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lunes, 19 de marzo de 2012

La liberal expresión de Labbé


Cristian Labbe

En los años 60 la corte suprema de Estados Unidos defendió la libertad de expresión del grupo racista del Ku Klux Klan que propala ideas en contra de los negros y los judíos. Por el contrario, varios países europeos condenan hoy las manifestaciones de nazismo y prohíben los homenajes a Hitler y a sus criminales ¿De cuál de estos dos casos está mas cerca el homenaje a Miguel Krassnoff promovido por el alcalde de Providencia, Cristián Labbé? El abogado Domingo Lovera analiza un tema que apunta a conceptos básicos de la democracia.
“Mi canto es una cadena sin comienzo ni final,
y en cada eslabón se encuentra el canto de los demás.”

VÍCTOR JARA
1. Hacia el final de los años 60s, la Corte Suprema de los Estados Unidos defendió la libertad de la KKK – un grupo de personas que promueven la supremacía del blanco, la raza caucásica – a expresar discursos de odio. Tal y como se lee hoy en su sitio web, ellos y ellas resisten lo que, a sus ojos, es “la guerra contra los blancos”. Entonces, una serie de encuentros desarrollados por la agrupación habían servido de campo fértil para dirigir discursos ofensivos en contra de afrodescendientes y judíos, entre otros grupos: “los negros deben devolverse al África, los judíos a Israel,” se reporta en los expedientes del caso Brandenburg v. Ohio, 395 U.S. 444 (1969) p. 447.
¿Cómo justificó su decisión la Corte Suprema? En su concepto, la libertad de expresión defiende la manifestación de ideas y opiniones, salvo cuando logre acreditarse que, por medio de ellas, se incita directamente a la comisión de actos ilegales o es muy probable que así ocurra. Cuando alguna ley, ordenanza o autoridad impide la manifestación de ideas sin tener en cuenta el criterio del daño inminente y real – el criterio que utilizó la Corte – entonces hay una afectación indebida de la libre expresión que debe repararse.
2. Una protección similar reclama por estos días el alcalde Labbé. Como es de público conocimiento, el alcalde estimó prudente realizar (asistir, promover, participar en) un homenaje al brigadier Miguel Krassnoff, agente de tortura del régimen dictatorial de Pinochet. Frente a los reclamos del mundo sensible a las violaciones cometidas durante la dictadura – lamentablemente, en Chile, no se trata de un repudio transversal – el profesor de ciencias políticas (como firma a veces el coronel (r) Cristián Labbé) aseguró que se trata, sencillamente, del ejercicio de la libertad de expresión.
¿El homenaje a un agente de tortura del régimen dictatorial, puede ser considerado libertad de expresión, como reclama Labbé? A la luz de la doctrina liberal, con la cual comulga la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos antes parafraseada, desde luego. El acto de Labbé, en que se debe celebrar y repasar el historial de torturas del festejado, mientras de fondo deben sonar marchas y los huasos quincheros, no presenta una amenaza real y cierta – como advertía la Corte deBrandenburg – que sus asistentes vayan a salir a mantener vivo el legado de violaciones (actos ilegales) que dejó la dictadura. Frente a la ausencia de tales pruebas, debe prevalecer la libertad de expresión.
3. Sin embargo, no es ésta la única forma en que puede concebirse la libertad de expresión. En una república democrática, donde cada uno de sus miembros es titular de igual dignidad, la libertad de expresión resulta ser corolario de la igual agencia moral que se nos reconoce a cada uno y una de nosotras. Esa agencia moral es la que nos habilita para participar en la formación del discurso público, discurso frente al cual el Estado no es insensible y que, por eso, amplía el ideal de autogobierno. Por ello es que hay que poner atención y mirar con fuerte sospecha los intentos por restringir la libre expresión. Porque cuando se niega la libertad de expresión a ciertos grupos – como quiere hacerse con las restricciones a la protesta – se desconoce la igual agencia moral de esas personas para tomar parte en la formación de la opinión pública.
Pero lo mismo ocurre cuando, a pretexto de estar ejerciendo la libertad de expresión, se busca promover la negación misma de la agencia moral que la justifica, esto es, cuando se pretende negar el valor de la vida de todas y todos quienes conformamos la comunidad. Por ello es que en una república respetuosa de la igual agencia moral de sus integrantes, la negación de dicha dignidad debe ser motivo de repudio. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en algunos países de Europa, donde el discurso de apología o negación del régimen nazi es duramente castigado.
4. La apología a los crímenes cometidos por la dictadura de Pinochet – como pretende serlo un homenaje a un asesino de lesa humanidad – no pueden ser ejercicio de libertad de expresión y se sitúan fuera de los valores que, como comunidad, compartimos. No puede configurarse como ejercicio de libertad de expresión la reivindicación del terror dictatorial y la eliminación sistemática de parte de los miembros de nuestra comunidad. No puede ser ejercicio de libertad de expresión la celebración de la erradicación, ya no solo del discurso público, sino del mundo de aquellos y aquellas que fueron perseguidas por la dictadura.
Cuando aceptamos que la libertad de expresión puede servir para justificar la celebración de la perpetración sistemática de crímenes, entonces la libre expresión, que se justifica en la igual dignidad, sirve de herramienta para negar la agencia moral y pertenencia a la comunidad de otros y otras. Sirve, a fin de cuentas, a perpetuar la misma exclusión de que fueron objeto miles de personas durante la dictadura. Claro que, entonces, el dicho que predica que la palabra es más fuerte que la espada sonaba a puro sinsentido.



http://ciperchile.cl/2011/11/17/la-liberal-expresion-de-labbe/

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