanos que retratan lo que vivieron menores de edad.
Hoy, algunas agrupaciones y personas que los ayudaron recuerdan la difícil experiencia de hace ya 40 años. Muchos de ellos llegaron a la Fundación de la Protección a la Infancia Dañada por los Estados de Emergencia, organización creada en 1979, donde acogieron a los huérfanos que lo perdieron todo.
Según el informe Rettig existen al menos 307 menores de 20 años ejecutados, de los cuales 75 son detenidos desaparecidos. Uno de los casos emblemáticos fue el de Carlos Fariña Oyarce, joven de 13 años asesinado en 1973, el cual luego de más de 30 años se logró que los autores del delito fueran sentenciados. 

La Historia Oculta del Régimen Militar

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