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lunes, 30 de enero de 2012

Secretario General Confederación de Sindicatos Bancarios de Chile: “Las AFPs son un saco roto que sólo beneficia a sus propietarios”

La temperatura, que a mediados de enero a diario supera los 31 grados, no hace disminuir la actividad en la Confederación de Sindicatos Bancarios de Chile, organismo que se encuentra preparando una gran campaña durante el 2012 que busca en principio detener la especulación con las platas de los trabajadores, para luego avanzar hacia el reemplazo de las AFPs por un verdadero sistema de Seguridad Social.
Mientras los noticiarios hablan casi exclusivamente de vacaciones y promocionan destinos paradisíacos, en las oficinas de la Confederación Bancaria, los dirigentes están lejos del relajo estival, empecinados en determinar cuánto de sus fondos de pensiones han perdido los trabajadores chilenos producto de la especulación bursátil en el último período, labor dificultada por la falta de registros precisos, los que no son publicados ni siquiera por la Superintendencia de AFPs, por lo que están preparando cartas apelando a laLey de Transparencia para llegar al fondo de las cifras. Pero también está la tarea de dar a conocer esta información y transmitir a las bases y a los demás trabajadores del país la urgencia por cambiar este sistema “injusto e inmoral”, como lo describe Luis Mesina, secretario general de la multisindical.
Por lo anterior, la tarea impuesta para este año es informar, incentivar y dar claridad a los trabajadores, para conseguir movilizaciones como las de los estudiantes el 2011, “porque el lucro aquí sí que es perverso -enfatiza Mesina-, es inmoral y hay que develarlo. Este sistema no puede seguir existiendo con la complacencia de los trabajadores”.
“Este sistema es un sistema espurio, porque nació de una dictadura militar, que fue la única forma de instaurarlo y son responsables, entre otros, el señor Buchi, el señor Novoa y José Piñera, hermano del Presidente. Son ellos los responsables de dar “la madre de todas las batallas”, como la definió José Piñera, que fue la transformación del sistema de Seguro Social chileno, lo que les generó un colchón al mercado de capitales gigantesco, sin esos recursos no se podrían haber hecho todas las otras transformaciones que significó cambiar estructuralmente el modelo de economía chilena y el Estado chileno”, así resume Mesina el surgimiento de las AFPs a comienzo de los 80 del siglo pasado.
Pero no es sólo por su origen que la Confederación está realizando esta campaña, es porque los números y resultados muestran que las AFPs estarían perjudicando enormemente a los trabajadores chilenos no garantizándoles una vejez digna.
-¿Se puede saber cuánto de su fondo de pensión perdió desde el 2008 hasta ahora un trabajador que cotiza por un sueldo de 300 mil pesos? Esto, como para tener una referencia, pues la mayoría de la población gana salarios inferiores a esa cantidad.
-“La verdad es que es muy difícil establecer un monto exacto de lo que se ha perdido desde el 2008 en adelante, la única cifra real es que el 2008, producto de la caída de las bolsas a nivel mundial, los trabajadores perdieron poco más de 28 mil millones de dólares de lo fondos totales. Ahora los trabajadores que están más afectados son los trabajadores cuyo ingreso no superan en promedio los 300 mil pesos, y son el 70 por ciento de los trabajadores chilenos.
-Incluso sin pérdidas en la bolsa, ese trabajador está condenado…
-“Incluso sin perdida en la bolsa. Las pensiones que actualmente pagan las AFPs están entre los 126 mil y los 170 mil pesos promedio, y eso corresponde a gente que se pensionó con anterioridad, es decir que ya traía el bono de reconocimiento del sistema antiguo. Todos los trabajadores nuevos que se jubilen en 10 ó 15 años más, y que hayan cotizado en promedio 30 mil pesos mensuales, que son un 70% de los trabajadores chilenos, están condenados a pensiones muy bajas, si uno le aplica una tasa promedio de 4% de rentabilidad anual, luego de treinta o cuarenta años, les da una cifra francamente miserable; alrededor de 14 millones y con esos “ahorros” francamente no le sirve para nada, pero lo que sí ocurrió es que ese trabajador estuvo depositando en un saco roto y los propietarios de las AFPs usaron esos recursos en su beneficio. Con los recursos de este trabajador pobre, ellos colocaron directores en las compañías, en las sociedad anónimas, cambiaron directorios, desarrollaron estrategias de producción del país, construyeron, con el predominio que instalan en todas las sociedades anónimas, un modelo de “desarrollo” que beneficia al capital transnacional, que pone la soberanía de nuestro país al servicio de los grandes grupos económicos, enajena y destruye fuerzas productivas.”
-Desde que comenzaron las pérdidas en los mercados bursátiles, las autoridades y los representantes de las AFPs han llamado a la calma y a no cambiarse de fondo, señalando que estas pérdidas son algo transitorio…
-“Eso siempre es posible señalarlo, que en algún momento las fuerzas puedan recuperarse, pero lo que hay que observar es la tendencia. La tendencia mundial va cada vez más a la destrucción de fuerzas productivas a nivel planetario producto de la concentración financiera, porque el sistema capitalista lo que hace es desarrollar áreas que son malignas para la sociedad, la industria del armamentismo, de la prostitución, de la pornografía, de la droga, esos son los sectores que se desarrollan en claro perjuicio de las personas. Cada vez más se va concentrando en menos manos la propiedad de grandes compañías, por lo tanto, la ruleta del sistema financiero cada vez hace más peligrosos darle estabilidad y garantías a estos fondos que transitan de un lugar a otro buscando tasas de rentabilidad mayor, pero finalmente, si uno entiende que el dinero no es más que la expresión fetichista de la producción, la tendencia es que esto no tiene perspectiva histórica, y por lo tanto, colocar los recursos de los trabajadores, que son la única garantía cuando se llega a viejo, en esta ruleta es exponerlo a un peligro histórico.
Pero además, no se puede tener confianza en esta gente que sin ningún argumento, sin ninguna seriedad señala que esto es transitorio, que hay que esperar, que hay que tener calma… El 2008 nos dijeron lo mismo y perdimos 28 mil millones de dólares. El año 2011, siguiendo esa lógica perdimos más de 1.900 millones de dólares producto de la incursión en una tienda de retail, La Polar, entonces, mañana podrían destaparse otros escándalos y nadie responde. El Estado debería garantizar una seguridad social que permita cubrir los gastos inherentes a la condición de trabajador, tanto en la vida activa como en la pasiva, es decir, tanto la salud como la pensión”.
-Si el 2008 se perdieron 28 mil millones de dólares… ¿se puede establecer cuánto se lleva de pérdida hasta el momento?
-“Esa cifra nunca se publica, algunos analistas han señalado que estamos por sobre los 40 mil millones de dólares de perdida total de los fondos. Es una cifra que no podemos precisar con exactitud porque habría que hacer un análisis mucho más profundo, ya que los ahorros están distribuidos en multifondos, con porcentajes distintos de rentabilidad y pérdidas. Pero nosotros pensamos que la pérdida es gigantesca, porque si el 2008 fue más de 28 mil millones de dólares, más los 1.900 millones de La Polar, ahí tenemos 30 mil millones dólares, o sea, a la fecha perfectamente se puede estar hablando de una cifra superior a los 40 mil millones de dólares, lo que significa en términos reales un poco más de un tercio del producto interno bruto (PIB)”.
-Siendo este un tema tan sensible que afecta a todos los trabajadores del país, a qué se debería la indiferencia que se percibe a nivel nacional… ¿Por qué los trabajadores no están en la calle exigiendo el término del robo de sus dineros?
-“Varias razones, la primera y quizá la más importante, es que los medios de comunicación no informan como es debido el flagelo que están cometiendo en contra de los propietarios de los fondos de pensiones. Ese es el primer motivo, pero lo segundo tiene que ver con un problema subjetivo, los trabajadores jóvenes ven este problema significativo, pero distante. La gran masa laboral de este país tiene otras prioridades que resolver como el empleo, las condiciones laborales y económicas, resolver el problema de la salud, que es muy grave, resolver el tema de la educación y la vivienda y, finalmente el tema de la jubilación. Si hay que jerarquizar, para el trabajador de 20 ó 30 años, la jubilación no está como su prioridad, tiene que resolver el problema de sus hijos, la educación, el problema habitacional, esos son los problemas urgentes y el hombre se mueve en función de las necesidades vitales y fundamentales que tiene en el momento, y eso lo saben perfectamente estos señores que se han apoderado de los ahorros de los trabajadores, y han hecho de esto un negocio donde el lucro aquí si que es perverso, es inmoral y hay que develarlo. Este sistema no puede seguir existiendo con la complacencia de los trabajadores.
Así como los estudiantes desencadenaron toda una ofensiva contra la educación lucrativa, el tema de las AFPs es mucho más razonable porque aquí se están apoderando de un tercio de nuestros ahorros de manera directa, pero además nos están generando pérdidas millonarias que hacen que los trabajadores al final del período terminen siendo trabajadores pobres asistidos por el Estado y estos señores se quedaron con toda la plata sin rendir cuentas a nadie. Eso es gravísimo”.
-¿Una de las razones de la poca respuesta de los trabajadores frente a esta injusticia pudiera ser la baja sindicalización?
-“Yo creo que tiene un efecto indirecto, colateral. El tema del sindicalismo responde a otra lógica, la crisis del sindicalismo tiene que ver con la corrupción tremenda por la que está atravesado y también porque el sindicalismo ha sido incapaz de comprender los fenómenos profundos de transformación que ha experimentado el trabajo en su forma de organización y cómo no lo ha comprendido no ha tenido respuesta para desarrollar una línea estratégica. Seguimos manejándonos con el mismo paradigma de la época fordista, de la era industrial, cosa que ha cambiado radicalmente, porque hoy día lo que determina el curso de las relaciones en el trabajo es la financiarización, y eso tiene complejidades que son mucho más profundas y complejas y que es necesario desentrañar, describir y generar una política hacia ese sector. Es decir, la mayor concentración de mano de obra en estos países emergentes esta fundamentalmente arraigado en el sector terciario, el sector servicios: finanzas, comercio, telecomunicaciones. No es la clase “obrera tradicional” que entendíamos, es decir, también lo es, pero su impacto en el sistema mundial es marginal respecto a la importancia que tiene, por ejemplo, el trabajador vinculado al sistema financiero”.
-Para hacer más efectiva esta campaña y multiplicar la demanda, ¿hay acercamientos a otras entidades gremiales?
-“La Confederación Bancaria ha venido trabajando en constituir una gran corriente sindical contra este abuso. Eso es tremendamente importante, tenemos que avanzar hacia eso. Hay expectativas de que esto pueda mejorar en beneficio de los trabajadores y para allá seguimos avanzando”.
-¿Cuál es la propuesta de movilización para los trabajadores?
-“Lo primero es un llamado a cambiarse al fondo E, lo que es transitorio, para no permitir que sigan especulando con los recursos de los trabajadores, pero lo fundamental es avanzar a la transformación total del sistema de ahorro forzoso privado que se vive en Chile, a un sistema que efectivamente responda a los criterios históricos de la seguridad social, que son la solidaridad, la universalidad, la no discriminación y que permita recoger un principio natural que es que los más jóvenes cubran a los más viejos, y no como ocurre hoy donde los viejos quedan en total desamparo una vez que cumplen con su vida útil y pasan al sector pasivo.
Por otro lado, Chile es el único país en el mundo donde los empleadores se desentienden completamente de la pensión de los trabajadores y de la salud. Lo que se quiere es un sistema de seguridad social donde el financiamiento tiene que ser compartido entre los empleadores, los trabajadores y el Estado. Eso es fundamental”.
Por Ana Muga

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